CONTABILIDAD
librana3217 de Marzo de 2013
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Del latín sincerĭtas, sinceridad es el modo de expresarse sin mentiras ni fingimientos. El término está asociado a la veracidad y la sencillez. Por ejemplo: “La sinceridad es un valor muy apreciado en esta empresa”, “El jugador volvió a hacer gala de su sinceridad y reconoció que está jugando por debajo de su nivel”, “Si hubieras hablado con sinceridad, María estaría contigo”.
La honestidad.
Ser honesto es ser real, auténtico, genuino. Ser deshonesto es ser falso, ficticio, impostado. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás. La deshonestidad no respeta a la persona en si misma ni a los demás. La honestidad tiñe la vida de apertura, confianza y sinceridad, y expresa la disposición de vivir en la luz. La deshonestidad busca la sombra, el encubrimiento, el ocultamiento. Es una disposición a vivir en la oscuridad.
La deshonestidad no tendría ningún papel en un mundo en que imperara la realidad y estuviera habitado por seres humanos plenamente conscientes. Desgraciadamente, debemos de convivir con la deshonestidad. Los humanos, abrigamos una variedad de tendencias e impulsos que no armonizan espontáneamente con la razón. Los seres humanos necesitan práctica y estudio para convertirse en personas benévolas en las que retomar la chispa divina de la que emergimos. En ese intento hacen muchas cosas que la prudencia les aconseja ocultar. Mentir es una “fácil” herramienta de ocultamiento y, cuando se emplea a menudo, pronto degenera en un vicio que arrastra hacia lo contrario.
La honestidad es de suma importancia. Toda actividad social, toda empresa humana que requiera una acción concertada, se atasca cuando la gente no es franca. La honestidad no consiste sólo en la franqueza, la capacidad de decir la verdad, sino en la honestidad del trabajo honesto por una paga honesta.
¿Cómo se cultiva la honestidad? Como la mayoría de las virtudes, conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: tomarla en serio.
Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida comunitaria. Pero se debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”.
Hay una gran diferencia entre tomar en serio la verdad y no dejarse pillar. Los padres a menudo decimos “que no te pille de nuevo”, y es comprensible, pero una vida buena y honesta es más que eso. El desarrollo moral no es un juego de “píllame si puedes”. Conviene concentrarse en lo que importa de verdad, la clase de persona que uno es, y la clase de persona que uno quiere ser.
No hay medias tintas con la honestidad.
La pregunta
Si el mundo entero fuera como tú (ni una pizca mejor),
si fuera igualmente puro y franco,
tan puro y franco como tú,
igualmente libre de malas intenciones,
de extorsiones y engaños,
de planes para burlar al prójimo,
de planes para engañar al prójimo,
de planes para aplaudir al desalmado...
¿sería mejor el mundo?
Si el mundo entero te siguiera (al pie de la letra)
¿sería un mundo más noble,
totalmente despojado
de engaños y falsías,
la malicia, el egoísmo y la lujuria
se borrarían bajo esa costra
que cubre el corazón humano?
Dime, si a ti te imitara,
¿sería mejor el mundo?
BUSCA LA VERDAD EN TI MISMO ANTES DE BUSCARLA EN LOS DEMÁS.
Desde ahí, uno empieza a entender la realidad de la honestidad.
Una mentira es una declaración realizada por alguien que sabe que es falsa en todo o en parte, esperando que los oyentes le crean, ocultando siempre la realidad en forma parcial o total. Una cierta oración puede ser una mentira si el interlocutor piensa que es falsa o que oculta parcialmente la verdad. En función de la definición, una mentira puede ser una falsedad genuina o una verdad selectiva, exagerar una verdad o incluso la verdad, si la intención es engañar o causar una acción en contra de los intereses del oyente. Las ficciones, aunque falsas, no se consideran mentiras. Mentir es decir una mentira. A las personas que dicen una mentira, especialmente a aquellas que las dicen frecuentemente, se las califica de mentirosas. Mentir implica un engaño intencionado y consciente. Tiene como sinónimos: embuste, bola, calumnia, coba o falacia.
Índice
• 1 Concepto
• 2 Moralidad de mentir
• 3 La diferencia entre mentir y bullshitting
• 4 La diferencia entre mentir y paparruchear (humbugging)
• 5 Tipos de mentiras
• 6 Paradojas relacionadas con la mentira
• 7 Detección de las mentiras y su abordaje psicológico
o 7.1 El polígrafo
o 7.2 Fármacos de la verdad
• 8 Psicología de la mentira
• 9 La mentira en la ficción
o 9.1 Personajes famosos
• 10 Véase también
• 11 Referencias
• 12 Enlaces externos
Concepto
También es mentira el acto de la simulación o el fingir. Por ejemplo: si alguien atropella a una persona y huye del lugar sin ser identificado y, después de un tiempo, regresa y se mezcla con los curiosos y finge indignación por lo ocurrido, está mintiendo a todos aquellos ante quienes simula o finge inocencia. En otras palabras, para mentir no se necesita decir palabra alguna.
Otra forma de mentira no verbal la constituye el hecho de hacerse pasar por discapacitado físico con el fin de obtener algún "favor" en provecho propio (limosnas, por ejemplo).
Moralidad de mentir
Artículo principal: Mentira piadosa.
Mentir está en contra de los cánones morales de muchas personas y está específicamente prohibido como pecado en muchas religiones. La tradición ética y los filósofos están divididos sobre si se puede permitir a veces una mentira (pero generalmente se posicionan en contra): Platón decía que sí, mientras que Aristóteles, san Agustín y Kant decían que nunca se puede permitir.
En función de las circunstancias, se entiende que mentir para proteger a personas de un opresor inmoral suele ser permisible. Es el caso, por ejemplo, de las víctimas de una guerra.
Mentir de una forma que intensifica un conflicto, en vez de atenuarlo, generalmente se considera el peor pecado.
Un mentiroso es una persona que tiene cierta tendencia a decir mentiras. La tolerancia de la gente con los mentirosos habitualmente es muy pequeña, y a menudo sólo se necesita que se sorprenda a alguien en una mentira para que se le asigne la etiqueta de mentiroso y se le pierda para siempre la confianza. Esto, por supuesto, es moderado por la importancia del hecho al que se refiera la mentira.
Una mentira graciosa, más comúnmente como bromear, engaño con propósito humorístico, cuando la falsedad se entiende, no se considera inmoral y es una práctica utilizada ampliamente por comediantes y humoristas.
El filósofo Leo Strauss acentuó la necesidad de mentir para ocultar una posición estratégica, o para ayudar a la diplomacia. Así lo hicieron también los representantes de la filosofía política, desde Maquiavelo hasta la "mentira noble" de Platón. [1]
Que las mentiras desaparezcan completamente del ámbito de la política, de la justicia, de la diplomacia, del periodismo y de otros muchos ámbitos de la vida social es algo virtualmente imposible, tal y como no pueden ser excluidas de las guerras que éstas mismas actividades, supuestamente, deberían prevenir.
La diferencia entre mentir y bullshitting
En su libro On Bullshit (2005), el filósofo de Princeton Harry Frankfurt sugiere que mentir y bullshitting (Asegurar algo sin saber su veracidad, decir sandeces) no es lo mismo. Un mentiroso se diferencia de una persona que dice la verdad en el hecho de que el mentiroso quiere esconder la verdad, mientras que el otro la quiere revelar. Un mentiroso debe tener siempre en cuenta la verdad para que al menos no se le vaya a escapar por accidente. Sin embargo, el bullshitter se muestra indiferente ante la verdad. A él no le importaría si, por casualidad, sus declaraciones llegaran a ser verdad.
Por ejemplo, un ladrón de bancos que niega el haber hecho un asalto es un mentiroso; en cambio, un vendedor de coches que, sin averiguarlo primero, le asegura a su cliente que el coche en venta tiene sólo 2.000 kilómetros de recorrido es considerado un bullshitter.
La diferencia entre mentir y paparruchear (humbugging)
Se diferencia de la mentira en que el emisor de la paparrucha da una versión tergiversada de sí mismo, mientras que la mentira tergiversa la realidad y también su estado de ánimo.
“ (…) su intención principal es dar al oyente una falsa impresión de lo que pasa por la mente del hablante.”
“(…) la creación de esa impresión es su principal objetivo y lo que le da sentido”
“El orador intenta que sus palabras transmitan una determinada impresión de sí mismo. (…) Lo que importa es lo que el público piense de él.”
Tipos de mentiras
Pese a que las mentiras estén mal vistas, se ve como algo normal considerar que hay mentiras peores que otras.
San Agustín distingue ocho tipos de mentiras: las mentiras en la enseñanza religiosa; las mentiras que hacen daño y no ayudan a nadie; las que hacen daño y sí ayudan a alguien;
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