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SIFRIDITITITA13 de Noviembre de 2013
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Hecho social
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Para otros usos de este término, véase hecho.
El hecho social es un concepto básico en la sociología y la antropología. Fue acuñado por el francés Émile Durkheim en su libro Las reglas del método sociológico (1895). Refiere a todo comportamiento o idea presente en un grupo social, sea respetado o no, y sea compartido o no.
Ésta es considerada como un todo que es mayor que la suma de las personas que la componen. A su vez, es recreada en mayor o menor medida por éstas, de manera que la mayoría la comparte y todos la conocen, entrando en la conformación de sus prácticas y de sus juicios morales sin que deba ser previamente discutido.
Émile Durkheim define hecho social como las maneras de obrar, sentir y vivir exteriores al individuo, que ejercen un poder coactivo sobre su conducta orientándola en todo su desarrollo. Emile Durkheim manifiesta en su concepto de hecho social cómo los caracteres culturales moldean a los sujetos y les predisponen a comportarse y pensar de una determinada manera, en concreto en función de los elementos culturales que el sujeto haya ido interiorizando a lo largo de su proceso de socialización, un proceso que durara toda su vida biológica y social. Se obtiene de esta clara relación el significado del hecho social por su claro condicionamiento de rasgos y actitudes culturales que influyen en el individuo tanto de forma consciente como de forma inconscientes y que le predisponen a actuar y pensar de una determinada manera.
Índice
[ocultar] 1 Características del hecho social
2 Ejemplo de hecho social
3 Acatamiento
4 Bibliografía
5 Véase también
Características del hecho social[editar código]
a) Exteriores: El hecho social, se da en sociedad o en grupo, no individual.
b) Coercitivos: El individuo se comporta conforme a las normas y reglas de la sociedad.
c) Colectivos: El hecho social es parte de la cultura de la sociedad.
Ejemplo de hecho social[editar código]
El ejemplo clásico es el momento del aplauso después de una representacion teatral: cada espectador sabe cuándo empezar a aplaudir (y en qué caso debe hacerlo, y las consecuencias de no hacerlo) sin necesidad de preguntar a los demás, de manera que el fenómeno se produce con notoria sincronicidad a partir de la uniformidad de cientos de fuentes particulares previamente aculturadas sobre ese hecho social. Desde este punto de vista, todas las facetas mayores de un grupo humano: su lengua, su religión, su moral y sus costumbres, son hechos sociales.
Acatamiento[editar código]
El resultado del no acatamiento a un hecho social es, en el fuero interno, un índice de fortaleza. La vigencia de ese elemento, dentro del acervo de los hechos sociales, conforma el conjunto cultural. A veces, el no acatamiento es un síntoma de la no pertenencia del individuo respecto del grupo social, lo que puede llevarlo incluso hasta el suicidio.
En las prácticas externas, el no acatamiento puede ser una causal de sanción que, dependiendo de la gravedad de la transgresión, considerada por ese grupo humano, puede ir desde una simple reprobación moral hasta la aplicación de castigos y sanciones penales. La gravedad está en relación directa con la importancia relativa del hecho social violado y su vigencia, asociado a un estado de decaimiento, estabilidad o ascensión.
QUÉ ENTENDEMOS POR MORAL?
Durante siglos, los filósofos se han preguntado por el sentido de la moral, planteándose si existía una facultad original innata para discernir entre el bien y el mal, o si, por el contrario, lo que llamamos moral no es mas que un conjunto de hábitos adquiridos. Hubo que esperar hasta el siglo XX para que el estudio de la moral pasara del terreno filosófico al de la investigación psicológica. Sin embargo, cien años de investigación empírica no han desembocado en un acuerdo sobre cuestiones fundamentales como las siguientes:
¿Es la moralidad una característica genuinamente humana?
Si la moralidad se define como la capacidad para juzgar los actos propios y ajenos como buenos o malos entonces se puede afirmar que solo los humanos tienen capacidad moral. Si se define como conjunto de hábitos y de conductas adecuadas a las normas (que evitan el castigo y buscan la recompensa), entonces no nada específica y exclusivamente humano en ello.
¿De donde surge el sentido del bien y del mal?
La psicología contemporánea explica la moralidad como resultado de algún tipo de proceso, ya sea de desarrollo o de aprendizaje.
¿Existe un genuino progreso moral con el desarrollo?
Aunque ningún psicólogo concibe la moral como algo que se adquiere de una vez por todas, el concepto de progreso moral difiere según el enfoque teórico.
¿Qué papel tienen las emociones en la moralidad?
Para algunos autores la verdadera esencia de la moralidad es la capacidad de sentir y expresar emociones, y no el juicio moral ni la conducta conforme a las normas sociales. Sin embargo, los psicólogos suelen coincidir en que las emociones desempeñan una función importante en el motor de la conducta moral.
¿Hay relación entre lo que la gente piensa que debe hacer y lo que hace realmente?
Algunas teorías presuponen una relación de dependencia entre la conducta y el juicio moral, otras sostienen que se trata de aspectos débilmente relacionados.
Siguiendo a Turiel, hemos clasificado las distintas teorías en dos grandes categorías: los enfoques no cognitivos y los enfoques cognitivo-evolutivos. Los primeros sostienen que la conducta socio-moral de la gente no depende de la razón ni de la reflexión, sino de procesos que están fuera de su control consciente. El psicoanálisis, el conductismo y las teorías del aprendizaje se encuentran dentro de este enfoque.
Por el contrario, para los enfoques cognitivo-evolutivos la esencia de la moralidad se encuentra en la capacidad de los sujetos para hacer juicios sobre el bien y el mal y atribuyen un importante papel al pensamiento y la razón. La teoría de Piaget y la de Kohlberg son las dos propuestas mas importantes dentro de este enfoque.
Los teóricos del aprendizaje que definen la moralidad como conducta adaptada a las normas, se interesan sobre todo por la conducta efectiva de los niños en situaciones diversas. Por su parte, los estudios basados en presupuestos psicoanalíticos se ocupan de identificar las emociones o los sentimientos que experimental el niño cuando se transgreden las normas, tales como la vergüenza o la culpa.
Los teóricos del enfoque cognitivo-evolutivo han estudiado sobre todo el razonamiento moral, es decir, los juicios que hacen los niños cuando se les plantean conflictos morales hipotéticos o reales.
Hay que decir que cada vez son menos los autores que polarizan su investigación exclusivamente hacia la conducta o hacia el razonamiento. En particular, los teóricos cognitivo-evolutivos abordan con creciente frecuencia el estudio conjunto del juicio y la conducta morales con el fin de analizar sus relaciones evolutivas.
PERSPECTIVAS NO COGNITIVAS DEL DESARROLLO MORAL
Teorías tan diferentes como el psicoanálisis de Freud, el conductismo y las teorías del aprendizaje adoptan una perspectiva no cognitiva del desarrollo moral. En todas estas teorías subyace una concepción dicotómica del sistema niño-sociedad cuyos intereses están en conflicto (el bien personal frente al bien social), por lo que la sociedad debe garantizar el orden social promoviendo al adhesión del niño a las normas de su comunidad. En suma, el control viene del medio social y se establece mediante reglas e instrucciones que dirigen la vida del individuo.
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EL PSICOANÁLISIS DE FREUD
Convencido de que la naturaleza humana está guiada por poderosos impulsos destructivos, Freud pensaba que la sociedad solo puede sobrevivir defendiéndose de ellos y protegiendo a las personas de la acción agresiva de otros miembros. Esa oposición entre los intereses egoístas y antisociales del individuo y los de la sociedad por preservarse es un elemento clave del pensamiento freudiano y su concepción moral.
Según Freud, en los primeros años de vida, el niño no tiene ningún control sobre sus impulsos y son los padres quienes deben ejercerlo, limitando las conductas negativas y promoviendo las positivas. Con el tiempo esta coerción dará paso a una progresiva internalización de las normas, a una entidad interna al propio niño que lo “vigile”. Es lo que Freud denominó Superyó, y explicó su surgimiento a partir de los intensos conflictos que se producen entre los impulsos sexuales y agresivos del niño, por un lado, y las crecientes exigencias del medio social, por otro. Freud destaca la importancia de la resolución del llamado conflicto de Edipo para el desarrollo de la conciencia moral.
Se puede decir que el conflicto de Edipo surge cuando el niño empieza a experimentar deseo sexual hacia el progenitor del sexo contrario a la vez que siente una intensa rivalidad hacia el del propio sexo. Pero no puede satisfacer ninguno de estos impulsos ya que la sociedad prohíbe el apego sexual a un miembro de la familia y exige
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