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Ecosistema Urbano

Daniela_2926 de Agosto de 2014

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Origen y Desarrollo

El territorio ocupado por una sociedad humana se distingue por ecosistemas, a menudo artificiales, cuya acomodación refleja a la vez la naturaleza de la región y el trabajo de las personas.

El trabajo humano se basa, efectivamente, en la utilización de los recursos naturales irregularmente distribuidos en el espacio y que pueden cambiar con la estación del año; el hombre los recolecta, los transporta, los almacena, los modifica y los utiliza. Hay producción yconsumo.

Primeramente, el hombre vivió de la recolección y de la caza; luego se unió a plantas y animales a través de relaciones mutualistas: descubre y desarrolla la agricultura y la ganadería y tiende a establecerse. La localización de las residencias humanas responde a influencias del medio:

• Proximidad de los lugares de producción (pescadores en las orillas del mar, agricultores entre sus cultivos, leñadores en el bosque);

• Proximidad de las fuentes de agua y de combustible;

• Protección, etc.

El tipo primitivo de establecimiento es homogéneo: todos los habitantes producen y consumen lo que necesitan: economía de subsistencia. Las granjas, inicialmente aisladas, tienden a agruparse en aldeas y pueblos; la población es con frecuencia fija, sedentaria(aunque algunas poblaciones llamadas nómadas se desplazan con sus rebaños y enseres).

Aparecen entonces dos tipos distintos de parajes: el lugar de explotación de los recursos naturales (campos, canteras, minas...) y ellugar de utilización por los consumidores, o lugar de consumo. Estas partes se unen mediantes vías de comunicación que pueden transitar por una manufactura o lugar de transformación, donde se reúne un equipamiento más o menos completo.

Surge una organización económica que utiliza productores y consumidores y favorece el desarrollo de una vida urbana, en un centro cada vez más desarrollado en el que se crean servicios especiales, públicos o privados, para facilitar la vida de todos (casas comunales, almacenes, escuelas, hospitales, etc.).

Se desarrolla así un tipo de residencia heterogénea en la que diversos grupos de habitantes tienen distintas profesiones, y donde existen diversos tipos de instalaciones productivas; se desarrolla una economía de intercambio (de mercado), en un ambiente comercial.

La villa y la ciudad, ejemplos de este ecosistema urbano, pueden extenderse considerablemente, instaurándose una tal circulación de gentes y tales facilidades de transporte que apenas se puede hablar de régimen sedentario, sino más bien de régimen circulatorio.

Desde los tiempos más remotos, las relaciones "agrícolas" de las personas con la vegetación se refuerzan mediante relaciones psicointelectuales no menos importantes; la botánica y la medicina fueron largo tiempo confundidas. Para honrar a los dioses o a los muertos, o para apaciguarlos, se plantaban jardines o bosques sagrados, sin nada en común con huertos o vergeles, y en los que se rendía culto a las divinidades de los árboles, de los bosques y de las aguas.

El ambiente vegetal era también fuente de fantasía, de reflexión y de discusión; bosques y jardines, más o menos elaborados según las reglas y principios que variaron con las civilizaciones y los siglos, marcan toda la historia de la humanidad, de la que constituyen un arte mayor, que asocia los vegetales a la agricultura, la escultura, la hidráulica, etc.

Estos jardines son los antecesores de los parques y espacios verdes de las ciudades y metrópolis modernas.

Se observa entonces un rápido trasvase de la mano de obra del sector primario de producción de materias primas hacia el sector secundario de manufacturas de dichos materiales, y de ahí al sector terciario de servicios.

Considerando que el ciudadano tiene un deseo medio de desplazarse diariamente a pie unos diez minutos (1 km), se llega a la noción de una unidad óptima de ciudad circular inscrita en un cuadrado de 2 km de lado. Esta unidad tiene 50,000 habitantes (villa); pero cuando las fábricas, almacenes y oficinas se acumulan en su interior, la villa crece constantemente por migración centrípeta a partir de los campos, y paralelamente existe una pujante ola de migración centrífuga de las residencias hacia las zonas suburbanas periféricas.

Este crecimiento dialéctico de la ciudad por concentración y descentralización al mismo tiempo, lleva a una forma nueva de establecimiento humano: la metrópolis, que es un área urbana extensa con una ciudad central densa; su masa crítica parece ser de unos dos millones de habitantes.

Equística, ciencia del establecimiento de las poblaciones humanas

Para Doxiadis (Doxiadis, C.A.: Ekistics, An Introduction to the Science of Human Settlements, Hutchinson, 527 p. Londres, 1968), en la formación de los establecimientos humanos concurren cinco elementos: la naturaleza (clima, suelo, vegetación, fauna, recursos minerales, agua...) es el continente, el hombre es el contenido, que forma grupos sociales o sociedades, con estratificación social, desarrollo económico, salud y bienestar, cultura, educación. El grupo social crea, para protegerse, refugios o "cascarones" (casas, almacenes, escuelas, hospitales, industrias..) unidos por redes (distribución de agua o de electricidad, sistemas de transporte o de comunicación, alcantarillado...).

Una combinación bien equilibrada de dichos elementos representa una instalación lograda.

La ciencia de los fenómenos que condicionan el establecimiento humano ha sido llamada equística por Doxiadis. Se basa en cinco grandes principios, que desde siempre han guiado al hombre en la forma de sus establecimientos:

1. Maximación de los contactos potenciales con los elementos naturales (árboles y agua, por ejemplo), con las demás personas y con los trabajos humanos (edificios y carreteras).

2. Minimación del esfuerzo requerido para la realización de dichos contactos.

3. Optimación del espacio protector de las personas.

4. Optimación de la calidad de las relaciones entre la persona y su entorno. Este principio conduce al orden fisiológico y estético, e influye en la arquitectura y el arte.

5. Organización de los establecimientos para realizar una síntesis óptima de los cuatro principios anteriores; esta optimación depende del tiempo y del espacio, de las condiciones presentes y de la habilidad del hombre en realizar una síntesis. Cuando se ha terminado la creación de un sistema óptimo y armónico de paredes, techos, pisos, puertas y ventanas, que permite maximar los contactos potenciales (primer principio) empleando para ello un mínimo de energía (segundo principio), a la vez que permite el aislamiento (tercer principio) y establece las relaciones que se deseen con el entorno (cuarto principio), se puede hablar de un establecimiento humano logrado: el equlibrio entre el hombre y el medio que él ha construido queda instaurado.

Doxiadis considera que todo establecimiento humano puede ser clasificado, en función del número de habitantes, en unidades, siendo las principales:

• La persona

• El dormitorio

• El hogar familiar o vivienda

• El grupo de casas

• La ciudad tradicional

• La metrópolis

• La megalópolis

• La ciudad universal (ecumenópolis)

Es útil distinguir entre metrópolis y megalópolis. Mientras la metrópolis tiene una estructura derivada de un solo centro (mononuclear), la megalópolis es polinuclear, formada por la unión progresiva de ciudades próximas.

El nacimiento, crecimiento y desarrollo, y el declive de los distintos establecimientos humanos, dependen de la aplicación de 11 fuerzas equísticas.

1. Las fuerzas de la gravedad impulsan el establecimiento de los habitáculos en las partes más bajas y llanas del territorio.

2. Las fuerzas de la biología y

3. Las fuerzas de la fisiología hacen intervenir las cualidades biológicas y fisiológicas del hombre; actúan especialmente en los establecimientos primitivos y rurales.

4. Las fuerzas de la sociedad conducen a la concentración humana para realizar determinadas actividades en común (agrupación por oficios, por lugar de origen, etc.).

5. Las fuerzas del movimiento destacan la necesidad humana de desplazarse efectuando un esfuerzo mínimo, e introducen la noción de equidistancia en relación al tiempo.

6. Las fuerzas de seguridad resultan de la inquietud del hombre ante los peligros de todo tipo que le amenazan.

7. Las fuerzas de organización interna y

8. Las fuerzas de organización externa están ligadas con la necesidad general de los hombres (que se hacen políticos) de organizarlo todo (asociaciones o comités que se ocupan de los problemas más diversos).

9. Las fuerzas de crecimiento resultan de la necesidad que manifiesta el hombre de controlar y guiar el desarrollo de sus establecimientos, de modo que toda parte nueva se integre en el conjunto preexistente con un esfuerzo mínimo.

10. Las fuerzas de organización jerárquica traducen la voluntad del hombre oponiéndose al aumento de la entropía de los sistemas e impidiendo su desintegración.

11. Las fuerzas geográficas deciden la forma de los establecimientos.

La respectiva influencia de estas fuerzas actúa de modo distinto según la importancia del establecimiento; al ir de las unidades equísticas menores a las mayores, hay una disminución porcentual de las fuerzas derivadas de las dimensiones físicas del hombre y de su energía personal, y un aumento progresivo de las que derivan directamente de la naturaleza y que actúan como un sistema de desarrollo y de

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