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Etica De Enfermeria Y Nuevos Retos


Enviado por   •  19 de Septiembre de 2012  •  2.799 Palabras (12 Páginas)  •  922 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La enfermería ha sido una actividad que, a pesar de los cambios experimentados en su historia, ha concedido siempre una gran relevancia a las exigencias éticas vinculadas a su quehacer. El trabajo de las enfermeras se ha centrado siempre en el cuidado de los otros1. Esta acción de cuidado ha variado a lo largo del tiempo y, por este motivo, la profesión enfermera se ha concebido de distintas maneras en cada momento histórico2-4.

Durante el largo periodo en el que la enfermería estuvo asociada al mundo religioso, los contenidos de la moral profesional tuvieron una fuerte influencia de la confesión predominante en cada país. Este componente religioso ha estado presente mucho tiempo después de que las órdenes religiosas dejaran de monopolizar los cuidados enfermeros5. Florence Nightingale (1820-1910) representa el relevo de los agentes de cuidado tradicionales, y la secularización y profesionalización de la tarea de cuidar. Ella estableció instituciones para la enseñanza de enfermeras convencida de que “el conocimiento de las leyes de la vida y de la muerte y de las leyes de salud para las salas hospitalarias requiere un aprendizaje por la experiencia y una cuidadosa investigación... Esto no viene por inspiración”6. Sin embargo, al mismo tiempo que daba el paso de afianzar la profesión en una sólida preparación teórica y técnica, entendía que la enfermera debía ser “una mujer religiosa y devota”6. La autoevaluación que propone el párroco alemán Theodor Fliedner (1822-1882) para las enfermeras de su hospital de Kaiserswerth, recuerda en su formato a los exámenes de conciencia de la espiritualidad de la época:

-– ¿Me preocupo de disponer todo en debida forma? ¿He escuchado con atención todo cuanto me ha dicho el médico? ¿He acatado sus instrucciones al pie de la letra? ¿He sido cortés, suave, delicada y bondadosa con mi paciente? ¿He sido prudente y económica con las provisiones y con el equipo del hospital? ¿He sido siempre servicial, optimista, paciente y atenta?7.

Apoyar la ética profesional en la moral religiosa no ha sido privativo de la enfermería. La ética secular es una novedad de la modernidad. Hoy en día la aceptación de valores morales y religiosos no es tan unánime como en el pasado. Por este motivo la elaboración de un código deontológico profesional trata de plasmar el ideal moral tal como es entendido por el propio colectivo de profesionales. El carácter general y teórico de esta declaración de principios hace, sin embargo, que estos códigos sean insuficientes para resolver los conflictos éticos de la práctica cotidiana. Por ello, ha sido necesario buscar una vía que, además de orientar éticamente la práctica de la enfermería, sea operativa ante los conflictos. A esta situación responde la aparición, hace más de treinta años, de una disciplina llamada Bioética.

EL SIGLO XX Y LA BIOÉTICA

El origen de la Bioética tiene que ver con la búsqueda de un lenguaje común que nos ponga de acuerdo en qué valores han de ser respetados en la práctica sanitaria. Éste fue el propósito del informe Belmont8 cuando estableció en 1978 los cuatro principios éticos –tres originariamente– que debían guiar la experimentación científica con seres humanos. Destinado en un principio a investigadores y científicos, hoy en día prácticamente todas las profesiones sanitarias han asumido los cuatro principios como el núcleo de las exigencias éticas de su quehacer asistencial.

El elevado nivel de acuerdo sobre estos principios hace difícilmente justificable expresar el contenido de la ética de enfermería prescindiendo de ellos. Es más, quizás también haya que cuestionar la existencia de una “ética de enfermería” totalmente al margen de la “ética biosanitaria o biomédica”. Convendría plantearse más bien que la ética de enfermería es una aplicación de la ética biomédica a una actividad con características singulares y conflictos específicos.

El respeto de estos principios exige que el profesional posea determinadas actitudes. Éste es el eje que centra el desarrollo de la llamada ética de la virtud, que es aquella que se pregunta: ¿qué tipo de persona debo ser para llegar a ser una buena enfermera?”9. Pero la reflexión puede hacerse en el camino inverso: ¿qué principios debo respetar o qué actuaciones debo llevar a cabo para ser una buena profesional? Esta pregunta centra lo que conocemos por ética de los principios10. Ambos acercamientos no son excluyentes: la persona virtuosa realizará actos correctos conforme a los principios éticos; y el profesional respetuoso con los principios éticos en la rutina de su práctica profesinal adquirirá esas actitudes. Las actitudes morales o virtudes se relacionan con los principios bien como condición de posibilidad de los mismos, o como efecto de su observancia.

LOS PRINCIPIOS DE LA BIOÉTICA Y LA VIRTUD ENFERMERA

Para saber cómo los cuatro principios de la bioética orientan la práctica profesional y cómo conforman el carácter enfermero, planteamos una triple pregunta: ¿qué son los cuidados de enfermería? ¿En qué principios éticos se fundamenta esa forma de entender el cuidado? ¿Qué actitudes morales se relacionan con cuidar correctamente?

La respuesta será diferente dependiendo del modelo profesional vigente en cada momento de la historia de la enfermería.

El modelo clásico

Florence Nightingale, representante del modelo clásico, lideró el primer intento de establecer las bases lógicas de la enfermería y de dotarle de un cuerpo de conocimientos teóricos sistematizados. Para ella, el concepto de cuidado se traduce en: “Colocar al paciente en las mejores condiciones para que la naturaleza actúe sobre él”6. Esta idea de cuidado va estrechamente unida a la obediencia y a la capacidad de ejecutar eficazmente las órdenes del médico: “Cultiva todo aquello que conduce a la observación..., que es el camino para acabar con las aficionadas a hacer de médicos, y si los médicos les obligaran a obedecerles, ellas les ayudarían, en lugar de servirles de estorbo”6.

La obligación ética de dar cuidados se apoya en el principio de beneficencia, entendida desde un modelo de relación que llamamos paternalismo médico, y que tiene su correlato en la relación enfermera-paciente como algo que podríamos llamar maternalismo en enfermería. Lo más característico de este tipo de relación es la desigualdad radical que se establece entre los dos interlocutores: uno manda y otro obedece, uno decide y otro acata.

Según diferentes autoras11, Florence Nigthtingale asigna al paciente un papel inactivo, en el que sus deseos y necesidades

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