Monografia Deporte
pazguadaandrea2 de Julio de 2014
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En las últimas décadas una de las propuestas teóricas que más atractivo ha tenido para los especialistas de la educación física y el deporte ha sido la denominada "hipótesis de la variabilidad al practicar" de R. Schmidt (1975) (ver Ruiz, 1995).
Sus consecuencias parecen afectar, no sólo al aprendizaje motor sino, también, al aprendizaje deportivo infantil ya que "si uno de los factores importantes del desarrollo de la competencia motriz es la práctica, analizarla desde una vertiente diferente a la tradicionalmente estudiada, basada en la hipótesis de la especificidad, parece un asunto de gran interés para los especialistas en el deporte" La hipótesis de Schmidt (1975) fue radicalmente opuesta a la propuesta tradicional, ya que para la teoría del esquema la práctica abundante y variable era la vía más adecuada para favorecer el aprendizaje motor infantil.
Los diferentes estudios llevados hasta la fecha han obtenido resultados muy diferentes, apoyando la hipótesis en la mayoría de los casos, sobre todo en el tramo infantil (ver Ruiz, 1995). Este tipo de resultados, a pesar de sus controversias, sigue llevando a su autor, Schmidt a seguir destacando su papel en el aprendizaje:
" La práctica variable parece ser un poderoso factor del aprendizaje motor infantil" (Schmidt, 1988, pág. 394)
La observación de situaciones de juego infantil y de enseñanza de habilidades en la infancia nos manifiesta el importante papel de la práctica en la adquisición motriz y cómo también pueden ser argumento para poder explicar las diferencias evolutivas en el aprendizaje deportivo, al dotar a los sujetos de un mayor y menor conocimiento sobre las acciones (Ruiz, 1995).
Para Schmidt (1988) la práctica variable supone que los niños y niñas empleen sus recursos de procesamiento de la información para:
Reconocer las diferentes variaciones de la tarea en términos de semejanza o diferencia a lo previamente practicado.
Recuperar de su memoria prototipos o ejemplos de experiencias pasadas con sus correspondientes consecuencias sensoriales.
Decidir sobre el plan motor a llevar a cabo, especificando sus parámetros concretos en cada actuación.
Corregir el movimiento mientras lo está llevando a cabo o posteriormente, actualizando su plan motor.
Evaluar las consecuencias y efectos de su acción.
Poner al día y revisar el esquema motor de respuesta.
El aprendizaje deportivo supone la toma de contacto por parte del aprendiz con una mundo de acciones diferentes que deben ser ajustadas y adaptadas a las demandas de las numerosas y variables situaciones del juego.
Parece, por lo tanto necesario desarrollar una estructura de soporte (Bruner,1970) de características altamente genéricas que le permita al niño o niña adaptarse mejor a situaciones nuevas.
Estas reglas genéricas estarían probablemente referidas a aspectos tales como la trayectoria de los móviles, las posiciones en el campo de juego, las distancias desde las que se debe actuar, las formas de actuar sobre los objetos, las diferentes formas de llevar a cabo una acción o las posiciones de partida para la acción.
En este sentido nos unimos a Connolly (1970) cuando considera que un sistema que es sensible a sus propios productos incrementa ampliamente su flexibilidad y adaptabilidad, y en este sentido la práctica deportiva en situaciones donde los recursos cognitivos y motrices se ven reclamados de forma variable, es posible que capacite a los niños y niñas para adaptarse mejor a otras situaciones similares que la competición deportiva les presentará, es decir, que se favorezca el fenómeno de la transferencia y la adaptabilidad (Ripoll,1982).
Para los especialistas en la enseñanza deportiva la variabilidad no ha sido ajena, así para autores como Carrasco (1972) o Catteau y Garoff (1974) es necesario en el aprendizaje de los deportes considerar la variación de los contextos de práctica.
Pero, ¿Qué variables pueden ser variadas?. Para Bonnet(1983) se diversifica la enseñanza cuando se manipulan los parámetros materiales que influyen en la situación pedagógica, en función del objetivo previsto por el profesor.
Para este mismo autor el educador deportivo debe preocuparse de ofrecer una variedad de situaciones de práctica que favorezcan una " Pedagogía de la acción diversificada". En esta misma línea de pensamiento Whiting (1979) propuso la necesidad de que los niños fueran educados en la experimentación de trayectorias variadas como medio de prepararles para el aprendizaje de los deportes de balón:
" Sería necesario permitir a los más jóvenes experimentar un gran número de trayectorias de balón para que lleguen a conocer las características de éstas por su interacción repetida con pelotas en desplazamiento" (pág. 20).
Así, se desconoce qué cantidad de variaciones son aceptadas por el sistema cognitivo-motor infantil, qué organización de la práctica es la más adecuada en los diferentes momentos evolutivos o qué factores son los que más afectan el desarrollo de la competencia motriz infantil cuando son variados.
Para González Badillo (1991) en el contexto de un deporte cerrado como es la Halterofilia, la variabilidad se manifiesta cuando se " se introducen cambios constantes y oportunos en la estructura del movimiento a través de modificaciones de los distintos componentes del mismos: tareas, intensidades, volúmenes, frecuencias de entrenamiento, pausas, orden de las tareas, etc. " (pág. 103).
Pero tal vez la cuestión clave es establecer qué significa realmente variar. No es difícil imaginar que variar signifique para cualquier docente, modificar algún elemento de la situación o tarea. Para Schmidt (1988) variar las condiciones de práctica consiste en provocar nuevos parámetros de respuesta, conseguir que mediante dichas variaciones el sujeto tenga que adaptar su respuesta y establecer nuevos parámetros (velocidad, trayectoria, fuerza, etc.).
Si nos basamos en el significado tradicional del concepto de esquema motor, éste posee una estructura en la que se encuentran elementos invariantes y elementos variables dentro de un rango posible.
Así, por ejemplo, si el niño tiene que tirar con precisión a canasta, la estructura de la situación se mantiene estable ya que siempre existe un blanco (la canasta), unos balones a emplear, unas acciones posibles de emplear de antemano y un objetivo concreto que permite valorar el éxito.
También, existen elementos que pueden ser variados tales como los lugares desde donde se puede lanzar, las distancias, e incluso el tamaño, peso, color de los balones.
Para Barreiros (1991) es necesario analizar la variabilidad considerando 4 aspectos: 1) Condiciones espaciales de la tarea; 2) Condiciones temporales de la tarea; 3) Condiciones instrumentales; 4) Condiciones humanas.
La consideración de estas fuentes de variación permite el diseño de experiencias de aprendizaje deportivo que permitan explorar aspectos de la variabilidad al practicar que no han sido suficientemente aclarados por las investigaciones llevada a cabo hasta la fecha.
Se desconoce qué cantidad de variaciones son aceptadas por el sistema cognitivo-motor infantil, que organización de la práctica es la más adecuada en los diferentes momentos evolutivos y en las diferentes fases del aprendizaje deportivo o qué variaciones son las que más afectan el aprendizaje motor infantil.
Sin duda, dilucidar qué tipo de informaciones son las que mejor son asimiladas por el alumno o alumna en las sesiones de práctica variable dotaría a los docentes de insights sobre decisiones que en muchos casos se toman intuitivamente, ya que como indica McPherson y French (1991):"Según sea como se practique así serán los resultados"
En numerosos textos pedagógicos de amplia difusión entre los profesionales, se propone habitualmente la idea de que enriquecer y ofrecer experiencias múltiples y variables a los niños de edades infantiles es el procedimiento más adecuado de enseñanza de cualquier habilidad motriz.
El propio Documento Curricular Base, Educación Primaria de la actual Reforma Educativa Española, lo sugiere al tratar la Educación Física al exponer:
" La motricidad infantil no puede basarse en la mera repetición de movimientos con el objeto de lograr un proceso de automatización de los mismos que asegure una eficacia y rapidez en la ejecución, sino que debe plantearse una exploración de las propias posibilidades corporales que logre activar los mecanismos motores y cognitivos " (MEC, 1989, pág. 216).
Esta referencia en contra de la automatización a ultranza, conlleva implícitamente la noción de adaptabilidad y de una oferta variada de experiencias para cumplir este objetivo, de ahí nuestro interés por ver cómo se había plasmado en la literatura pedagógica.
Un estudio llevado a cabo por el autor destacó como los especialistas en educación física y deportiva hacían hincapié a la variabilidad al practicar, y lo concretaban en expresiones tales como: "Variación (12/25), Enriquecimiento o riqueza (2/25), alternancia (1/25), experimentación (2/25), creatividad
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