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Contabilidad

katherine201228 de Mayo de 2013

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I. CONTABILIDAD FINANCIERA

I.1. La contabilidad: Una presentación de información monetaria

La Contabilidad es la parte del sistema de información sobre la situación de la

empresa que a) registra, b) clasifica y c) resume sucesos traducibles a unidades

monetarias (ya ocurridos o que se estima que ocurrirán en el futuro).

Aunque es la única fuente de información en numerosas empresas, hay que

advertir una grave limitación en la aportada por la contabilidad: atiende solo a

acontecimientos expresables en unidades monetarias; y es evidente que éstos

pueden no ser, y de hecho no son, los más importantes de los que ocurren en las

organizaciones. No obstante, la dirección ha de estar pendiente de la información

contable. Es decir, la situación contable de la empresa debe ser una prioridad para

la persona de vértice en la empresa.

La traducción de sucesos a unidades monetarias se realiza aplicando un conjunto

de reglas que suelen denominarse principios contables generalmente aceptados,

que se expondrán más adelante y que van evolucionando en función del entorno de

los negocios. El empleo del adverbio “generalmente” indica que la aplicación de esos

principios no es siempre la más adecuada. En este caso, el contable debe explicar

las razones que ha tenido para abandonar la praxis habitual, que nunca debieran ser

la presentación de unos resultados menos malos de los obtenidos con dicha praxis.

Información contable para la dirección

La información contable debería tener dos características: objetividad y utilidad.

La objetividad se conseguiría si los principios contables utilizados condujeran, al

aplicarlos a una situación dada, a datos idénticos, con independencia de quien los

elaborara y de sus opiniones o deseos personales.

La utilidad se conseguiría si los principios contables empleados condujeran a la

elaboración de estados contables que proporcionen una ayuda eficaz para el trabajo

de la dirección.

A veces, las dos características se contraponen, así cuando los estados contables

se dirigen al exterior (accionistas, bancos, administración fiscal, etc.), es deseable

que estén elaborados con la máxima objetividad, pero pueden resultar poco útiles al

gerente. Por ejemplo, las empresas que cotizan en bolsa presentan los estados

contables del último ejercicio, y al seguir los criterios contables generalmente

admitidos, no se prestan a mucha manipulación (veremos que incluso en este caso

pueden “maquillarse”). En cambio el gerente puede estar más interesado en los

estados previstos para el ejercicio próximo, que estimarán las consecuencias de la

gestión aplicada en él, aunque ningún inversor en bolsa concederá mucho crédito a

lo presentado en unos estados contables previstos. También es probable que el GÚIA DE APOYO AL EMPRENDEDOR

“CONTABILIDAD DE GESTIÓN PARA DIRECTIVOS NO FINANCIEROS” Pag. 6 de 111

gerente esté interesado en otros datos que le ayuden en su trabajo pero sin

relevancia para las personas del exterior.

Una contabilidad destinada a informar al exterior se centra en la explicación del

pasado, debido a su énfasis en la objetividad (obsérvese que su función principal es

la de “rendir cuentas”, es decir, supervisar la gestión del negocio). Por ello, recibe el

nombre de contabilidad histórica o contabilidad financiera.

Para que la contabilidad sea además de un elemento de supervisión del gerente,

una ayuda para su trabajo, necesita lo siguiente (ver “contenido del trabajo de

gobierno de la empresa” en el Curso Básico de Dirección de empresas para

emprendedores):

1. Analizar el presente. Para ello le servirán los estados contables

pasados.

2. Diseñar el futuro, para lo cual ha de definir a que estados contables

quiere que llegue la empresa.

3. Prever las consecuencias que las acciones en que se concreta la

Gestión del Cambio tendrán en los futuros estados contables.

Así, el presupuesto (objetivo) de cobros y pagos del próximo ejercicio es mucho

menos aséptico que el del pasado, pero de mucha mayor utilidad.

Una contabilidad al servicio de la dirección se centra en la estimación del

futuro. Recibe diferentes nombres: Contabilidad de dirección, de gestión, analítica...

Como consecuencia de lo expuesto, la contabilidad financiera admite pocas

excepciones a los principios contables generalmente aceptados (piense el lector en

un inspector fiscal o un accionista como sus destinatarios). La contabilidad de

dirección puede tomarse muchas más libertades con dichos principios, pues al ser

de uso interno, se cumplirán o no en función de su utilidad para la gestión. Los

datos contables (denominados estados contables) sólo son conocidos por los

gestores y no sirven para su supervisión, sino para su autocontrol, como

ayuda en su trabajo.

Contabilidad financiera:

Explicación del pasado. Su objetivo es medir y supervisar resultados

pasados del negocio

Contabilidad de Gestión:

Estimación del futuro. Su objetivo es ayudar en la gestión del negocioGÚIA DE APOYO AL EMPRENDEDOR

“CONTABILIDAD DE GESTIÓN PARA DIRECTIVOS NO FINANCIEROS” Pag. 7 de 111

Principios contables del Plan General de Contabilidad Español

A continuación se muestran algunos de los principios generalmente aceptados

que recoge el PGC.

Principio de prudencia: Únicamente se contabilizarán los beneficios realizados a

la fecha de cierre del ejercicio. Por el contrario, los riesgos previsibles y las pérdidas

eventuales con origen en el ejercicio o en otro anterior, deberán contabilizarse tan

pronto sean conocidas. Por ejemplo, no pueden contabilizarse como ingresos del

ejercicio los que se prevean de la firma de un contrato realizado pero no ejecutado

en el mismo.

Principio de la empresa en funcionamiento: Se considerará que la empresa tiene

prácticamente duración ilimitada. En consecuencia el valor de la misma no se

establecerá como el de liquidación o enajenación.

Principio del precio de adquisición: Los bienes y derechos se contabilizarán por el

precio de adquisición o coste de producción.

Principio del devengo: La imputación de ingresos y gastos se hará en el

momento de producirse el intercambio de bienes o servicios que da lugar al registro

contable, no en el que se produzca la contraprestación monetaria. Por ejemplo, las

ventas se consideran realizadas en el momento en que se emite la factura, no en el

momento en que realmente se cobran y las compras lo son en el momento de

recibir la factura, no cuando la misma se paga.

El criterio opuesto al de devengo es el de caja, usado por el Estado en su

contabilidad. En este caso, las ventas se consideran hechas en el momento de su

cobro y las compras en el de su pago (obsérvese que el Estado no cumple con

unos de los principios de su Plan General de Contabilidad, la razón es simple: el

criterio de caja arroja menor déficit público contabilizado durante unos pocos

ejercicios a partir de su implantación, debido al hábito de pagar sus deudas con

gran demora).

Es una muestra de cómo se pueden manipular los resultados contables

cambiando los principios, lo que muestra la relatividad de los mismos. El Estado no

es el único en hacer estas “trampas“ contables para maquillar los resultados de la

gestión, ahí están los resultados conseguidos por financieros sin escrúpulos, cuyas

...

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