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Falacia de Atinencia


Enviado por   •  18 de Junio de 2014  •  Trabajos  •  1.467 Palabras (6 Páginas)  •  307 Visitas

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Introducción.

Del latín fallacia, una falacia es una mentira o engaño con el que se pretende dañar a una persona sin que ésta se dé cuenta. Una persona que descubre que ha sido víctima de una falacia puede expresar, por ejemplo: “La falacia de su empleo me hizo vivir engañada durante muchos años”, “Pablo está siempre con sus falacias, tratando de estafar a la gente”. Una persona utiliza una falacia para obtener algo que sabe no podría conseguir de otro modo que no sea a través de la apelación a la falsedad, generalmente su intención no es precisamente dañar, sino obtener un beneficio, pero no le preocupa herir a otros para conseguir lo que desea.

En la lógica también se utiliza el concepto para referirse a un argumento que intenta defender algo que es falso. Lo explicaremos mejor a continuación.

Falacia de Atinencia

En estos razonamientos, las conclusiones no tienen relación de dependencia o necesidad con sus premisas (atinencia) y, por tanto, no pueden establecer su verdad; nos engañan sin embargo porque el lenguaje se usa tanto expresiva como informativamente para estimular emociones como temor, hostilidad, piedad, entusiasmo o terror.

1).Ad baculum: que significa apelación a la fuerza. Se recurre a esta falacia cuando fracasan los argumentos racionales. Se resume en el dicho: “La fuerza hace el derecho”. A escala internacional este argumento significa la guerra o la amenaza de guerra. Los nazis acostumbraban a enviar la siguiente noticia a los lectores alemanes que interrumpían su inscripción.

2).Ad hominen: significa argumento contra el hombre. En lugar de refutar la verdad, es decir demostrar la falsedad de un razonamiento, se ataca a la persona que la dice, por ejemplo cuando se afirma que un discurso es falso porque lo sostiene gente indeseable, extremista, drogadicta, etc.

Este razonamiento falaz, convence a través del proceso psicológico de la transferencia, al provocar una desaprobación de la persona y convertirla en desacuerdo con lo que esa persona dice. La conexión es psicológica y no lógica, pues hasta el más perverso de los hombres puede razonar correctamente o decir la verdad.

Otra variedad de este argumento corresponde a las creencias de una persona y las circunstancias que la rodean. Por ejemplo cuando se critica al cazador que sacrifica a los animales para su diversión, y él responde: “¿Por qué se alimenta Ud. con carne de ganado inocente?” La falacia está en que el cazador no intenta demostrar si es correcto o no el sacrificio de los animales para el placer de los humanos, sino simplemente que su oponente no le puede criticar debido a las circunstancias especiales, en este caso el hecho de no ser vegetariano. O bien en la siguiente afirmación: “¿Cómo puedes decirme que debo hacer más ejercicio, si te pasas todo el día sentado en tu oficina?”.

Los argumentos de esta clase no ofrecen pruebas satisfactorias de la verdad de sus conclusiones, sólo están dirigidos a provocar el asentimiento del oponente, a causa de las circunstancias especiales en que éste se encuentra. Estos argumentos, suelen ser muy persuasivos.

3) Ad ignorantiam: Se argumenta la verdad de un razonamiento porque nadie ha demostrado su falsedad; o bien se admite la falsedad de un razonamiento, porque nadie ha demostrado su verdad. Por ejemplo,”debe haber fantasmas porque no se ha podido demostrar que no los hay”. Este razonamiento sólo es aceptable en el campo de la justicia, cuando se supone la inocencia de la persona: “Todo el mundo es inocente mientras no se demuestre lo contrario”. Es la presunción de inocencia.

4). Ad misericordiam: Se comete esta falacia, cuando se apela a la piedad para conseguir que se acepte una determinada conclusión.

5) Ad populum: Se comete al dirigir un mensaje emocionado al pueblo, con el fin de ganar su asentimiento para una conclusión que no se basa en pruebas, despertando las pasiones y el entusiasmo de la multitud. Es un recurso favorito de la propaganda, los vendedores ambulantes, los políticos, etc. Por ejemplo, se nos dice que tal o cual marca es buena porque la compra mucha gente. Además de la “apelación al esnobismo”, se hace una “apelación a la multitud”. Es muy frecuente en los medios de comunicación decir que tal marca de alimentos o de automóviles es la “mejor” porque es la que más se vende en nuestro país o en los Estados Unidos.

El político que hace su campaña electoral “argumenta” que debe recibir nuestros votos porque todo el mundo vota por él. Pero la aceptación popular de una actitud o de un producto no demuestra que sea bueno o verdadero; el asentimiento general a una opinión no demuestra su verdad.

Esta falacia se encuentra bellamente ilustrada en la versión de Shakespeare de la oración fúnebre de Marco Antonio sobre el cuerpo sin vida de

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