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VIDA COTIDIANA


Enviado por   •  2 de Diciembre de 2013  •  1.376 Palabras (6 Páginas)  •  222 Visitas

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VIDA COTIDIANA

La Interacción Simbólica se refiere a un proceso en el cual los humanos interactúan con símbolos para construir significados. Mediante las interacciones simbólicas adquirimos información e ideas, entendemos nuestras propias experiencias y las de los otros, compartimos sentimientos y conocemos a los demás. Sin símbolos nada de lo anterior podría ocurrir. Nuestro pensamiento y acción serían totalmente restringidos.

Dicha corriente surgió a partir del pragmatismo filosófico (de William James y Charles Peirce), ya que con William James, pero más concretamente con John Dewey y George Herbert Mead, el pragmatismo se define como una filosofía de la acción, y la acción que tiene lugar en la vida grupal es, de hecho, la interacción y por eso la sociedad humana consiste en gente ocupada en interaccionar .

Continuando con la exposición, el interaccionismo simbólico debe su nombre a Herbert Blumer (quien establecía dicha denominación para referirse a la psicología social y sociología generadas en la Escuela de Chicago durante el primer tercio de siglo) y, como contenido, posee una perspectiva que se basa en el pensamiento y los escritos de dicho personaje, H. Mead, y E. Cassirer. Pero también se encuentra influenciado por J. Dewey, W. Thomas y C. Cooley. Cada uno de estos autores se interesó por la interacción del hombre y cada uno de ellos reconoció que la interacción social es un proceso, pues tiene por esencia el intercambio comunicacional, además dieron a conocer la importancia que posee la comunicación simbólica en cualquier interacción significativa entre los seres humanos.

Como otro de sus aportes (en la Universidad de Chicago en 1890-1940), también se puede decir que las definiciones de las relaciones sociales son establecidas interactiva. A continuación voy a enfatizar en el personaje que tiene importancia en esta corriente filosófica: George Herbert Mead.

George Herbert Mead (EEUU, 1893-1931)

Estudió en Harvard filosofía y psicología, y fue discípulo de Wundt y Ebbinghaus, aunque Dilthey influyó sobre él en cuanto a concebir la psicología como ciencia del espíritu. También fue pragmatista, siguiendo la huella de W. James, y su postura se llamó conductismo social (según Morris) o interaccionismo simbólico (según Blumer).

Para Mead el individuo es un producto de la interacción entre el individuo y la sociedad, de la cual surge la “mente”. Mead plantea que la mente surge cuando se da la comunicación (la conversación de gestos significantes) y en la experiencia social de las personas.

Por otro lado, Mead dice que muchas de las acciones humanas se dan como respuesta a otras acciones del grupo, porque todo grupo tiene un sistema de signos que significan algo. Aquí es importante resaltar que los signos se pueden entender como elementos que representan otros elementos y que tienen dos categorías: las señales y los símbolos.

Una señal es algo que se refiere directamente a alguna cosa específica, porque cada señal establece un significado preciso y único.

Los símbolos son muy diferentes a las señales. Un símbolo es una designación arbitraria, ambigua y abstracta de algo -objeto, evento, personas, relación, condición o proceso-, porque tanto como las personas que los usan y las personas que los ven, lo pueden entender e interpretar de distintas maneras. Además, hay que tener en cuenta que los símbolos son abstractos y son usados para referir el mundo de cada persona y su percepción de las experiencias propias. Palabras como libertad, honor, fe y lealtad son bastante abstractas. Existen acciones concretas, eventos y objetos que estos términos representan, pero los mismos términos son más amplios que cualquier particularidad característica de estas acciones o eventos que representan.

Volviendo a Mead, tenemos que él propone una nueva y diferente concepción del “yo”. Tener un yo es poder hacer un objeto de uno mismo. No todo lo vivo puede poseer un “yo”. Para tenerlo es necesario poder interaccionar con uno mismo, hablar con uno mismo, comunicarse como si uno se saliera de sí y se pudiera observar como un objeto mas del mundo. Digo que no todo lo vivo puede tener un “yo” porque, por ejemplo, los animales no poseen la capacidad de cuestionarse ellos mismos ni de salirse de sí para verse como simples objetos.

Herbert Blumer, su discípulo, sintetizó los fundamentos del interaccionismo simbólico en tres puntos:

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