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Derecho Socialista


Enviado por   •  21 de Noviembre de 2012  •  3.792 Palabras (16 Páginas)  •  429 Visitas

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XXII. La transformación de plusvalor en capital.

Esta transformación, su empleo o reconversión en capital, es la “acumulación” de capital. Este proceso se da en una escala “ampliada” (o “progresiva”) que, en primer lugar, convierte las leyes de la propiedad en leyes de la “apropiación capitalista”. Veamos. El plusvalor es transformable en capital sólo porque el plusproducto contiene ya los elementos materiales del nuevo capital. Pero “el pluscapital nº 1”, que es ya simple plusvalor capitalizado, “reitera” la compra de fuerza de trabajo con una parte de ese pluscapital, y lo mismo ocurre con el “pluscapital nº 2” generado por el nuevo ciclo; hasta que, finalmente, “todo el valor de capital adelantado se transforma en plusvalor capitalizado”. Por consiguiente, bajo la “apariencia” de una relación de intercambio entre capitalista y obrero, se ve ahora su contenido: “el capitalista cambia sin cesar una parte del trabajo ajeno ya objetivado, del que se apropia constantemente sin equivalente, por una cantidad cada vez mayor de trabajo vivo ajeno”. Por tanto, la propiedad del capitalista aparece ahora como “el derecho a apropiarse de trabajo ajeno impago”, y se manifiesta para el obrero como “la imposibilidad de apropiarse de su propio producto”. Donde aparentemente había “identidad” entre propiedad y trabajo, lo que hay realmente es una “escisión”.

Los economistas clásicos, empezando por Smith y Ricardo, convierten “erróneamente” todo el plusvalor capitalizado en “mera conversión del mismo en fuerza de trabajo”, como si sólo existiera capital variable, cuando en realidad se distribuye entre éste y el nuevo capital constante. Pero peor aun es el dogma de la economía vulgar: la “teoría de la abstinencia” (Senior y otros). En realidad el plusvalor ni se consume íntegramente ni se acumula totalmente: una parte se consume como “rédito”, y la otra se acumula como capital. Como “capital personificado”, o “fanático de la valorización”, el capitalista constriñe a la humanidad a “producir por producir”, poniendo así las bases de una formación social “superior”. Además, la competencia, que se le impone como “ley coercitiva externa”, lo obliga a “expandir continuamente su capital para conservarlo”. Ambos impulsos le presentan su propio consumo como si fuera “un robo”, pero por otra parte se ve empujado al consumo y al disfrute de su riqueza: dos almas hay en su pecho, y una quiere divorciarse de la otra, se da en él un “conflicto fáustico entre el afán de acumular y el de disfrutar”. Se impone finalmente el primero, el imperativo de acumular; por eso, para los clásicos “el proletario sólo era una máquina destinada a producir plusvalor”, pero asimismo el capitalista no es sino otra “máquina dedicada a la transformación de ese plusvalor en pluscapital”. Sin embargo, los economistas burgueses quieren sacar provecho de esta “abstinencia” del disfrute sin caer en la cuenta de que “todo acto humano” puede concebirse como “abstinencia del acto contrario” (posteriormente, cita Marx a MacCulloch, que “patentó su ‘salario del trabajo pretérito’ mucho antes que Senior obtuviera la patente correspondiente al ‘salario de la abstinencia’”).

A continuación se examinan las “circunstancias que, independientemente de la división proporcional del plusvalor en capital y rédito, determinan el volumen de la acumulación”.

• La primera de ellas es el grado de explotación de la fuerza de trabajo. Marx arranca de lo siguiente: aunque en la teoría se supone que el precio de la fuerza de trabajo coincide con su valor, en la práctica hay una tendencia a hacerlo caer por debajo de éste, ya que, si los capitalistas critican su propio consumo, no pueden menos que considerar “superfluidades” muchos de los elementos que integran el consumo obrero, por lo que su objetivo y “misión histórica” es, por ejemplo en Inglaterra, “rebajar el salario inglés al nivel del francés” –de hecho, citando al Times, puntualiza: “No los salarios continentales, oh no, sino los salarios chinos: he ahí el objetivo que actualmente se ha fijado el capital”

• La segunda es la creciente productividad del trabajo, que permite aumentar la masa de bienes que entran en la parte consumida del plusvalor aunque no se modifique la tasa de plusvalor (y aunque aumente también el salario real). La tercera es el incremento de la “magnitud del capital adelantado” –y, aunque la magnitud esté dada, la fuerza de trabajo, la ciencia y la “tierra” (es decir, todos los bienes “naturales”) son “potencias elásticas del capital” que dan a éste un margen de actividad independiente de su magnitud. Y, por último, la “diferencia creciente entre el capital empleado y el consumido”.

• Finalmente, se analiza en este capítulo el “llamado fondo de trabajo”. Marx atribuye la supuesta “fijeza” de este fondo a Jeremy Bentham, Malthus y otros autores que lo usaron con finalidades “apologéticas”. De esa manera, lo convertían en una parte especial de la riqueza social. Pero Marx arguye que lo que es constante, en el sentido de técnicamente dada en cada momento, es la “masa de trabajo vivo” que ha de poner en movimiento los elementos del capital constante, pero “no el número de obreros que se requiere para poner en acción” esa masa de trabajo, ni tampoco el precio de su fuerza de trabajo. El objetivo de esta falsa teoría era argumentar que los obreros debían quedar al margen de la distribución de la producción social, salvo en situaciones excepcionalmente favorables.

XXIII. La ley general de la acumulación capitalista.

Este capítulo es de importancia decisiva. En él se investiga “la influencia del acrecentamiento del capital sobre la suerte de la clase obrera”, y se afirma que el factor más importante en esto es la “composición del capital” y sus cambios. Esta composición

puede concebirse como una relación “técnica” –la composición técnica–, o como una relación de valor – composición en valor–, pero Marx utiliza un tercer concepto para referirse a la “correlación” que hay entre ambas, de forma que denomina a la segunda, “en tanto se determina” por la primera y refleja sus variaciones, “composición orgánica del capital”, que es de la que se tratará aquí salvo advertencia expresa.

Ya hemos visto que la acumulación de capital es crecimiento del capital en un polo, pero es “aumento del proletariado” en el otro polo. Los clásicos erraban al suponer que todo el nuevo capital era capital variable, pero tenían clara la importancia del trabajo

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