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Falacias de Atinencia


Enviado por   •  23 de Noviembre de 2013  •  Tesis  •  3.689 Palabras (15 Páginas)  •  1.089 Visitas

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Introducción

Platón dijo una vez; ((...los razonamientos, como los hombres, a menudo son hipócritas)).

La palabra falacia tiene varias significados:

1) Engaño o mentira con que se intenta dañar a otro.

2) Habito de emplear falsedades en daño ajeno.

3) Idea equivocada o creencia falsa.

Sin embargo, en la lógica se usa el término más reducido y más técnico, como error de razonamiento o de argumentación. Entonces una falacia es un tipo de argumentico incorrecta.

Algunos argumentos son tan obviamente incorrectos que no engañan a nadie, pero una gran mayoría aunque son incorrectos, son psicológicamente persuasivos.

De aquí que definimos falacia como una forma de razonamiento que parece correcta, pero resulta no serlo cuando se analiza cuidadosamente. El estudio de las falacias es importante, pues la familiaridad con ellos y su comprensión impedir’ a que seamos engañados por ellos.

Las falacias se dividen en dos grandes grupos: las formales y las no formales. Las formales son tratados en los textos de lógica-matemática y tiene todo un tratamiento metódico y sus propias leyes. Estudiaremos las falacias no formales, errores de razonamientos en los cuales podemos caer por inadvertencia o falta de atención al tema, o bien porque nos engaña alguna ambigüedad en el lenguaje usado para formularlo.

Podemos dividir las falacias no formales en las falacias de atinencia y falacias de ambigüedad. Solo consideraremos 18 falacias no formales, las más comunes y engañosas. Son 13 falacias de atinencia y 5 falacias de ambigüedad.

Falacias de Atinencia

La característica común a todos los razonamientos que cometen falacias de Atinencia es que sus premisas carecen de coherencia lógica con respecto a sus conclusiones, y por ello son incapaces de establecer su verdad. La falta de coherencia es aquí lógica y no psicológica. La atinencia psicológica se confunde con la atinencia lógica y se explica en algunos casos por el hecho de que el lenguaje es usado tanto expresiva como informativamente, para estimular emociones tales como el temor, la hostilidad, la piedad, el entusiasmo o el terror.

Algunos de los razonamientos cuyas conclusiones no tienen relación alguna con las premisas han recibido nombres latinos y son persuasivos debido a su función expresiva destinada a provocar que inclinen a la aceptación, en lugar de brindar razones para la verdad de las conclusiones que pretende imponer.

1. Argumentum ad Baculum (apelación a la fuerza)

La apelación a la fuerza se comete cuando se apela a la fuerza o a la amenaza de fuerza para provocar una aceptación de una conclusión. Usualmente se recurre a ella cuando fracasan las pruebas o argumentos racionales. El ad baculum se resume en el dicho: ((La fuerza hace el derecho)).

Ejemplo 1

Un padre puede terminar una discusión con sus hijos y/o señora diciendo, ((¡...aquí se hace lo que yo diga, pues soy el que trae el dinero a casa!)).

Por supuesto que el jefe del hogar es el padre, pero desde el punto de vista de la lógica argumentar que la decisión que el propone es buena solo porque ´el trae el dinero a casa es incorrecto, otros miembros de la familia pueden tener ideas mejores y tienen que ser escuchados.

Ejemplo 2

Un profesor es cuestionado por algunos alumnos en cuanto a la materia que imparte y este responde que él es el profesor y sabe lo que está haciendo.

Obviamente él es el profesor, y nadie puede cuestionarle su papel. Sin embargo, como cualquier ser humano puede equivocarse en fechas, formulas, procedimientos, definiciones, nombres, autores, sucesos, etc. y los alumnos tener razón en algunos de estos casos.

Ejemplo 3

No todos los ejemplos son tan notorios en cuanto a recurrir a la fuerza o a la amenaza de ella. Veamos un ejemplo más sutil que acaba de ocurrir.

Escuche a un director de un colegio decirle a un profesor que hiciera lo que el decía ya que los profesores necesitan permiso y era ´el quien decidía a quien se le otorgaba.

Ejemplo 4

Un diputado pide que se le apruebe su proyecto porque ´el, fue elegido con muchos votos o que ´el representa una zona geográfica determinada.

Lógicamente, estas consideraciones no tienen nada que ver con los méritos del proyecto cuya aprobación trata de lograr, pero desafortunadamente, pueden ser muy persuasivos.

Ejemplo 5

Hoy me toca a mí batear. A fin de cuentas, es mi pelota.

Ejemplo 6

Los nazis acostumbraban enviar la siguiente noticia a los lectores alemanes que interrumpían su inscripción: ((Nuestro periódico ciertamente merece el apoyo de todo alemán. Seguiremos enviándole ejemplares de ´el, y esperamos que usted no se exponga a infortunadas consecuencias en caso de cancelación)).

2. Argumentum ad Hominem (ofensivo)

Este error de razonamiento significa argumento dirigido contra el hombre. Se le comete cuando en vez de tratar de refutar la verdad de lo que se afirma, se ataca al hombre que hace la afirmación. Por ejemplo consiste en poner en duda la integridad moral, su honestidad, su pasado más o menos oscuro, etc.

Este razonamiento es falaz, porque el carácter personal de un hombre carece de importancia lógica para determinar la verdad o falsedad de lo que se dice, o la corrección o incorreción de su razonamiento. De hecho todos tenemos en nuestro pasado algo de lo que no nos sentimos muy contento de haber hecho o dicho, pero esto no tiene por qué ser usado en contra de nuestras argumentaciones, ideas o proyectos que tengamos en el presente.

Arguir que una proposición es mala o una afirmación falsa porque es propuesta o afirmada por tal o cual grupo es razonar falazmente.

La manera en que puede persuadir a veces este razonamiento falaz es a través del proceso psicológico de la transferencia. Si puede provocarse una actitud de desaprobación hacia una persona, ella puede desbordar el campo estrictamente emocional y convertirse en desacuerdo con lo que esa persona dice. Pero esta conexión es sólo psicológica, no lógica. Aun el más perverso de los hombres puede a veces decir la verdad o razonar correctamente.

Ejemplo 1

Es muy común rechazar una propuesta de algún diputado, sólo porque en el pasado hizo o dijo algo no muy bueno.

Ejemplo 2

Por ahora interesa muy poco lo que diga o haga el rey de Inglaterra; ha roto perversamente todo obligación moral y humana, ha pisoteado la naturaleza y la conciencia, y por su permanente e innato espíritu de insolencia y crueldad se ha granjeado el odio universal.

Ejemplo 3

Mientras el general Grant ganaba batallas en el oeste, el presidente Lincoln recibió muchas quejas de que Grant era un borracho. Un día, cuando una delegación le dijo que

Grant era irremediablemente adicto al whisky, se dice que el presidente respondió: ((¡Quisiera que el general Grant enviara un barril de su whisky a cada uno de mis otros generales!)).

3. Argumentum ad Hominen (circunstancial)

El error aquí consiste en relacionar las creencias e ideas de una persona y las circunstancias que lo rodean. Los argumentos de este género no vienen realmente al caso; no ofrecen pruebas satisfactorias de la verdad de sus conclusiones, sino que están dirigidos a conquistar el asentimiento de algún oponente a causa de las circunstancias especiales en que ´este se encuentra. A menudo logra su propósito pues suelen ser muy persuasivos.

Ejemplo 1

Se rechaza los argumentos de un industrial a favor de la protección aduanera, ya que como es sabido un arancel protector le beneficiaria de algún modo.

Puede que la protección industrial nacional en ese momento sea lo mejor. Y es eso lo que debe discutirse, no las circunstancias especiales como la de ser industrial nacional y que se beneficiaría. El interés del industrial en la protección no es argumento en contra de plan protector aduanero.

Este tipo de razonamiento a menudo es muy persuasivo, pero es totalmente falaz.

Ejemplo 2

No puede creerse lo argumentos del profesor X acerca de la importancia de mayores salarios para los docentes. Como profesor, que es, por supuesto estaría a favor de aumentar el salario de los docentes.

Lo importante son los argumentos a favor o en contra de pagar más a los docentes.

Pero el hecho que él tenga interés por ser del gremio beneficiado no descalifica sus ideas. El interés en el tema no descalifica su opinión.

Existe otro tipo de argumentum ad hominem circunstancial mucho más sutil que la anterior, pues trata de que el oponente acepte cierta conclusión debido a circunstancias especiales.

Se le acusa de contradicción a la persona que discute nuestra conclusión, o sea una contradicción entre sus creencias o entre su prédica y su práctica, lo cual puede ser contemplado como un género de reproche o ataque.

Ejemplo 3

Un ejemplo clásico es la réplica del cazador al que se le acusa de barbarie por sacrificar animales inofensivos para su propia diversión. Su réplica consiste en preguntar a su crítico: ¿Por qué se alimenta usted con la carne de ganado inocente?

El cazador comete el argumentum ad hominem circustancial pues no trata de demostrar que es correcto sacrificar vidas de animales para el placer de algunos humanos, sino simplemente que su crítico no puede reprochárselo debido a ciertas circunstancias especiales en las que puede encontrarse, como el no ser vegetariano.

4. Argumentum ad Ignorantiam (argumento por la ignorancia)

Se comete esta falacia cuando se sostiene que una proposición es verdadera simplemente sobre la base de que no se ha demostrado su falsedad, o que es falsa porque no se ha demostrado su verdad. Ahora bien, es evidente que nuestra ignorancia para demostrar o refutar una proposición no basta para establecer su verdad o falsedad.

Esta falacia suele cometerse con mucha frecuencia en temas relativos a los fenómenos extrasensoriales, la telepatía, etc. donde no hay pruebas claras en pro o en contra.

Ejemplo 1

Se debe creer en los fantasmas porque nunca nadie ha podido demostrar que no los hay.

Ejemplo 2

Muchos científicos afirman no creer en experiencias espirituales, telepáticas simplemente sobre la base de que su verdad no ha sido establecida. La misma existencia de Dios ha sido a menudo puesta en duda por científicos que afirman no ser un hecho comprobable.

Ejemplo 3

El diputado XYZ nunca ha sido involucrado en ningún escándalo. Por tanto debe ser un hombre incorruptiblemente honesto.

La excepción a esta regla se halla en los tribunales de justicia de cada país. En efecto, en una Corte de Justicia el principio rector es suponer la inocencia de una persona hasta tanto no se demuestre los contrario. La defensa puede argumentar legítimamente que si al acusado no se le encontraron pruebas que lo culpen, debe dictarse un veredicto de inocencia. En todos los otros contextos la falacia ad ignorantiam debe ser rechazada como argumentación errónea.

5. Argumentum ad Misericordiam (llamado a la piedad)

Se comete cuando se apela a la piedad para conseguir que se acepte una determinada conclusión, idea o proyecto.

Ejemplo 1

Con frecuencia se les pide a los profesores que pasen de nivel o pongamos una mejor nota a tal o cual estudiante ya que viene de una familia conflictiva, desintegrada,

etc. Se conoce como la política del ((pobrecito)).

Ejemplo 2

Un ejemplo ridículo de ad misericordiam, es el caso de un joven que fue acusado de matar a su padre y a su madre con una hacha. Frente a pruebas abrumadoras solicitó piedad sobre la base de que era huérfano.

Ejemplo 3

Jefe, me merezco un aumento de sueldo. Apenas puedo alimentar a los niños con lo que usted me paga. Y nuestro niño más pequeño necesita una operación urgente para poder caminar sin muletas.

Ejemplo 4

Oficial si usted me hace ese parte, estoy casi seguro que costaría más de $ 50. Y si tengo que pagar ese monto por alta velocidad, no podré operar a mi mujer. Y ella está enferma desde hace mucho tiempo y necesita desesperadamente esa operación. ¿Qué tiene que ver la elaboración de un parte por exceso de velocidad con la operación de su esposa?

6. Argumentum ad Populum (llamado a la multitud)

Este error de razonamiento se comete al dirigir un llamado emocional it al pueblo, a la galería de sol, al populacho, con el fin de ganar su asentimiento para una conclusión que no está sustentada en pruebas. Se trata aquí, del intento de ganar el asentimiento popular para una conclusión despertando las pasiones y el entusiasmo de la multitud.

Es un recurso típico del propagandista, del demagogo, del político, del pastor. Enfrentado con la tarea de producir sentimientos del público a favor o en contra de una medida, plan o idea, el individuo evitaría el laborioso proceso de reunir y presentar pruebas y argumentos racionales y recurriría a los métodos más breves de emociones y pasiones bajas.

Es frecuente el uso de adjetivos calificativos, o términos difamatorios sin ningún intento racional de argumentar en su favor o de justificar su aplicación. Se complementa con el despliegue de banderas, bandas de música y cualquier cosa que pueda servir para excitar y estimular al público.

Hoy se ha sofisticado esta falacia en la publicidad. Se hace toda clase de intentos para asociar los productos que se anuncian con objetos o situaciones hacia los cuales se supone que experimentan una fuerte aprobación.

Ejemplo 1

Un fabricante de automóviles le aseguraría a usted que su producto es el mejor en el mercado, lo demostrara afirmando y exhibiendo su modelo de automóvil rodeado de hermosas jóvenes en traje de baño.

Ejemplo 2

Los hombres jóvenes que aparecen en los comerciales son todos de ojos claros y hombros anchos y los ancianos son invariablemente de aspecto distinguido. Las mujeres son todas esbeltas y hermosas y se les presenta o muy bien vestidas, o apenas vestidas.

Una variación del argumentum as populum se comenta a continuación.

Ejemplo 3

El político que hace su campaña electoral argumenta que él debe recibir nuestros votos porque ((todo el mundo)) vota por ´el. Se nos dice que tal o cual marca de cigarrillo o de automóviles es ((la mejor)) porque es la que más vende en el país. Una cierta creencia ((debe ser verdadera)) porque ((todos creen en ella)).

Pero la aceptación popular de una actitud no demuestra que sea razonable; el uso difundido de un producto no demuestra que ´este sea satisfactorio; al asentimiento general a un opinión no demuestra que sea verdadera. Razonar de esta manera es cometer la falacia ad populum.

7. Argumentum ad Verecundiam (apelación a la autoridad)

Esta falacia se comete cuando se pretende relacionar el sentimiento de respeto que siente la gente por las personas famosas y/o importantes, para ganar asentimiento a una determinada conclusión. Se hace uso de la opinión de una autoridad en cuestiones que están fuera del ámbito de su especialidad.

Ejemplo 1

Si en una discusión sobre religión uno de los involucrados apela a las opiniones de Darwin; una gran autoridad en biología, esa apelación es falaz.

Ejemplo 2

Apelar a las opiniones de un gran físico como Einstein para dirimir una discusión sobre política o economía seria también incorrecto.

En estos tiempos de extrema especialización obtener un conocimiento completo en un campo requiere tanta concentración que restringe las posibilidades de adquirir en otros un conocimiento autorizado.

Ejemplo 3

Se nos insta a usar un producto determinado debido a que cierta personalidad afirma su superioridad.

Ejemplo 4

Se nos dice que una mercancía es la mejor porque es el preferido del cantante o del actor de moda.

Siempre que se afirme que una proposición es literalmente verdadera sobre la base de su aserción por una autoridad cuya competencia se relaciona con un campo diferente, estamos ante la presencia del argumentum ad verecundiam.

8. Accidente (de la regla general a un caso particular)

La falacia de accidente consiste en aplicar una regla general a un caso particular cuyas circunstancias accidentales hacen inaplicable la regla. Un buen ejemplo de esto lo encontramos en el libro la República de Platón. Allí encuentra una excepción a la regla general: se debe devolver lo que no es nuestro.

((Supongamos que un amigo, estando en su sano juicio, me ha entregado sus armas para que se las cuide y me las pide cuando no está en su sano juicio; ¿debo devolvérselas? Nadie diría que debo hacerlo o que yo obraría bien al hacerlo...)). Lo que es verdad ((en general)) puedo no serlo en un momento específico, porque las circunstancias modifican los casos de su aplicabilidad. Cualquier persona que presione para que las armas sean devueltas a su dueño ya que no son mías, está cometiendo la falacia de accidente.

Es muy común que los moralistas y legalistas caigan en esta falacia cuando tratan de decidir problemas específicos y complicados apelando mecánicamente a reglas generales.

Ejemplo 1

En las escuelas y colegios el maestro y profesor tienen la regla general de devolver los exámenes a sus respectivos dueños. Sin embargo en ocasiones un estudiante no asiste ese día y un compañero se ofrece a llevárselo. ¿Debo quedarme con el examen y devolverlo a su dueño posteriormente o puedo hacer llegar el examen por medio del compañero? Lo más usual es enviar el examen con un compañero.

Esta falacia se entiende fácilmente con la oración: ((toda regla tiene excepciones)).

9. Accidente Inverso (generalización apresurada)

Al tratar de comprender y caracterizar todos los casos de cierta especie, podemos prestar atención sólo algunos de ellos. Pero los casos examinados deben ser típicos, no atípicos. Si sólo consideramos casos excepcionales y generalizamos apresuradamente una regla que se adecua a ellos solamente, se comete la falacia de accidente inverso.

Ejemplo 1

Al observar el valor de los narcóticos cuando los administra un médico para aliviar los dolores de quienes están gravemente enfermos podemos llegar a proponer que los narcóticos estén a disposición de cualquiera.

Ejemplo 2

Al considerar el efecto del alcohol sólo sobre los que abusan de ´el, podemos con concluir que todos los licores son dañinos y requerir que su venta y su uso sea prohibido por la ley.

10. Non Causa pro Causa (la causa falsa)

Esta falacia consiste en el error de tomar como causa de un efecto algo que no es su causa real.

No es difícil ver que el mero hecho de la coincidencia o la sucesión temporal no basta para establecer una conexión causal entre dos eventos.

Ejemplo 1

Debemos rechazar la pretensión de algunos aborígenes de que al tocar el tambor el sol reaparece después de un eclipse, aun cuando puede ofrecer como prueba el hecho de que cada vez que se tocaba el tambor durante el eclipse el sol reapareció.

Ejemplo 2

Mucha gente cree en testimonios sobre remedios, según los cuales el señor X sufría de un fuerte resfrío, bebió tres frascos de una cocción a base de hierbas secretas, ¡y en dos semanas se curó del resfrío!

11. Petitio Principii (petición de principio)

Al tratar de establecer la verdad de una proposición, a menudo buscamos premisas aceptables de las cuales pueda deducirse la proposición aludida como conclusión. Si alguien toma como premisa de su razonamiento la misma conclusión que pretende probar, la falacia cometida es la petición de principio.

En otras palabras; es la falacia en que se recurre, como prueba, a aquello que se quiere probar.

Ahora bien, la premisa y la conclusión no siempre aparecen con las mismas palabras ya que de ser así sería muy fácil detectar la falacia. A menudo dos formulaciones pueden ser suficientemente distintas y distantes pero si se analizan son lo mismo con otras palabras.

Ejemplo 1

Observe la siguiente argumentación a favor de la libertad individual: ((Conceder a todo hombre ilimitada libertad de expresión debe ser siempre, en conjunto, ventajoso para el Estado; pues es sumamente benéfico para los intereses de la comunidad que todo individuo goce de una posibilidad, absolutamente sin trabas, de manifestar sus sentimientos)).

Ejemplo 2

Alguien puede arguir que Shakespeare es un escritor más grande que Garc´1a

Márquez, esto porque la gente de buen gusto literario prefiere a Shakespeare. Y si se le pregunta como sabemos quién tiene buen gusto literario, tal vez se nos responda que esas personas se reconocen porque son lectoras de Shakespeare.

Ejemplo 3

Las tentativas de demostrar el V postulado de Euclides en un ejemplo muy conocido en el ámbito matemático.

12. La Pregunta Compleja

Todo sabemos que es cómico hacer preguntas como: ((¿Ha abandonado usted sus malos hábitos?)), o ((¿Ha dejado de pegarle a su mujer?)) No son preguntas simples, a las que sea posible responder con un ((si)), o un ((no)). Las preguntas de este tipo suponen que se ha dado ya una respuesta definida a una pregunta anterior que ni siquiera ha sido formulada.

Si se contesta con un simple ((si)), o ((no)), a la pregunta tramposa, ello tiene el efecto de ratificar o confirmar la respuesta implícita a la pregunta no formulada. Una pregunta de este tipo no admite un simple ((si)), o un simple ((no)) como respuesta, porque no es una pregunta simple o única, sino una pregunta compleja, en las cual hay varias preguntas entrelazadas.

En estos casos el procedimiento inteligente es tratar la pregunta compleja no como si fuera simple, sino que hay analizarla en sus partes componentes. Suele suceder que cuando la pregunta implícita previa es respondida de manera correcta, la pregunta explícita simplemente se diluye.

Otra variante de la pregunta compleja sucede cuando una madre pregunta a su hijo pequeño si quiere irse a acostar y portarse bien. Claramente se trata de dos preguntas y una de ellas no presupone una particular respuesta a la otra. La falacia reside aquí en la suposición de que debe darse a ambas preguntas una única respuesta.

Ejemplo 1

¿Está usted ((por)) los Republicanos y la prosperidad, o no? ¡Conteste ((si)), o ((no))! Está es una pregunta compleja y es, al menos, concebible que las dos preguntas puedan tener respuestas diferentes.

Ejemplo 2

Un chovinista latinoamericano puede preguntar a su auditorio: ((¿Hasta cuándo vamos a tolerar la interferencia extranjera en nuestros intereses nacionales?))

Ejemplo 3

Un portavoz de empresas privadas que explotan servicios públicos pueden plantear la pregunta:” ¿Por qué la explotación privada de los recursos es mucho más eficiente que cualquier control público?”

Ejemplo 4

Un abogado puede preguntar a un sospechoso: ((¿Dónde oculto las pruebas?)),

((¿Qué hizo con el dinero que robó?))

Hemos examinado las preguntas complejas pero no la hemos visto trabajar en la vida cotidiana. En su forma totalmente explícita esta falacia aparece en un diálogo: un orador plantea una pregunta compleja, el segundo orador responde incautamente con un ((si)), o un ((no)) y el primer orador luego extrae una inferencia falaz que puede aparecer adecuada. Por ejemplo:

INVESTIGADOR: -¿Aumentaron sus ventas como resultado de su engañosa propaganda?

ACUSADO: -No.

INVESTIGADOR: - ¡Aja! De modo que usted admite que su propaganda era engañosa. ¿Sabe usted que su conducta no ética puede crearle dificultades?

Menos explícitamente, la falacia de la pregunta compleja puede implicar un solo orador que plantea la pregunta compleja, la responde ´el mismo y luego extrae la inferencia falaz. O, aún menos explícitamente, el orador puede simplemente plantear la pregunta compleja y extraer la inferencia, sin formular la respuesta, sino sólo sugerirla o suponerla.

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