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Ensayo Sobre El Caliz


Enviado por   •  27 de Agosto de 2014  •  1.456 Palabras (6 Páginas)  •  192 Visitas

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Más que una ficción fantástica, La piel de zapa, de Honorato De Balzac es un tratado filosófico que no tiene tiempo. A través del protagonista de la historia, Rafael De Valentín, Balzac describe y profundiza entre la dicotomía que existe entre el vicio y la necesidad, y cuyo abismo entre ambas ideas no evita que el ser humano las confunda, en su eterna búsqueda por la felicidad. Entre los temas que se destacan a lo largo de la trama están el amor, el libertinaje, la vanidad, la humildad, la sabiduría, la voluntad y el poder.

La historia comienza con un joven que apuesta su última moneda de oro en una casa de juego. Después de haber probado su suerte por última vez, empieza a deambular por las calles de París y decide suicidarse dejándose ahogar en las aguas profundas, frías y caudalosas del Río Sena. Aunque toma la decisión, prefiere esperar hasta que anochezca y continúa vagando por París, hasta que es seducido por una tienda antigüedades.

En la tienda, un jovencito le dirige por un recorrido de la tienda, en la cual se venden tesoros y arte de todas partes del mundo. Rafael, al ser intrigado por el contenido de un baúl cerrado con llave, el mancebo busca al dueño de la tienda para que abra el mismo. El dueño, un mercader viejo y enjuto, le deja saber que el baúl contiene un retrato de Jesucristo, pintado por el artista renacentista, Rafael. Al mostrarlo, Rafael De Valentín queda embelezado con la obra, pero el mercader le contesta con frialdad el costo de la misma a lo que De Valentín contesta “Pues bien, habrá de morir” (De Balzac, 1831, pág.170). El mercader piensa que éste le está amenazando de muerte, pero De Valentín le aclara que no es la vida del mercader, sino la de sí mismo.

Rafael le cuenta sus penurias e intenciones de suicidarse y el mercader le ofrece una piel de zapa y le confiesa que nadie la ha aceptado por el precio que hay que pagar por la misma. La piel concederá todo aquéllo que uno desee, pero con cada deseo se irá agotando la vida de quien la posea y con la misma vida se achicará la piel. Incrédulo de las virtudes de la piel de zapa, Rafael la acepta pues, según él, no tiene nada que perder.

Al salir de la tienda de antigüedades, Rafael se encuentra con viejos amigos que le invitan a un banquete en casa de un rico llamado Taillefer, para discutir la publicación de un diario en la cual el intelecto de Rafael será útil. Es en esta parte que la suerte del protagonista empieza a cambiar.

En el banquete conocen a dos mujeres, Aquilina y Eufrasia, cuyas personalidades son antitéticas. Aquilina es una mujer dulce que se entregó por completo al amor y terminó desdichada, mientras que Eufrasia sólo quiere disfrutar de los placeres vanos y materiales de la vida. Es aquí cuado Rafael comienza a contarle el por qué de sus intenciones de suicidarse a su amigo Emiliano.

El desprecio hacia la libertad, el amor y a las amistades genuinas, al buscar la aprobación de la sociedad a través del libertinaje, los excesos y las apariencias es el conflicto que se presenta a lo largo de toda la obra. Rafael en búsqueda desesperada del amor y de la felicidad sigue el consejo de su amigo Rastignac, de buscar el financiamiento de la obra que Rafael trabajó por tres años, Teoría de la voluntad, a través de Fedora. En vez de limitarse a establecer una relación de negocios, Rafael comete el grave error de enamorarse de ella y tratar de conquistarla.

Al tratar de mantener las apariencias frente a Fedora, derrocha el poco dinero que le quedaba en ropas finas y carruajes. Incluso, llegó a depender de la caridad de la arrendadora de la bohardilla en la que vivía, Gaudín, y de su hija, Paulina. Gastó el dinero que por tanto tiempo trató que le durara para costear su mera supervivencia para luego descubrir que las atenciones de Fedora eran una fachada para lograr otros fines. Es en esta parte de la narración que Balzac filosofa sobre la irracionalidad del ser humano al sucumbir a los excesos. “Ahí tienes; jamás nos falta dinero para nuestros caprichos y, en cambio, discutimos el precio de las cosas que nos son más útiles o necesarias” (De Balzac, Después

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