Cambio climatico y contaminacion

Cambio climático y contaminación

Muchas personas en Chile se sorprenden de los cambios del clima sin pensar que ellos son parte del problema. Si no cambiamos nuestra forma de vida ahora, nuestros hijos heredarán un mundo en el que nadie querrá vivir.

Para comenzar, el cambio climático es definido como un cambio estable y duradero en el clima, en periodos que van desde décadas hasta millones de años. Puede ser un cambio en las condiciones climáticas o en la distribución de eventos climáticos extremos. Puede abarcar regiones específicas o toda la superficie terrestre. Este término en el contexto de la política ambiental se refiere a un aumento de las temperaturas por acciones de los humanos.

El cambio climático incluye el calentamiento global, que es el aumento gradual de la temperatura del océano y de la atmosfera de la tierra que hay en la actualidad, y que va en aumento. El calentamiento global se debe en su mayoría a la concentración de gases del efecto invernadero, que es un fenómeno en el cual componentes atmosféricos (tales como el vapor de agua, el dióxido de carbono, el metano, etc.) que tienen frecuencias moleculares vibratorias, absorben la radiación y la devuelven a la tierra, causando los aumentos de temperatura que mencioné antes.

El aumento de los gases del efecto invernadero se debe al abuso de los recursos naturales, como la quema de combustibles fósiles, la tala de árboles, la destrucción de bosques y ambientes naturales o la contaminación a los ecosistemas marinos.

Mucha gente sabe lo que es el calentamiento global y el cambio climático, pero no saben cómo les afecta (y como lo hará a sus hijos o nietos) que este problema siga en aumento.

Hoy ya vemos como aumentan las temperaturas y la frecuencia de las olas de calor, lo que aumenta la probabilidad de sequias y de incendios forestales, o también vemos como en invierno las lluvias son más fuertes en lugares donde generalmente no lo son. Todo esto puede ser peor, o mejor dicho, es seguro que será peor al paso que vamos. Las olas de calor serán más frecuentes y cobraran muchas vidas (más de lo que lo hacen hoy, por ejemplo en 2003 en Europa murieron 35.000 personas por el calor extremo). Esto también aumenta los problemas de la calidad del aire y la virulencia de enfermedades. Se calentará más aun el agua del océano, provocando que los huracanes sean más poderosos, que se sigan derritiendo glaciares y que los deshielos de ríos y lagos sean más tempranos.

Hay muchas más consecuencias que nombrar, pero creo que son innecesarias, ya que se entiende mi punto. Debemos cambiar ahora para tratar de mejorar el mundo en que vivimos, y en el que vivirán nuestros hijos y nietos.

Ya hay mucho daño que no se podrá revertir, y quizás no podremos frenar todo esto, pero podemos por lo menos hacerlo más lento, tratar de causar el menor daño posible. Personalmente, no quiero que mis hijos conozcan especies de animales solo por fotos en una lista de extintos, ni que solo oigan hablar de lo que son los glaciares. Para eso podemos hacer algo, podemos reducir nuestra huella de carbono (“la totalidad de gases de efecto invernadero emitidos por efecto directo o indirecto de un individuo, organización, evento o producto” Carbon trust, 2008). Por ejemplo, se puede reciclar, disminuir el desperdicio, los excesos, optimizar el uso de recursos, reutilizar objetos, etc. No es necesario que sean grandes cambios, porque si lo pensamos (utópicamente), si todo el mundo cambiara sus ampolletas por unas ahorradoras, aislara sus hogares, reutilizaran y reciclaran para disminuir la producción de basura y desechos, usaran con conciencia el agua y la electricidad, de seguro sería un gran cambio. Sé también que hay mucha gente que no hace nada al respecto porque creen que una persona no hace ningún cambio y que prácticamente se está solo en esto, pero no es asi, ya que hay muchas personas y organizaciones que informan y tratan de crear conciencia, además de tratados y leyes como por ejemplo; el Protocolo de Kioto sobre el cambio climático, el cual fue un tratado que hoy es ley, establece un reducción de las emisiones de dióxido de carbono de un 5% bajo las de 1990. En 2012 expiraba esta ley ya que se daba un plazo de una década a los países para cumplir sus metas, pero ese mismo año se extendió hasta 2020. También existe el reporte Stern, que fue publicado por el gobierno del reino unido en 2006, que recomendaba que el 2% del Producto Domestico Bruto fuera invertido en reducir las emisiones de CO2 y daba como conclusión que ante el cambio climático el actuar a tiempo tendría menos costos comparados con los costos de no hacer nada.

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