EL MEDICO FRENTE AL ABORTO
maria.lemusb25 de Agosto de 2013
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EL MÉDICO FRENTE AL ABORTO
El aborto desde hace muchos años ha sido un tema muy controvertido en muchos sectores de la sociedad, existe dos posiciones claramente definidas: los que ven el aborto como un acto aprobado moralmente en circunstancias específicas como: malformación del feto, cuando peligra la vida de la madre o en caso de embarazo producto de una violación, este grupo proabortistas está conformado por personas del común, profesionales, movimientos feministas, líderes políticos entro otros. Por otro lado existe el grupo que defiende a la vida sin condiciones y que está en contra de cualquier práctica de aborto independientemente de las circunstancias pues para este grupo de personas ante todo prima la vida y la dignidad humana especialmente de los no nacidos que no pueden defenderse, este grupo está conformado por movimientos eclesiales cristianos, católicos, profesionales y líderes políticos.
En los países donde se aprueba el aborto bajo condiciones específicas; El médico según sus creencias y su conciencia es libre de tomar la decisión de practicar o no el aborto, puesto que la constitución en el caso de Colombia protege la libertad religiosa y cada persona es libre de creer en lo que quiera y este pensamiento debe ser respetado, sin embargo en el juramento hipocrático el medico promete salvar vidas y no quitar vidas a los niños que sean producto de violaciones o que vengan con algún tipo de malformación, es por eso que El médico que por vocación está formado para defender la vida humana, si se vería obligado a realizar actos contra la persona, contradiciéndose a sí mismo y degradando la dignidad de la profesión, es claro también que muchos médicos ven este tipo de procedimientos como parte de su trabajo cotidiano y que deben realizarlo.
Otro dilema entre los médicos, científicos e investigadores es el momento en que se considera vida humana el feto en desarrollo, no obstante estudios científicos han concluido que Una vez formada esta nueva célula, producto de la unión del espermatozoide con el óvulo que posteriormente se dividirá, multiplicándose, implantándose en la mucosa endometrial del útero de la mujer, ya es una individualidad genética perfectamente establecida, que preside su propio destino siempre que se le deje evolucionar naturalmente en su medio apropiado: es ya, por lo tanto, un ser humano distinto de su propia madre.
Los que niegan que el embrión extraordinariamente joven es un ser humano, se han esforzado en utilizar un neologismo inútil: el término de “pre-embrión”. Inútil científicamente «porque antes del embrión solo hay un óvulo y un espermatozoide, y hasta que alguno de éstos no fecunda al primero, no existe un ser nuevo. Por lo tanto, no se puede hablar de pre-embrión porque, por definición, el embrión es la forma más joven de un ser. Pre-embrión no existe ni ha existido nunca»
.Como muy bien ha sido certificado por el Profesor Lejeune en su genial libro: “¿Qué es el embrión humano?”, a la edad de un mes, ese ser que de momento mide cuatro milímetros y medio, lleva una semana con un corazón que late, y tiene esbozados sus brazos, piernas, cabeza y cerebro. Al mes y medio, el mismo ser ha crecido considerablemente. ¡Ya mide tres centímetros! Mirándolo con mucho aumento se podrían distinguir en el pulpejo de sus dedos la matriz de sus huellas dactilares. Su sexo está definiéndose, pues la glándula genital ha evolucionado como un testículo si es varón o como un ovario si es una niña.
A los tres meses este ser humano diminuto, que todos hemos sido, si se le roza con un cabello su labio superior, vuelve la cabeza, cierra los puños, frunce las cejas, aprieta los labios, sonríe, abre la boca e ingiere un trago de líquido amniótico. A los cinco meses, se chupa el dedo como muchos de nosotros lo hemos hecho varios años después de nacidos. Luego, prosigue
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