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El problema en la clasificación de las ciencias, Estudio sobre la Filosofía Analítica y Circulo de Viena

byronrodriguezpEnsayo5 de Julio de 2022

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UNIVERSIDAD DE OCCIDENTE DE GUATEMALA

Extensión “Centro de Estudios de Posgrado Karl Popper”

AÑO 2022

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PRIMER SEMESTRE                                                                                                             “DOCTORADO EN POLÌTICA Y SEGURIDAD NACIONAL”

ENSAYO :

“TEMAS 6,7,8”.

AUTOR:

LICENCIADO:  RODRIGUEZ PALACIOS BYRON BLADIMIRO

Guatemala 20 de junio del 2022

  1. El problema en la clasificación de las ciencias:

La constante evolución que sufrió el mundo científico de los siglos XII y XII con el surgimiento y consolidación de centros universitarios más organizados, se vio acompañada de una gradual transformación del conocimiento que repercutió en una ampliación de lo que constituía el curriculum escolar, misma que a la fecha puede ser evidente y clara incluso en la educación y desarrollo de las ciencias en Guatemala.

La edad media heredó de la antigüedad no sólo el plan general de la ciencias, sino también una serie de textos que cimentaron las bases de un listado de saberes que conformaban el conocimiento científico, y todo lo que hasta el momento se conocía entorno al desarrollo de las propia ciencias, las nueve disciplinas que Varrón (127-116 a. C.) había establecido para la formación del hombre romano constituyeron la base del listado que posteriormente Marciano Capella repartió con algunos componentes de los dos grandes ciclos de la enseñanza medieval: siendo estos el trívium de la gramática y la dialéctica retórica, y el quadrivium geometría, aritmética, astrología y música.

Por lo cual se evidencio la herencia de un esquema en la antigüedad y la percepción de lo que entonces se conocía o se entendía como ciencia o sus elementos y componentes.

Se transmitió también una organización científica inspirada en varias obras de Aristóteles que entendía a la filosofía como una totalidad y a las ciencias como una partición de ésta. Se proponía una partición de la filosofía en lógica, teórica (física, matemática y filosofía primera o teología) y práctica (ética, económica y política). Hay aún otra división que los autores estoicos y neoplatónicos atribuyeron a Platón: filosofía racional (lógica), filosofía natural (o física) y filosofía moral (o ética).

“En su exposición del quadrivium, Alfonso aplica una sistematización conceptual basada en las nociones aristotélicas de accidente, movimiento y materia.47 El quadrivium, identificado con el concepto matemático de cantidad, se divide en dos partes: “quantia partida” y “quantia uñada”. La primera se divide a su vez en otras dos partes: una sin movimiento, que corresponde a la aritmética, y otra cuya “quantia departida” puede unirse a otras, la música. La geometría y la astronomía constituyen la segunda parte del quadrivium que define como “quantia uñada”, distinguida una de otra por la noción de movimiento que posee la segunda. Sobre estos saberes Alfonso coloca otros tres: metafísica, ética y física. Si bien es la metafísica la que se lleva la más alta consideración” (Baranda, 1995).

El conocimiento de las siete artes liberales constituyó la base de un esquema general para la formación escolar del hombre durante toda la edad media, aunque sufrió una serie de modificaciones a lo largo de los siglos que mezcló los diversos esquemas. Boecio en su comentario al Porfirio, profundamente influido por una mezcla de aristotelismo y platonismo, rescató la división de la filosofía en dos partes: teórica y práctica o especulativa y activa, dedicando poco espacio a la lógica.

Su influencia se reflejó en Casiodoro y en san Isidoro, quienes sumaron esta división al listado tradicional de las siete artes liberales. El tema de la clasificación de las ciencias atrajo el interés de san Isidoro, quien en reiteradas ocasiones se ocupó de él, transformándose en un buen ejemplo de síntesis de las diferentes tradiciones.                                  

En sus etimologías, ofrece dos listados de ciencias. uno, de neto corte tradicional, enumera las siete artes liberales: gramática, retórica, dialéctica, aritmética, música, geometría y astronomía presenta un listado de ciencias de carácter más renovador. Realiza una división tripartita de la filosofía en física, ética y lógica, dedicando preferente atención a ésta última. La lógica a su vez la divide en dos partes: inspectiva y actual. La inspectiva en natural, doctrinal y divinal.

La doctrinal, en cuatro: aritmética, música, geometría y astronomía. La actual, en moral, dispositiva y civil. La profunda diferencia de estas dos clasificaciones se llegó a pensar por parte del gran Manuel Díaz, que ambas se realizaron en momentos diversos de la vida de san Isidoro, pero que finalmente el maestro optó por conservarlas. Ambas divisiones las reitera en su Liber numerorum qui in sanctis scriptures occurrun., Por el contrario, en su Differentiarum, sive de propnetate sermonum libri dúo, abandona la más antigua, enmarcando la clasificación de ciencias en una problemática mayor: la de definición de sapientia.

Para lo anterior lo relaciona con los conceptos scientia y eloquentia, San Isidoro limita los términos scientia y eloquentia a conocimientos temporales; la sapientia, por el contrario, se ocupa de los conocimientos divinos y la asimila a lo que los antiguos llamaban philosophia.

“El pecado genésico obligó a que se hicieran dos tipos de leyes: unas divinas y otras humanas. Para estas últimas se necesitó que hubiera alguien que las hiciera respetar y para ello se instituyeron los reyes, situación por la que el mismo San Isidoro, establecía la gran relación entre scientia y eloquentia, y por lo que se puede considerar como uno de los primeros grandes pensadores de la historia que trajo a discusión la dificultad manifiesta de poder clasificar las ciencias”. (Wheisheppel, 1965).

Nuevamente y con el paso del tiempo se presenta una división tripartita de la filosofía en física, lógica y ética, esto a raíz de la aparición de los aportes de los grandes pensadores de la historia, mucho tiene que ver la búsqueda de la clasificación de las ciencias en la historia con el contenido ético y lógico que se puede plantear en razón del romanticismo que conllevan estos elementos, por ejemplo en un trabajo planteado por la Universidad de Bolonia en el año de 1890, se consideró que la física era una ciencia natural; la lógica, racional; la ética, moral y todo lo que esto derivaba entonces se configuraba como una división de ciencias, sin embargo lejos estaba de serlo si se analiza con detenimiento.

La física está compuesta por siete disciplinas: aritmética, geometría, música, astronomía, astrología, mecánica y medicina. La lógica consta de dialéctica y retórica; mientras que la ética se divide en cuatro principales virtudes: prudencia, justicia, fortaleza y templanza. Hasta mediados del siglo once predominó la división tripartita, según la común atribución a Platón, en física, lógica y ética, que provenía de los epicúreos y estoicos a través de Orígenes, san Agustín y san Isidoro.

A partir de la segunda mitad del siglo diez prevaleció la división aristotélica en física, matemática y teología recogida por Boecio y la tradición musulmana que Domingo Gundisalvo encontró en las obras de Al-Farabi. (Margrit, 1975),

A partir de entonces parece no haberse seguido un esquema fijo: fueron innúmeras las propuestas presentadas. Pero la renovación en éste como en otros aspectos vino de la mano de Alberto Magno (1206-1280) como introductor del aristotelismo que era etonces extraño a sus contemporáneos, Alberto comentó las obras del Estagirita y se compenetró con sus ideas.

Es por eso que en la concepción general de las ciencias rechazó como errónea la visión platónica que atribuía a las matemáticas la virtud de ser la única ciencia que pudiera explicar los fenómenos naturales y llevar al conocimiento de los fenómenos divinos. Para Alberto, las ciencias naturales eran un conocimiento autónomo con sus propios principios de investigación y no necesitaban de las matemáticas para solucionar sus problemas.

En su paráfrasis a la Metafísica (1265-1270) explica que el objeto de las ciencias matemáticas no es el estudio de una forma precedente, sino el de los números y medidas en forma abstracta. Reivindica el valor de la metafísica en el esquema general de las ciencias explicando que su objeto no es el conocimiento de Dios sino el de la verdad.

Así, sobre la base de este “nuevo” aristotelismo, se estableció un nuevo orden de materias: lógica, matemática, ciencias naturales, filosofía moral y metafísica, esta última como la suprema de todas ellas. La perspectiva de Alberto fue seguida por su discípulo santo Tomás de Aquino y acompañada de un acrecentamiento del saber y de las disciplinas que se enseñaban.

El conocimiento de las traducciones de las obras de Aristóteles que se realizaban en Salerno y Toledo hizo que quedaran insuficientes las antiguas clasificaciones y que se elaboraran otras nuevas donde entraran los nuevos conocimientos. La ética, la física y la historia, por ejemplo, que hasta el siglo XII no tenían sitio en el curriculum escolar, por lo que debían ser enseñadas en las lecciones de los profesores de gramática y retórica, contaron a partir de entonces con un lugar propio.

Otras, como por ejemplo la económica, que hasta entonces eran tan sólo un nombre en el conjunto de las ciencias, fueron desarrolladas a partir de los nuevos textos, desde el siglo X y durante la primera mitad del siglo XI hay una serie de datos que nos revelan el profundo cambio que se producía.

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