Docencia Universitaria

Los factores personales que inciden en la práctica educativa docente.

Miguel Zabalza afirma que no es fácil ser docente universitario en la actualidad, considerando que existe una gran brecha que separa lo tradicional de lo postmoderno y ante ello, se debe ir ajustando el perfil del educador universitario, un perfil más adaptado y centrado en las necesidades y problemáticas actuales, en busca de la formación de profesionales competentes, en un ambiente enriquecedor y satisfactorio para todos los estamentos, donde las estrategias metodológicas se concreten en situaciones efectivas de enseñanza y aprendizaje, con la intervención justa y oportuna del profesor, en beneficio de los estudiantes.

Para que aquello se produzca depende en gran medida de las cualidades personales que el educador demuestre en el ejercicio de su profesión ya que “los profesores enseñan tanto por lo que saben como por lo que son” ( Zabalza, 70)

En el presente trabajo se expresan algunos factores personales del docente que inciden en su práctica universitaria.

En nuestros días nos enfrentamos a situaciones cada vez más cambiantes que influyen en la forma de pensar, actuar, trabajar y estudiar. Así vemos que en medio de ello, el docente universitario, además de ejercer en educación superior, también desempeña innumerables labores en el ámbito educativo en los turnos de trabajo que disponga, como así también se mantiene en constante capacitación y actualización, por lo que debe disponer de tiempo para acudir a cursos, clases y/o actividades similares. Todo ello presupone que los momentos destinados a la recreación, a compartir con los familiares y amigos, etc., son casi nulos o insuficientes.

Este desequilibrio entre el trabajo y la recreación, inevitablemente crea sentimientos de tensión e insatisfacción en el profesor, por lo que su desempeño y los bríos con que pudiera concretar su intervención pedagógica no reflejarían la realidad. Entonces, el profesor ya cansado, con el tiempo contado y con tensiones acumuladas, desarrolla sus clases de la manera que le resulte más cómoda y flexible posible considerando su estado emocional y no precisamente aquello con lo que sus estudiantes lograrían mejores procesos y resultados.

Asimismo, la constante actualización requiere una inversión económica por parte del docente, quien ya percibiendo un salario que en general considera injusto, parte de ello lo debe invertir nuevamente en su formación profesional y por consiguiente en su trabajo. Así se vuelve más ardua la tarea de alcanzar un buen nivel de satisfacción personal. “Esa satisfacción personal se nota mucho en el ejercicio docente “ (Zabalza, 72)

Por otra parte, no es muy común que en las universidades se consideren organismos encargados de monitorear el trabajo in situ del docente, que

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