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El Terrateniente, El Arrendador Y El Papel De La Renta De La Tierra En La Producción Capitalista


Enviado por   •  31 de Julio de 2021  •  Ensayos  •  1.709 Palabras (7 Páginas)  •  79 Visitas

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El Terrateniente, El Arrendador Y El Papel De La Renta De La Tierra En La Producción Capitalista.

Sánchez Trejo Víctor Manuel

En el modo de producción capitalista quien toma el papel de explotar la agricultura es el mismo capitalista que ya conocemos, únicamente se distingue por el elemento en el cual se encuentra invertido su capital y el trabajo puesto en movimiento por el mismo. Conocido como “arrendatario” este produce productos agrícolas de la misma manera que el capitalista industrial fabrica mercancías. Pero destaca un factor, “la tierra”, y como es que la forma de propiedad de la misma, es considerada una forma histórica, transmutada por la influencia del capital y del modo de producción capitalista.

Por forma de propiedad podemos entender, que la posesión de la tierra se presenta como una de las condiciones de producción para el productor y su propiedad como una condición ventajosa en el modo de producción capitalista. A los trabajadores del campo se les sustrae sus tierras y quedan subordinados bajo del manto del capitalista que explota la agricultura para obtener ganancias. Esta propiedad sobre la tierra crea un monopolio donde ciertas personas se adueñan de una proporción del planeta, donde pueden hacer un uso arbitrario sin una intervención externa. El uso de estas porciones depende de las condiciones económicas, independientes de la voluntad de aquellas personas, todo respaldado en la forma jurídica de la propiedad privada libre de la tierra, donde, como se mencionó, el propietario puede hacer uso del suelo como si fuera cualquier mercancía. Finalmente el monopolio de la propiedad de la tierra es una premisa histórica, y sigue siendo el fundamento permanente del modo capitalista de producción.

El modo de producción capitalista posee la facultad de transformar la agricultura, de un procedimiento empírico y mecánico, que está a cargo de un sector menos desarrollado de la sociedad, a un proceso con una implementación científica, dentro de las condiciones dadas con la propiedad privada, que libera la propiedad de la tierra separando el suelo, en cuanto condición de trabajo, del terrateniente para quien la tierra ya no representa otra cosa más que un impuesto en dinero que recauda, del capitalista industrial o arrendatario, gracias a su monopolio sobre la tierra. De esta manera el ser propietario de la tierra se convierte en una forma meramente económica, dejando atrás los procesos intrínsecos en la formación del valor.

Con esto el modelo de producción capitalista en la agricultura queda de la siguiente forma:

Los agricultores se convierten en trabajadores asalariados ocupados por un capitalista, el capitalista como arrendatario que se dedica a la agricultura e invierte su capital en este mismo, este arrendatario-capitalista le abonan al terrateniente (propietario de la tierra que es explotada) una cantidad de dinero fijada por un contrato en un plazo determinado, todo esto a cambio del permiso para emplear su capital para la producción agrícola. Se la abona por todo el tiempo durante el cual el terrateniente ha prestado por contrato el suelo al arrendatario, durante el cual lo ha alquilado, a la suma de dinero se le denomina “renta de la tierra” sin importar el fin para el cual se va hacer utilizada por el arrendatario. La renta del suelo es la forma en la cual se realiza económicamente la propiedad de la tierra, la forma en la cual se valoriza.

Se puede fijar capital en la tierra ya sea de forma transitoria o de forma permanente, tal es el caso de abono o químicos para el primero, como también, instalaciones hidráulicas, industriales o administrativas de un modo permanente. El interés por el capital incorporado a la tierra y por las mejoras que como instrumento de producción puede constituir una parte de la renta que le abona el arrendatario al terrateniente, pero no forma parte la renta de la tierra propiamente dicha que se abona por el uso de la tierra en cuanto tal, hállese ésta en su estado natural o esté cultivada. Las inversiones de capital, exigidas por los procesos de producción habituales en la agricultura, quedan a cargo del arrendatario sin excepción. Pero apenas ha expirado el tiempo de arrendamiento fijado por contrato, los gastos deben ser cubiertos por el terrateniente, por esta razón trata de abreviar el tiempo de arrendamiento todo lo posible. De celebrar un nuevo contrato de arrendamiento, el terrateniente añade a la renta propiamente dicha de la tierra el interés por el capital incorporado a la tierra, tanto si le alquila su suelo al mismo arrendatario que efectuara las mejoras, como si se lo alquila a algún otro. De ese modo, su renta se acrecienta; o bien, si quiere vender la tierra. El suelo ha mejorado, el capital incorporado a la tierra no le ha costado nada.

Este es dato desconocido acerca del papel que desempeña el terrateniente, su creciente enriquecimiento basado en el continuo incremento de sus rentas y del creciente valor dinerario de sus tierras con el progreso de la evolución económica, se adueñan del resultado producido, sin su participación proceso productivo.

Los arrendatarios al igual que el terrateniente saben que un buen sistema hidráulico, abundante abono y buen cultivo, junto con un incremento en el trabajo para laborar radicalmente la tierra, lograrán resultados maravillosos, tanto en el mejoramiento del suelo como en el acrecentamiento de la producción. Pero todo ello requiere un considerable desembolso, y los arrendatarios también saben muy bien que por mucho que mejoren la tierra o eleven su valor, a la larga serán los terratenientes quienes obtengan las principales ventajas de ello mediante una elevación de las rentas y un acrecentamiento del valor de la tierra.

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