El antropólogo George Foster
3w17Informe6 de Enero de 2013
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El antropólogo George Foster, descubrió que las economías campesinas “clásicas”, esto es, las comunidades agrícolas no industriales dentro de Naciones-Estado –en concreto estudió comunidades campesinas en el sur de Europa– se caracterizan por una determinada ideología o visión de mundo. Foster citó diversos casos etnográficos para ilustrar esta visión de mundo campesina, a la que denominó la imagen del bien limitado1.
En esta ideología, todo se percibe como finito: tierra, riqueza, salud, amor, amistad, honor, respeto, status, poder, influencia, seguridad. Al ver todo como escaso, los campesinos creen existe una reserva común, un fondo imaginario de todo aquello que tiene valor en su comunidad. En este sistema de ideas, los individuos sólo pueden descollar en algo porque se apropian de una parte mayor de la que les correspondería en términos proporcionales de esa especie de reserva común, lo que implica privar a otros de lo que sería su parte.
Los campesinos aceptan la riqueza diferencial que procede de fuera de la comunidad (por ejemplo el trabajo asalariado realizado fuera de la localidad) ya que resulta evidente que no ha supuesto extraer nada de la reserva común finita de carácter local. Los beneficios pueden proceder también de la pura suerte (por ejemplo la lotería). En todos estos casos la reserva de bienes de la comunidad permanece intacta.
En cualquier otro caso, las personas prósperas pueden verse forzadas a patrocinar ceremonias que reducen la riqueza diferencial. Los campesinos prósperos pueden convertirse en el blanco del chismorreo, la envidia, el ostracismo y la violencia física. Dadas tales respuestas, se intenta ocultar la buena fortuna: las ropas, casas y dieta, continúan como siempre.
Más aún, también se desconfía también de las personas que han tenido mala suerte y se hunden por debajo de la norma comunitaria, porque se piensa que envidian a todos los demás.
Según Foster, la imagen del bien limitado se desarrolla cuando las sociedades campesinas enfatizan la organización en familias nucleares, pero no cuando son importantes los grupos de filiación corporativos.
También señaló que la imagen del bien limitado es una respuesta a la posición subordinada de los campesinos dentro de una sociedad más amplia: cuando el acceso a la riqueza, el poder, y la influencia es más abierto, la imagen del bien limitado decae.
Es significativo que Foster estudiara comunidades del sur de Europa. España ha sido un país mayoritariamente campesino hasta bien entrado el siglo XX, como se suele decir, “hasta hace tres días”. Si nos rascan un poco, debajo de una bonita capa de habitantes de un país desarrollado, aparecen “restos ideológicos” que se manifiestan en nuestro comportamiento, que son muy semejantes a los descritos por Foster. Fundamentalmente estos restos de éticas anticuadas, que afloran a la superficie de vez en vez, derivan de dos ideologías que fueron dominantes es la España moderna: la hidalga y la campesina. Pero no nos vamos a extender en esto, no forma parte del artículo, simplemente es el marco en el que está inscrito el colectivo que queremos estudiar. Sólo quiero destacar que al funcionario, como al registrador de la propiedad o al ingeniero de telecomunicaciones, si se le somete a determinadas condiciones laborales, echará mano a una ideología que tiene en su acervo cultural, mucho más próxima de lo que su aspecto y comportamiento exterior aparenta.
En el análisis de Foster es muy importante el concepto de escasez. La razón de que la ideología campesina es como ha descrito es porque en el medio rural no había abundancia sino todo lo contrario, era una comunidad de subsistencia. El marco funcionarial es un contexto en el que también prima la escasez. Los sueldos, los recursos, los medios técnicos
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