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Enviado por   •  20 de Abril de 2015  •  6.161 Palabras (25 Páginas)  •  198 Visitas

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UNIVERSIDAD CENTRAL DE VENEZUELA

FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES

ESCUELA DE ADMINISTRACIÓN Y CONTADURÍA

DEPARTAMENTO DE CIENCIAS ECONÓMICAS Y SOCIALES

CÁTEDRA DE GEOGRAFÍA

Lectura seleccionada

A continuación ofrecemos a nuestros alumnos una selección de lecturas vinculadas con la asignatura Geografía Económica

En esta oportunidad, con la anuencia del profesor Ramón Adolfo Tovar L., seleccionamos de su libro “Imagen geoeconómica de Venezuela” los planteamientos que ubican a la Geografía en el universo de la ciencias y, a Geografía Económica como una sus ramas destacadas.

El documento, escrito por primera vez en 1968, tiene, con las salvedades que imponen el tiempo y las condiciones históricas, plena vigencia en especial sus planteamientos vinculados la naturaleza y finalidad de la geografía y aquellos conectados a la geohistória venezolana.

Ramón A. Tovar

Imagen geoeconómica de Venezuela

VALENCIA 1985 EDITORES

Primera edición, 1968

Segunda edición, 1970

Tercera edición, 1974

Cuarta edición, 1977

Quinta edición, 1978

Sexta edición, 1980

Séptima edición, 1982

Octava edición, 1985

INTRODUCCIÓN

Hemos concebido esta publicación como un marco de referencia para uso múltiple y particularmente docente. Finalidad: ayudar a título de orientación, a los interesados en el estudio geoeconómico del país.

Dos objetivos fundamentales deben regir la ense¬ñanza de la Geografía Económica de Venezuela. .Primero: formar una conciencia clara y precisa acerca del campo de la Geografía Económica; Segundo: la toma de conciencia por parte de los alumnos, o interesados, de la situación geoeconómica de la Venezuela de nuestros días.

El primero: conciencia de lo que es la Geografía Económica, habilita para la comprensión de los fe-menos geoeconómicos de la época que vivimos. Nunca como ahora, puede pasarse el habitante de este planeta sin una clara conciencia de lo anterior. Hemos de subrayar el carácter geográfico; no confundirlo con el económico. Precisar que lo geográfico es distribución y localización con sus factores de explicación; lo económico es producción y consumo.

El olvido de este objetivo aclara la actitud de lo alumnos frente a los problemas geoeconómicos; poco interés que a ello le brindan, el calificativo de "pajonal" conque justicieramente definen esa amalgama de información mal concebida y peor organizada conque se pretende llenar el nombre de la asignatura. La omisión de definir lo geográfico articulada en los principios de extensión, geografía ge¬neral, conexión y causalidad; y oponer en su lugar productos de otras ciencias sociales y no sociales.

La falta de conciencia de lo geográfico que se inscribe en el sentido o plano horizontal y no en el vertical; por ello lo geográfico es cartografiable, factible de proponerse en áreas, esto es en su esencia: espacio. Otra omisión es la de su carácter diná¬mico; vale decir el principio de conexión por cuanto "no hay hechos aislados". Geografía es relaciones.

El segundo objetivo: Conciencia de la situación geoeconómica de la Venezuela de nuestros días, es el que justifica con propiedad la asignatura. La no consecución del mismo es suficiente para evaluar todo ese almacén de cosas que intoxican la mente del muchacho y con lo que se pretende cubrir un pro¬grama. Demás estaría destacar su inutilidad. Caemos así en el pecado que invade la enseñanza de nuestros días: ofrecer al joven una información inactual, des-provista de interés, sin consistencia por no corres¬ponderse con la realidad o el pan de cada día. Ha¬blamos de que se han operado cambios, pero nos conducimos en la cátedra como si nada hubiese ocu-rrido. Sabemos por los tantos medios de información colectiva de que nuestra civilización se fundamenta en el petróleo, pero en la cátedra se procede como si fuera tabú el tratamiento y denuncia del mundo geoeconómico del petróleo. Tendemos más a lo his-tórico que a lo geográfico cuando se pretende imprimirle un hilo conductor a lo que se administra. ¿Qué se logra?; introducir conceptos y conocimien¬tos fosilizados, cadáveres por seres vivos. A la hora de asumir una actitud unánime sobre una gestión vinculada a la referida actividad, no aparece; expli¬cación: ausencia de una conciencia clara de la rea¬lidad geoeconómica de la Venezuela de hoy.

La adquisición de esa conciencia implica que el interesado comprenda:

—la coexistencia de dos estructuras económicas, generalmente en conflictos: la agrícola tradicional con peso de la subsistencia; y la de inversión ca¬pitalista.

La primera, peso excluyente en el campo, producto de la economía agrícola ajustada al principio de extensión; la segunda en una minoría de centros o en espacios muy reducidos del territorio nacional, producto de la transferencia del ingreso fiscal pe¬trolero.

La primera con la ausencia del trabajo remunerado con dinero, o en su defecto con la presencia de sala¬rios muy bajos (de subsistencia) incapaz de conver¬tirse en un mercado interno para la industria nacio¬nal; la segunda con el predominio de oficios "no productivos", signados por sus bajas remuneraciones, ofrece así un mercado muy estrecho que frena la expansión industrial.

La primera bajo los efectos de una fuerte presión demográfica que se canaliza hacia la minoría de cen¬tros poblados donde impera la segunda.

La síntesis o equilibrio de esta situación conflictiva, amenazada constantemente con deterioros, sólo es posible gracias a la existencia de un estado rico por la movilización o extracción de los recursos del subsuelo. En otros términos, el estado cabalga sobre las dos estructuras pero no hay integración o autoali- mentación de los sectores. Situación ésta que denun¬cia el estado de subdesarrollo por que cruza el país. Los materiales que complementan esta publicación los ofrecemos con el propósito de contribuir con una enseñanza más activa y vigente, por tanto más productiva, de la Geografía Económica de Vene¬zuela; no excluye que otros sectores interesados en la problemática puedan auxiliarse con ellos.

La metodología elegida no coarta la capacidad de decisión de los docentes ni la gestión individual o colectiva de los alumnos. Perseguimos: explanar un campo o panorama de trabajo; concretamente se trata de un estímulo dirigido. Sin divorciarse de esta dirección específica, aspiramos que sirva también a todo aquel interesado en los asuntos del desarrollo económico del país. (1).

Graves desequilibrios regionales confronta la Ve¬nezuela actual; denunciar los factores que a ello con¬ducen es tarea del geógrafo; divulgarlos es el papel del docente. En cuanto a esto último, hay los que se pronuncian por un tratamiento regional de la geografía económica del país. No invalidamos esta aspiración pero ella no será posible sin una imagen coherente y dinámica del conjunto nacional. Ofrecer esa imagen con los materiales que hemos seleccio¬nado, es otro de nuestros propósitos; hemos

1- Los gráficos y cartogramas, se han reducido para que el docente lo asigne como actividad del alumno en la casa o en el aula. El apéndice se ofrece como un recurso más a juicio del educador.

limitado la emisión de juicios para no frenar la gestión y reflexión de los lectores.

La obra está ordenada en tres grandes secciones:

I) Enfoque de la Geografía como ciencia y ubicación de la Geografía Económica dentro de su campo;

II) Aspectos geoeconómicos de Venezuela: Marco físico; Población; Actividades económicas;

III) Si¬tuación del conjunto económico de la Región Vene¬zuela, articulada en la trilogía: Petróleo-Estado-Consumo Nacional.

Materiales para reflexionar sobre la Venezuela de nuestros días, definida por la contradicción geoeconómica siguiente:

la principal fuente de trabajo no es la principal fuente de riqueza; la principal fuente de riqueza no es la principal fuente de trabajo.

El Autor. Caracas, junio de 1968.

Al especialista fragmentario que fue el ideal de otro tiempo, oponed el del ideal contemporáneo, el hombre-todo de Goethe, capaz de sufrir y compren¬der la complejidad del mundo.

ANÍBAL PONCE

La Ciencia Geográficas; ubicación de la Geografía Económica

Las definiciones sobre geografía más admitidas y extendidas, se avienen a considerarla como una cien¬cia social. Todas reconocen como objeto el binomio Hombre-Medio; más exactamente estudia o se ocupa de "las relaciones del hombre con su medio am¬biente".

Esta formulación global evidencia el objeto geográ¬fico: ni el hombre en sí, ni el medio en sí; sino las relaciones que se establecen entre ambos tér¬minos de la ecuación.

Estas relaciones sólo tienen carácter geográfico cuando se las estima distribuidas en el espacio: Dis¬tribución Espacial (Principio de Extensión). La geo¬grafía es una ciencia social referida al espacio terres¬tre; más precisamente es una ciencia de la superficie terrestre.

Los recursos, bien del suelo o del subsuelo, no adquieren valor geográfico sino cuando son movili¬zados, explotados; debido a que el hombre es pro¬ductor porque es consumidor.

La división de la geografía en dos grandes direc¬ciones o ramas (Física y Humana) no establece sepa¬raciones u oposiciones irreconciliables. Responde a una organización metodológica del objeto, del campo geográfico, para su mejor estudio.

Idéntico a otras ciencias. Si en medicina existen pediatras, ginecólogos, cardiólogos, neurólogos, etc., no es en razón de una atomización de la unidad anatomo-fisiológica que es el Hombre. Al contrario es una delimitación organizada del campo para su mejor conocimiento y dominio. A nadie se le ocurrirá pensar que estas especialidades médicas obedecen a individualidades o entidades estancadas; se trata de facetas o caras de la misma unidad: el hombre como ser biológico.

En el campo geográfico, al geomorfólogo toca el estudio del medio físico o "natural"; y al geógrafo humano el del hombre como ser social. Cuando el geógrafo físico estudia el medio, no lo hace en fun¬ción del medio en sí mismo sino en función del que vive, habita, sobre ese espacio: el Hombre. No hay finalismo sino dirección fundamental metodológica derivada del objeto geográfico. Del mismo modo, cuando el geógrafo humano trabaja su campo, no se contrae a un ente abstracto sino que se proyecta sobre una realidad concreta en el espacio: Los gru¬pos humanos (la población) distribuidos en áreas a las que extraen beneficios. La clarificación an¬terior es necesaria; fundamenta la verdadera perspec¬tiva geográfica.

En lo geográfico no hay soluciones de continuidad entre lo físico y lo humano, lo que hay son rela¬ciones. La Geografía es ciencia de relaciones de los grupos humanos (población) con su marco físico o dominio humanizado; es una ciencia social y de síntesis.

La autonomía de la Geografía reside en una pers¬pectiva; no es una reelaboración de materiales pro¬ducidos por otras ciencias. Su individualidad descan¬sa en un objeto bien definido (relaciones sobre la superficie terrestre) con una metodología ajustada a ese objeto. La originalidad de la Geografía —asienta Max Sorre— no se funda en la naturaleza de los objetos que ella trata sino en la actitud mental que día implica. Su campo específico, nato, es la pobla¬ción distribuida sobre la superficie terrestre; de él se derivan las facetas que requieren -limitación y tratamiento particular; lo que no significa atomiza¬ción. Si tiene que auxiliarse con otras ciencias no implica que tenga que ceder a alguna de ellas. Es una ciencia de síntesis; es una actitud mental, pensante, frente a un objeto complejo.

El medio geográfico, en términos de extensión, puede ser todo el planeta, o bien un país, o una comarca. En el primero de" los casos se trabaja a escala mundial o planetaria, en los otros, a escala continental, comarcal, o más precisamente a escala regional. Los productos elaborados con el quehacer geográfico tienen necesariamente que ser revertidos a la realidad concreta y total que es la Tierra. Tanto en la primera escala como en la segunda, pesa una base de sustentación, una base de referencia inevi¬table: la superficie del planeta intervenida por los hombres agrupados, distribuidos y relacionados a lo 1 irgo y ancho de la misma. Por eso no hay sino una sola Geografía.

Fierre George advierte que en el mundo de con¬fusiones en que se vive y tantas las geografías de que se habla, un buen día terminaremos con una geografía de la Luna. En tal situación se desvir¬tuaría la ciencia geográfica porque desde su sentido etimológico se la ha considerado como ciencia de la Tierra. Tierra, astro del sistema planetario solar con una estructura física que la individualiza hasta ahora del resto. Pero esa estructura física (At-mósfera, Litosfera e Hidrosfera) comporta a su vez una organización típica de la vida y dentro de la misma se contabiliza al Hombre; los grupos huma¬nos organizados y estructurados en sociedad. Es el hombre, el elemento que le imprime, le da el acento geográfico a la superficie terrestre sobre la cual habita o existe. Al decir de Sófocles: "existen muchas formas de vida, extrañas y maravillosas, pero ninguna más extraña y maravillosa que el Hom¬bre!". Como lo señala el mentor de la geografía actual, profesor Paul Vidal de La Blache: ¿qué son minas, bosques, aguas, suelos, etc. (las riquezas que nos propone la naturaleza) sin la mano del hombre que las pone a su servicio?

El recurso o los recursos tienen un contexto hu¬mano, un contexto social. ¿Quien los clasifica, quien los valora, quien les asigna esa categoría?: la sociedad.

Cierto, la sociedad; pero la sociedad localizada en el espacio (superficie) y en el tiempo (actualidad). La Historia se articula en la dirección témporo-espacial; la Geografía en el espacio-temporal sin desen¬tenderse de la anterior. Hacerlo sería amputar al Hombre; sería desarraigarlo de su ser; sería conver¬tirlo en entelequia, o lo que es igual, en blanco de especulación que conduce a la indefinición, a la vaguedad, a la anticiencia.

Que algo sea y no sea al mismo tiempo, preocu¬paba a Parménides. No debe olvidarse; hoy encon¬traría la respuesta; se la daría científicamente la Geografía. Protágoras avanzó la solución: "el hom¬bre es la medida de todas las cosas...". Parménides descubrió como debía ser el pensamiento científico: sin contradicción. Protágoras nos señaló la meto¬dología.

Conocimiento al margen del hombre, no existe. Las cosas que nos rodean nos enseñan, nos educan; M. pero cuando las hemos estudiado; no antes. Lo que extraemos del conocimiento de las cosas tendrá validez cuando la hayamos estudiado científicamen-te: la limitación precisa del campo u objeto, v meto¬dología ajustada a ese objeto.

Los conocimientos envejecen; y en los tiempos actuales, muy aceleradamente. Lo que no envejece es la actitud pensante del hombre. Como el ave Fénix renace siempre refortalecida y rejuvenecida de las cenizas. Y el Hombre, de quien ella es atributo, como en el mito de Anteo, jadeante, y moribundo en manos del gigante, una vez que éste lo batía vio¬lentamente contra el suelo para ultimarlo, se in¬corporaba con nuevas y mejores fuerzas, más ro¬busto e imbatible; conducta del combatiente in-mortal.

A Parménides, genio del saber y del pensar, res¬petuosamente le diríamos que una cosa puede ser v no ser, sin dejar de ser al mismo tiempo. Su com¬patriota Protágoras señaló que el hombre es la me¬dida de todas las cosas; y otro europeo, Carlos Marx, descubrió que "toda ciencia sería superfina si la apariencia y la esencia de las cosas se confundieran".

Acá en mi país, Venezuela, existe un producto llamado petróleo. Para unos perfume; para otros tormento. Por centurias mis antepasados le evitaron, lo despreciaban; estas tierra de menes, así llaman los sitios donde fluye espontáneamente, no son bue¬nas para cultivar maíz. Otros hombres vinieron, de un país muy frío, y se emocionaron frente a este dios contemporáneo. Los míos no comprendieron suficientemente aquella euforia porque a nosotros no proporcionaba ningún beneficio; hemos dicho que las tierras de menes no son buenas para la siembra de maíz.

De esto hará apenas media centuria. Algo pare¬cido sucedió hace ya más de cuatro siglos. Vinieron entonces otros hombres de un país menos frío, quie¬nes para llegarse hasta nosotros, debían cruzar un mar, infinidad de veces mayor que el Egeo. Mis antepasados, cuando niños, jugaban con unas pepitas amarillas que llaman oro; sinceramente para la gente de mi raza no servían sino para eso, y adornarse. Son tan débiles que con ellas no es posible cazar ni el más infeliz de los paticos que viven en nuestros ríos y lagunas. Estos recién llegados también enlo¬quecieron. Al principio lo cambiaban por unas dagas muy fuertes con las cuales podía capturarse al más arisco chigüire. Magnífico negocio, sancionaron los viejos del Consejo de la Tribu; pero al no encontrar bastante, nos vino la desgracia. Esa época fue muy rural; un artista, César Rengifo, la ha representado en un mural del Centro "Simón Bolívar" de Caracas. Sin embargo, éstos no se fueron; se quedaron acá y sus hijos se mezclaron con nosotros, y nos han dejado muchas cosas buenas; entre otras la lengua con que hablamos y escribimos; base de nuestra etnia latinoamericana.

Podemos citar respetuosamente a Parménides, que una cosa puede ser y dejar de ser al mismo tiempo sin perder su identidad. Cuando pienso como él indica que debe hacerse en la ciencia, auxiliado con sus paisanos Protágoras y Marx, dentro de la Geografía estructurada científicamente por otros compatriotas suyos, los franceses, me siento en parte tranquilo sin dejar de experimentar algunas angus¬tias por lo que esa ciencia nos enseña sobre su problema.

Un franco, Max Sorre, nos ha legado un grave compromiso. Este sabio, la nueva síntesis en la dia¬léctica del saber geográfico, después de sesenta años de reflexiones sobre la materia, nos advierte que día a día "la geografía humana tiende a convertirse en la Geografía del Hombre".

La problemática se complica, si "existen muchas formas de vida, al decir de Sófocles, extrañas y ma¬ravillosas, ninguna más extraña y maravillosa que el Hombre". La geografía la inventaron y le pusieron nombre los griegos. Es la misma: Geo y Graphos. Lo que ha sucedido es que se ha ensanchado y enri¬quecido mucho, y ha terminado por ser la síntesis de otras ciencias

LA GEOGRAFÍA ECONÓMICA

La geografía económica es una subrama de la Geografía Humana. Lo que se dijo antes para la división general de la geografía en Física y Humana, podemos retomarlo para el caso de la geografía eco¬nómica.

Esta se contrae a la distribución (a la escala que se elija) en la superficie terrestre del hecho econó¬mico. Quiere decir, de la producción, de la distribu¬ción, el cambio y el consumo de bienes y servicios. Su eje o columna vertebral lo constituye el postu¬lado de que "el hombre es consumidor porque es productor" o lo que es lo mismo "se produce para consumir".

El hecho económico es un proceso con dos ex¬tremos: la Producción y el Consumo. Entre ambos se introducen los pasos intermedios de la Distribu¬ción y el Cambio.

La producción como lo indica su nombre, crea, genera, mercancías o bienes; el Consumo por el con¬trario los destruye, o usa. Tanto en el primero como en el último está presente una constante: el Tiempo. Tiempo no metafísico sino socio-económico; referido al espacio es Tiempo geográfico.

Unos bienes o productos se consumen más rápi¬damente que otros; por eso se ordenan en Bienes Durables y Bienes no Durables; o en bienes que se consumen a muy corto plazo y bienes que se con¬sumen a mediano o a largo plazo. Un producto alimenticio se consume y ha sido por tanto destruido; una máquina de escribir, una locomotora, un tractor, se usan y se destruyen muy lentamente o menos rápi¬damente que un jamón o un pan de maíz.

Idéntico al acto del consumo, ocurre con la pro¬ducción. Unos bienes o mercancías, exigen más o menos tiempo que otros para ser creados. Como tam¬bién unos oponen más o menos riesgos que otros para ser generados.

El tiempo, en términos geoeconómicos, adopta modalidades diferentes según la actividad económica. Un producto agrícola (del suelo) está sujeto a un ritmo derivado de las instancias del tiempo que difiere con el de un producto industrial. Siempre y cuando éste último no dependa de los primeros.

El que produce mercancías elaboradas con harina de maíz o de trigo, no puede indefectiblemente di¬vorciarse de los que cultivan tales cereales; y estos últimos aparecen fuertemente sujetos al ritmo de la naturaleza sin poder desentenderse, como tampoco los otros, del ritmo social: suficiente dinero para comprar o adquirir productos (desempleo o pleno / empleo) como del momento o época: mayor, menor o moderada necesidad del producto.

El calendario agrícola, el calendario industrial y el calendario del consumo están íntimamente relacionados dentro del contexto social, sin ser homo¬géneos ni en el año, ni el espacio terrestre.

El continente europeo, primer productor de Trigo en la Tierra es el primer consumidor. Como su producción regional no satisface las necesidades de uso, tiene que importar de otros lugares el cereal No porque las técnicas ni la ciencia agrícola europea sea incompetente o atrasada sino porque el trigo está sujeto al ritmo de la naturaleza y en particular al Clima.

No obstante el alto nivel europeo, su producción triguera no es suficiente; porque son fuertes con¬sumidores de trigo en Invierno (Zona Templada). No precisamente por el frío sino por ser cristianos o de cultura cristiana como también son los sovié¬ticos. De ahí que en Navidad (Diciembre) haya un aumento estacional en el consumo del trigo que no se compadece con el nivel de la producción. Si en el ritmo social del calendario de consumo europeo estuviese presente y dominante el de los musulma¬nes o el de los judíos, fuera de toda discusión que no se produciría ese aumento estacional en el consu¬mo del cereal.

Entendido que hablamos en tiempos de paz. En guerra los europeos se las han arreglado, bien o mal, con su situación regional. Por cierto que a Francia, enviaron excedentes de harina de maíz en los tiem¬pos críticos generados por la última guerra; como no sabían trabajar nuestra harina la ayuda no cubrió los objetivos planeados.

Los productos agrícolas (cultivos, cría, pesca, caza o explotación del bosque) están sujetos a un ritmo bio-fisiológico. Las vacas no producen siempre leche, y sus crios llevan una vida intrauterina inevitable de nueve meses y diez días. Igualmente, éstos para ser objeto de la obtención de carnes suficiente, deben madurar por un tiempo no menor de tres años y generalmente de cinco años. Entretanto consumen pastos naturales o cultivados u otras plantas forra¬jeras. Los conejos y las aves consumen menos tiempo; por eso su papel de complemento (ganadería menor) dentro del volumen de producción, de la ganadería mayor.

Conviene recordar igualmente que por ser subs¬tancias orgánicas de primera mano, se descomponen. Unas más rápidamente que otras. Hay las que re¬sisten por más tiempo tanto el almacenamiento como e! transporte a larga distancia, y las que no; o sea las putrecibles, como también las intermedias.

Granos secos (cereales o leguminosas), café, ca¬cao, avellanas, nueces, cocos, entre los primeros; flores, hortalizas, carnes, entre las segundas; algunas raíces y tubérculos, frutas carnosas o pulposas, entre las últimas. Su presencia en el espacio es fácil de reconocer directa o indirectamente. El desarrollo de las industrias alimenticias busca amortiguar las con¬secuencias de la descomposición como las de los excedentes de productos agrícolas.

Los productos industriales como los de las activi¬dades extractivas (minerales o combustibles) no su¬fren con igual intensidad el influjo del ritmo natural. I :,\ hombre procura cubrirlos al maximun, de esta acción. Pero no escapan al ritmo social. ¿Qué se hace con producir muchos calzados, máquinas de es¬cribir, automóviles, televisores, útiles de cocina, si no hay suficientes compradores (no decimos consu¬midores), o sea personas con los medios y dineros necesarios para adquirirlos?

Los productos industriales como los agrícolas están estrechamente relacionados con el tiempo tanto na¬tural como social. Para fines del verano y comienzos del otoño, hay mucho movimiento en los puertos petroleros. Es la demanda del aceite pesado (fuel) que consumirán las instalaciones de calefacción en los hogares de los hombres residentes en las zonas templada y fría del hemisferio norte. La paz social de los obreros venezolanos y del Medio Oriente, garantiza la paz social y el regocijo de los hermanos en especie de las regiones heladas y semiheladas.

Las actividades industriales, las extractivas y las agrícolas crean productos. Por eso se las define como actividades productivas. Pero hemos dicho que el hombre produce porque consume. A ésto último obedece la existencia de otras actividades económi-cas; las que descansan sobre los pasos intermedios de la distribución y el cambio que se capitalizan directa o indirectamente en el Comercio y sus cola¬terales o afines. Estas contribuyen a servir o sim¬plemente sirven productos; de allí el término global de actividades de Servicios. No crean, no generan productos sino que los sirven.

A lo anterior obedece que las actividades econó¬micas se organicen en Productivas y no Productivas. Según las mercancías sean materias primas o materias elaboradas, la población activa o económicamente activa vinculada con las actividades económicas, se organiza en sectores denominados: Primario (Mate¬rias Primas, agrícolas o mineras), Secundario (In-dustrias), que son las productivas; y Terciario, no productivo, de manera global, relacionado con la actividad de servir directa o indirectamente los pro¬ductos creados por los otros sectores.

Hay una constante tanto en la producción como en la distribución para el consumo. Constante que no se divorcia del Tiempo; y sin la cual no sería posible ninguna de ellas; es el Trabajo del Hombre.Trabajo es el principal valor de la Sociedad. Produc¬ción, distribución, cambio y consumo forman una unidad indestructible, donde la producción es el hecho fundamental; pero todas reposan u obedecen al trabajo humano.

El producto o mercancía es una síntesis de Trabajo y Recursos. Cultivos sin tierra, ganado sin pastos, industrias sin minas u otros insumes, no es posible. Pero tierras, pastos, minas, instalaciones industria¬les, sin hombres no son sino valores potenciales o/ virtuales.

Recordemos las "Almas Muertas" de Gogol. El' personaje central es la Nobleza arruinada en la época del zarismo. Estos nobles con tierras de dis¬cutible calidad pero sin siervos (fuerza trabajo) compraban los registros de siervos fallecidos y se los asignaban a sus propiedades terrícolas como si en verdad existieran. Tierras sin hombres no es riqueza; he ahí el profundo sentido y el mensaje de dilatado humanismo en la prosa cruda y tajante de Gogol.

Por eso, recursos naturales como instalaciones inventadas o creadas por los hombres, para producir no son sino condiciones de producción; en opo¬sición a los Hombres, grupos humanos, población que se capitalizan en los llamados factores de la producción. Factor, del latín Factum: hecho o realidad concreta.

Dentro de los factores de la producción el más importante es la constante trabajo; acción del hom¬bre sobre los recursos tanto naturales como cultu¬rales. Producimos porque Trabajamos.

PRODUCCIÓN DE SUBSISTENCIA Y PRO¬DUCCIÓN DE MERCADO

Sin discutir las modalidades del medio (campo de la geografía física), en las relaciones primarias que se establecen entre el grupo humano y su medio, se contabilizan las de orden o carácter económico.

La primera instancia de todo ser vivo es alimen¬tarse; alimentarse para asimilar y subsistir. El hom¬bre, en efecto, tiene que valerse de lo que le pro¬porciona el ambiente; bien por la vía espontánea de la dinámica fisiográfica o natural, o bien por la acción o intervención mediante su trabajo produc¬tivo.

La historia nos impone acerca de la evolución experimentada por los grupos 'humanos desde los tiempos prehistóricos hasta nuestros días. Los gru¬pos humanos, sean nómadas o sedentarios, disponen de un área en la cual se desplazan o residen. No hay grupo humano sin su área.

Los grupos humanos se sirven de los recursos que le proporciona el ambiente de su área¡^surgen así las relaciones primarias o relaciones con el sitio. En las economías de tipo primitivo, cerradas o de subsistencia, los hombres consumen lo que produ¬cen dentro de los límites de sus áreas.

Al correr del tiempo, aparecen los intercambios de productos entre grupos diferentes; la economía tiende a especializarse, y a las primeras relaciones o de sitio, se suman o añaden las relaciones de sitio a sitio, o sea las interregionales. Las relaciones se hacen más extensas y a la vez más complejas; tanto en el espacio como en el tiempo. Conjuntamente con estas se inscriben las actividades comerciales.

El intercambio de productos estimula y especia¬liza las relaciones dentro del mismo grupo individua¬lizado como también las de los grupos entre sí. Los excedentes de producción se llevan a las áreas que no lo producen o no disponen en cantidades suficientes del mismo. La subsistencia no desapa¬rece, sino que se complementa con los intercambios.

La demanda así generada, influye en la estimación de los productos; unos son más solicitados, por necesarios o deseados, que otros; he acá la base de la valoración que culmina en el dinero como moneda, dentro de las economías de intercambio o de mer-cados. La moneda es el producto cultural síntesis del trabajo. Agiliza o le imprime flexibilidad al "Cambio" tanto en el espacio como en el tiempo; se puede atesorar sin los riesgos de descomposición de los productos. Su ámbito o campo de cobertura es más amplio. Se puede usar de inmediato o a posteriori; mercado, dinero y poder adquisitivo son una misma cosa: trabajo.

Conjuntamente se opera la especialización del trabajo dentro del grupo humano; surgen profesio¬nes u oficios referidos a las actividades que generan y sirven productos: Población activa, estructurada en sectores productivos y no productivos. Con sus grados, así se mantuvo la economía" mundial hasta finales del siglo XVIII. El peso de los productos agrícolas y de manufacturas de tipo artesanal, cu¬brieron el volumen físico y el valor del movimiento comercial. Su intensidad comparada con la actual, es de poca significación. El transporte, sus medios y vías, como las distancias, le imprimen un carácter muy restringido. Las técnicas y los progresos en la tracción sanguínea como en la construcción de rutas y pavimentos, no aseguraban sino radios muy li¬mitados.

Con la llamada revolución industrial, finales del siglo XVIII y pleno siglo XIX, se experimenta un viraje en la ecuación. Nuevos productos se incorpo¬ran al movimiento comercial y preñan las bodegas de los buques como los vagones de los ferrocarriles. Es el comercio de las materias primas (agrícolas y minerales) que absorben los grandes centros de con¬sumo y procesamiento industrial. Hasta la nave se especializa: buque cisterna, buque carbonero, cargos, buques cavas o frigoríficos, buques graneros, buques de pasajeros y mixtos; recientemente se ha incorpo¬rado la navegación aérea.

El espacio mundial de nuestros días, aparece, en todos los niveles, como el espacio intercomunicado; por tierra, agua, aire, y por las ondas hertzianas y sus derivadas: comunicación de la palabra y la ima gen sin conductor; su base, la telegrafía sin hilos o inalámbrica.

Nuestro espacio o superficie terrestre es ecumé¬nico: universal, en el más amplio sentido del término. La distancia en kilómetros ha cedido a la distancia en horas que se complementa con la distancia en minutos, [tiempo real] gracias a la comunicación radiotelefónica y sus afines. El tiempo, la cuarta dimensión, es el signo de nuestros días.

No todos los pueblos y regiones del mundo han participado con la misma intensidad en este viraje. Aun cuando parezca contradictorio, algunos hay más empobrecidos ahora que antes.

La revolución francesa ilustra sobre el peso de las actividades agrícolas hasta bien avanzado el siglo XVIII. En lo social fue una revolución agraria: aumentó considerablemente la clase de los campesi¬nos-propietarios en ese país. La doctrina más revo-lucionan?, en lo económico, era el Fisiocratismo: "la riqueza de un país reside en sus suelos". Opues¬ta al mercantilismo: "riqueza, acumulación de oro, piedras y metales preciosos", el famoso encaje de los estados mercantilistas.

En orden jerárquico y substancial de importancia, la riqueza es el tiempo; pero esta constante descansa sobre otra: Trabajo Humano.

Los ritmos están a la orden del día en el lenguaje geoeconómico. Sin trabajo no hay tiempo útil; el desempleo y el pleno empleo definen el ritmo social. En la gama del empleo está presente el trabajo del hombre; su productividad; producto en horas-hombre; un kilowatio-hora equivalente al trabajo reali¬zado por un hombre en el término de una jornada de ocho horas. Pero la remuneración, la valoración social del trabajo define a los sistemas económicos y políticos de nuestro tiempo

POBLACIÓN ACTIVA Y POBLACIÓN OCUPADA

Dos variables claves dentro del contexto social, a las cuales habría que añadir el ingreso o pago perci¬bido por los efectivos ocupados. Baja remuneración o trabajo mal pagado, se traduce en bajos niveles de vida; limitación de fondo en la capacidad de comprar, de adquirir, para consumir, para usar o para destruir. Lo que inevitablemente se refleja o retrotrae a los niveles de producción. Es la nota fundamental de las economías comerciales o de mercado dentro del sistema de libre cambio. Con¬tracción del Mercado-Contracción de la Producción; Contracción de la Producción-Contracción del Em¬pleo; Contracción del Empleo-Contracción del Con¬sumo; Contracción del Consumo-Contracción, estan¬camiento o deterioro de la Producción; Estancamien¬to o Deterioro de la Producción; Estancamiento o Deterioro, frenos en el Desarrollo Económico.

Igualmente: Crecimiento Demográfico Fuerte y Ritmo de Empleo Bajo-Aumento del Desempleo; Aumento del Desempleo-Aumento de la Inestabili¬dad Social; Aumento de la Inestabilidad Social-Aumento de la Desconfianza para Invertir; Aumen¬to de la Desconfianza para Invertir-Desinversión; Desinversión-Congelamiento o Estrangulamiento de la Economía; deterioro del ahorro, población econó¬micamente excedentaria y desocupada, barreras rígi¬das en el proceso y ritmo del desarrollo.

Un indicador muy eficiente para reconocer el status de una población es la estructura del Consumo Privado. Allí donde dominan las tres primeras instancias: Pan, Techo y Abrigo, domina la pro¬ducción de bienes llamados no durables; los que se destruyen a corto plazo. En estas estructuras, la proporción dedicada a recreación, cultura y espar¬cimiento, es muy baja, escasa o sin significación. En -las regiones llamadas desarolladas, la situación es muy diferente. Los niveles de vida son más altos, sin que ello signifique satisfacción social plena, pero hay menos inestabilidad social.

Si la Geografía Económica atiende a la localiza-don en el espacio de la Producción y su extremo el Consumo, no puede desentenderse de esta pro¬blemática que conduce necesariamente a la apasio¬nante interrogante del Desarrollo Económico y sus grados.

EL MEDIO GEOECONOMICO

Anteriormente se dijo que a escala mundial o a escala regional, pesa una base de sustentación, una base de referencia inevitable: la superficie de la tierra intervenida por los grupos humanos. No existe en realidad medio o región natural. Desde que el hombre aparece sobre la superficie terrestre, y ac¬tualmente lo encontramos en todas las latitudes, el medio natural cede o es desplazado por el medio geográfico. Si en algunas comunidades hay un fuerte influjo de las instancias derivadas de las condiciones naturales, no implica que en ellas el medio no sea geográfico. El problema se limitiría a valorar o esta¬blecer el orden y grado de tales influencias. Los grupos humanos que viven o toman su alimento de los frutos del bosque, atacarán las aves u otras espe¬cies animales que tiendan a comerse tales frutos. La presencia del hombre ha frenado la expansión de tales especies y muchas se han extinguido. Es decir, asistimos a un cambio ecológico debido a la acción antrópica.

El ejemplo anterior, puede extenderse a estadios más evolucionados, y se comprenderá que el medio natural, es un medio intervenido, organizado, valo¬rado, por el hombre; en consecuencia es geográfico. En síntesis: el hombre se relaciona con el medio a través del género de vida.

El medio geográfico o marco físico sobre el cual se instala o localiza el hombre, es un con¬junto integrado por una gama de factores: unos de orden físico o fisiográfico y otros de orden antrópico o cultural. Entre los primeros citaremos: régimen de líuvias, suelos, bosques, fauna, ríos, yacimientos, etc.; a los que se han agregado los segundos: organización del espacio agrícola (campos, prados, etc.), viviendas (habitat), vías de comunicación (caminos, carrete¬ras, canales, ferrocarriles, puentes, etc.), instalacio¬nes (talleres, fábricas, equipos, presas, puertos, hidroeléctricas, aeropuertos, etc.) dirigidos al usu¬fructo o aprovechamiento de los recursos que pro¬pone el área o también aquéllos atraídos por el medio estructurado por el hombre (el paisaje geo¬gráfico )

Tales elementos capitalizados en el Marco Físico o soporte geoeconómico, no tienen sino un valor potencial y se ordenan en el capítulo de las condiciones de producción como ya se señaló. Pero en estas últimas habría que añadir la población en términos cuantitativos, ya que define, las posibi¬lidades de obtención de mano de obra y del mercado de consumo.

Los factores de la producción están fuertemente penetrados por lo cualitativo. La mano de obra hay que formarla, adiestrarla; adquisición de profesiones y oficios, al nivel de las exigencias y grados de la producción.

Pero tanto factores como condiciones de produc¬ción están inmersos en el contexto estructural de la Sociedad. La Geografía Económica no puede, por tanto, soslayar los sistemas socio-económicos y po¬líticos específicos.

CONCLUSIÓN

La Geografía Económica es la subrama de la Geografía Humana, que se entiende con la localización espacial de la producción, distribución, cambio y consumo. Que descansan sobre las condiciones y factores de la producción referidos a la organización social de los grupos humanos contemplados dentro de sus sistemas políticos y económicos respectivos.

E.M.S. / CARACAS, 07-11- 2010

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