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El desarrollo de la sexualidad


Enviado por   •  16 de Febrero de 2014  •  Tutoriales  •  5.097 Palabras (21 Páginas)  •  312 Visitas

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5. DESARROLLO DE LA SEXUALIDAD

Con el propósito de facilitar a las maestras y los maestros la consulta de este libro, hemos dividido el desarrollo de la sexualidad de acuerdo con las etapas escolares y concentrado las principales características que en cada una de esas etapas se presentan. Es pertinente recordar, por lo tanto, que el desarrollo sexual es un continuo y que sólo por atenernos a criterios de carácter práctico hemos podido establecer las siguientes fronteras temporales: de 4 a 6 años, de 7 a 12 y de 13 a 15. Estas etapas poseen la virtud didáctica de dar una idea del comportamiento promedio. Por eso mismo, no deben considerarse de manera rígida: las características de cada una de las etapas que vienen a continuación pueden, dentro de la normalidad, darse en los niños y en las niñas más temprano o más tarde.

5. 1. LA SEXUALIDAD EN PREESCOLAR (4 A 6 AÑOS)

Cuando los niños y las niñas llegan a preescolar se enfrentan con un mundo desconocido. Su mamá, su papá, sus hermanos o hermanas, el espacio familiar de su casa, sus juguetes, todos aquellos elementos con los que han venido relacionándose a lo largo de su corta vida, y que constituyen el universo donde se sienten seguros, quedan atrás, en casa. Ante la nueva situación, la conducta de cada infante será diferente, pues habrá quienes ya hayan conocido los jardines de niños, quienes estén acostumbrados a vivir medio día en la casa de la abuela o de algún familiar o amigo y, también, aquellos para quienes sea la primera vez que son dejados “solos en el mundo”. Las reacciones, como lo saben perfectamente las maestras de este ciclo educativo, son de muy diversa índole. Ahí comienza propiamente para los infantes otra etapa de su proceso de socialización: la escolaridad. Convivir con adultos y niños ajenos a la familia, aprender otros juegos, el abecé del conocimiento, tener, en suma, otras experiencias.

Para comprender mejor a los niños y a las niñas en esta etapa, hay que tener en cuenta el paradójicamente largo recorrido que han hecho desde su nacimiento; desde esa etapa llamada lactancia y que abarca hasta los doce meses de edad, pues, si cuando nacemos contamos únicamente con el llanto y los gestos para comunicarnos, a los cinco años de edad, niños y niñas disponen ya de un amplio vocabulario. Así también, los adelantos conquistados en el área motora entre el año de edad y los cuatro o cinco son sorprendentes: quienes al año apenas se atrevían a ensayar sus primeros pasos, a los cuatro corren y brincan con agilidad. Así, quienes durante la lactancia se llevaban todo a la boca para probarlo y conocerlo, a los cinco años, más bien, preguntan por todo.

Esta curiosidad, presente desde el nacimiento -como ya hemos visto en el capítulo correspondiente- y que ha sido en todas las épocas el motor de la historia humana, es la que hace que niños y niñas en preescolar pregunten acerca de todo a sus padres y maestros. No es extraño que una niña diga, por ejemplo: “¿Por qué mi hermanito y yo no somos iguales?” o “¿de dónde vienen los niños y adónde se van los que se mueren?”; ni que un niño pregunte: “¿Yo cómo nací?”.

En esta etapa la curiosidad está orientada hacia todo y, por supuesto, hacia el propio cuerpo y hacia el entorno. Son los años en que niños y niñas quieren saber por qué son diferentes unos de otras, cómo nacen los bebés, cómo son los adultos y, también, es la época en que comienzan las preguntas acerca de la vida sexual de los padres. Todas estas dudas son perfectamente naturales: surgen del desarrollo físico, intelectual y emocional, y habrán de responderse de la manera más sencilla y veraz, sin mentiras, sin pena, pues hay que entender que para ellos tales preguntas no tienen ninguna carga: son resultado de la curiosidad natural, de una curiosidad como la que sienten hacia cualquier otro asunto. Resolver las dudas infantiles acerca de la sexualidad, con la sencillez propia para estos años, permite que niños y niñas adopten frente a estos temas una actitud de sana naturalidad.

Para responder correctamente a las inquietudes de niños y niñas en materia sexual es decisiva la disposición que se adopta, pues según sea la actitud que el adulto tenga hacia la sexualidad y hacia sí mismo ofrecerá un ejemplo con el que los menores manejarán su propia sexualidad. Que los padres se muestren con naturalidad, empatía, cercanía, confianza y atención hacia lo que sus hijos plantean, permitirá promover una educación sexual positiva. Son los años en que, por virtud del desarrollo físico y emocional, como ya se ha dicho, niños y niñas tienden a tocar sus genitales: se están conociendo. Es muy importante que cuenten con la guía y la comprensión de sus padres, quienes necesitan saber que las sensaciones que sus hijos experimentan no los dañan.

El autoerotismo infantil existe y no tiene por qué ser reprimido ni castigado, debe encauzarse, haciendo que los pequeños comprendan el respeto a la intimidad y a los sentimientos de los demás. El autoerotismo es normal mientras no se convierta en la única forma de obtener satisfacciones, afectos o logros; si el menor deja de hacer otras cosas -jugar, aprender, relacionarse con los demás, salir- por entregarse al autoerotismo, ello es indicio de que vive angustiado o de que tiene algún problema que canaliza de ese modo. Conviene que un especialista lo atienda, pues seguramente estará necesitado de ayuda. El autoerotismo no es lo que causa la ansiedad, sino la ansiedad, ocasionada por muchas otras causas, es la que provoca la persistencia de esa conducta en algunos pequeños.

Si durante esta etapa en que los niños son preguntones, se da el caso de que alguno por timidez no pregunte, convendrá que los maestros sirvan de puente y sugieran a los padres que busquen la manera de plantear el tema en los momentos de convivencia familiar, durante la comida, por ejemplo. Si los padres hablan de matrimonio, de amor, de embarazo, de nacimiento, etcétera, crearán un ambiente de confianza en el que el pequeño sentirá que en su hogar se puede hablar de todo. Desde luego deberá hacerse de acuerdo con la edad de los pequeños y teniendo en cuenta las implicaciones de todo lo que se diga.

En esta etapa también pueden presentarse, en familias de tipo nuclear, tendencias de carácter sexual hacia los progenitores. Entre los 3 y los 5 años, hay un momento en el que algunos niños quieren a su mamá toda para ellos, y otro tanto ocurre con algunas niñas respecto de su papá. Frases como “me quiero casar contigo” o “quiero ser tu novia” son frecuentes en estos casos, igual que ciertas conductas de hostilidad hacia el progenitor del mismo sexo.

Ante esta situación, ambos padres habrán de ser cuidadosos:

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