EL Concepto De Sociologia
bs0lis1 de Octubre de 2014
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El concepto de Sociología
La sociología, es el estudio sistemático del comportamiento social humano que tiene un método científico. Por lo general, éste se vincula con la sociedad o grupo de personas de un determinado espacio. Se centra en las relaciones sociales, cómo esas relaciones influyen en el comportamiento de las personas y cómo las sociedades, la suma total de esas relaciones, evolucionan y cambian.
La imaginación Sociológica.
Los sociólogos lo utilizan para intentar comprender el comportamiento social. Es una conciencia de la relación entre un individuo y la sociedad. Esa conciencia nos permite a todos (no sólo a los sociólogos) comprender las conexiones entre nuestros escenarios sociales y personales inmediatos y el mundo remoto e impersonal que nos rodea y contribuye a determinar nuestra identidad.
Un elemento clave de la imaginación sociológica es la capacidad para considerar la sociedad propia como lo haría alguien ajeno a la misma sin dejarnos llevar por las experiencias personales y los prejuicios culturales.
Ejemplo: “El divorcio” problema personal / más bien una preocupación social.
… La sociedad busca sobrevivir, ser feliz mediante el bienestar constante del individuo, es decir el bien común. La sociedad es un constante equilibrio entre miembros de un grupo para mantener la cohesión social.
Agentes de socialización.
Se activa mediante la aculturación (interiorizar las pautas sociales). Es un proceso dinámico que se dará toda la vida, lo cual el afecto juega un rol primordial porque en las relaciones sociales se mide el afecto. Concluye con un desarrollo de las características individuales como formador de la personalidad.
Estos agentes pueden ser: Familia – Escuela – Amigos – Medios de comunicación.
La teoría en Sociología
Es un conjunto de afirmaciones que buscan explicar problemas, acciones o comportamientos. Nos ayuda a ver las conexiones entre fenómenos aparentemente aislados.
Primero pensadores:
Comte: creía que para mejorar la sociedad se necesitaban una ciencia teórica de la sociedad y una investigación sistemática del comportamiento. Él acuñó el término sociología para referirse a la ciencia del comportamiento humano.
La ley de los tres estadios
1.- Teologico: En este estado los acontecimientos se explican de un modo muy elemental apelando a la voluntad de los dioses. En su primera fase, necesariamente teológica, todas nuestras especulaciones manifiestan espontáneamente una predilección característica por las cuestiones más insolubles, por los temas más inaccesibles a oda investigación decisiva. Por un contraste que en nuestros días debe parecer a primera vista explicable, pero que en el fondo está entonces en plena armonía con la verdadera situación inicial de nuestra inteligencia, en un tiempo en que la inteligencia humana está todavía por debajo de los más sencillos problemas científicos, busca el origen de todas las cosas, las causas esenciales, de los diversos fenómenos que la impresionan, y su modo fundamental de producción: en una palabra los conocimientos absolutos. Esta necesidad primitiva se ve naturalmente satisfecha, hasta donde lo exige situación tal, por toda clase de fenómenos a los que nosotros mismos producidos y que, comienzan por parecernos bastantes conocidos, según la intuición inmediata que los acompaña. Para comprender bien el espíritu puramente teológico, es indispensable echar una ojeada verdaderamente filosófica al conjunto de su marcha natural, a fin de poder apreciar su fundamental identidad bajo las tres formas principales que le son sucesivamente propias.
La más inmediata y la más pronunciada, constituye el fetichismo propiamente dicho, consistente en atribuir a todos los cuerpos exteriores una vida esencialmente análoga a la nuestra pero, casi siempre más enérgica, por su acción generalmente más poderosa. La adoración de los astros caracteriza el grado más elevado de esta primera fase teológica, que difiere, apenas del estado mental en que se quedan los animales superiores.
En su segunda fase esencial, que constituye el verdadero politeísmo, representa netamente la libre preponderancia especulativa de la imaginación. La filosofía inicial experimenta aquí la más profunda transformación que pueda registrarse en el conjunto de su destino real, en el destino que al fin, se retira la vida a los objetos a materiales, para ser misteriosamente trasladada a diversos seres ficticios, habitualmente invisibles, cuya activa y continua intervención pasa a ser la fuente directa de todos los fenómenos exteriores, e incluso, luego de los fenómenos humanos. La mayoría de nuestra especie no ha salido, aún de este estado que persiste hoy en la más numerosa de las tres razas, además en la parte adelantada de la raza negra y la atrasada de la raza blanca.
En la tercera fase teológica, el monoteísmo comienza la inevitable declinación de la filosofía, que sufre desde entonces, una rápida decadencia intelectual por una consecuencia espontánea de esa simplificación característica, en la que la razón viene a restringir cada vez más el dominio anterior de la imaginación, dejando gradualmente desarrollarse el sentimiento universal, de la sujeción necesaria de todos los fenómenos naturales a leyes invariables. Los más eminentes pensadores pueden comprobar su propia disposición natural al más ingenuo fetichismo, cuando las leyes reales se encuentran momentáneamente combinada con alguna pasión acentuada.
2.- Metafísico: La metafísica trata de explicar la naturaleza íntima de los seres, el origen y el destino de todas las cosas, el modo esencial de producción de todos los fenómenos, pero en lugar de operar con los agentes sobrenaturales, los reemplaza cada vez más por esas entidades o abstracciones personificadas cuyo uso, verdaderamente característico, ha permitido a menudo designarla con el término ontología. Hoy es fácil examinar tal manera de pensar, que todavía para los fenómenos complicados, presenta continuamente, hasta en las teorías más simples y menos atrasadas, tantas huellas apreciables de un largo dominio. La eficacia histórica de estas entidades resulta directamente del carácter equívoco, ya que en cada uno de estos seres metafísicos, el espíritu puede a voluntad, ver una verdadera emanación del poder sobrenatural, o bien una simple denominación abstracta del fenómeno considerado. Entonces ya no es la pura imaginación la que domina, sino que interviene en gran medida el razonamiento y se prepara confusamente al ejercicio verdaderamente científico.
Para comprender mejor, la eficacia histórica de los aparatos filosóficos, conviene reconocer que por su naturaleza, solo es espontáneamente capaz de una simple actividad crítica o disolvente, incluso mental, y con mayor razón social, sin que pueda nunca organizar nada que le sea propio.
La metafísica no es mas que una especie de teología gradualmente debilitada por simplificaciones disolventes que le quitan espontáneamente el poder directo de impedir el desarrollo especial de las concepciones positivas, aunque dejándole la actitud provisional para mantener un cierto ejercicio indispensable del espíritu de generalización, hasta que pueda por fin recibir mejor sustento. Por su carácter contradictorio, el régimen metafísico u ontológico se encuentra siempre en esa inevitable alternativa de tender a una vana restauración del estado teológico para satisfacer las condiciones del orden, o impulsar a una situación puramente negativa a fin de librarse del dominio opresor de la teología. Esta oscilación necesaria, existió incluso en lo relativo a los más simples, mientras duró su edad metafísica, en virtud de la impotencia orgánica propia siempre de semejante manera de filosofar. Puede considerarse, finalmente el estado metafísico como una especie de enfermedad crónica inherente por naturaleza a nuestra evolución mental, individual o colectiva, entra la infancia y la virilidad.
3.- TERCER ESTADO: ESTADO POSITIVO O REAL.
Esta larga sucesión de preámbulos necesarios conduce al fin nuestra inteligencia, gradualmente emancipada, a su estado definitivo de positividad racional, que debe quedar aquí caracterizada de una manera más especial que los dos estados preliminares. Una vez que tales ejercicios preparatorios han comprobado la inanidad radical de las explicaciones vagas y arbitrarias propias de la filosofía inicial, sea teológica, sea metafísica, el espíritu humano renuncia en lo sucesivo a las indagaciones absolutas que no convenían más que a su infancia, y circunscribe sus esfuerzos al dominio, a partir de entonces, rápidamente progresivo,
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