Gobierno Y Politica
linkin1233 de Diciembre de 2013
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LECTURA 05
El gobierno y la política, en
Anthony GIDDENS (2002). Sociología. España. Alianza Editorial.
Timor Oriental es la mitad este de la isla del mismo nombre, que está situada entre Indone¬sia y Australia. Es un territorio pequeño, sólo un poco superior en extensión a la región bri¬tánica de Gales. Timor Oriental hace frontera con Timor Occidental, que forma parte de In¬donesia. Antes había sido colonia portuguesa. En 1975, cuando los portugueses se fueron, Indonesia la invadió y se la anexionó. Muchas personas murieron durante la ocupación; quizá la cifra alcanzara las doscientas mil, un tercio de la población original.
Los movimientos de protesta de Timor Oriental pretendían tanto la independencia como la democracia para el país, pero durante muchos años no lograron estos objetivos. Muchos activistas fueron encarcelados; otros sufrieron torturas o fueron ejecutados. No obstante, el movimiento de autodeterminación de Timor Oriental se fortaleció en vez de debilitarse y la región atrajo la atención de la comunidad internacional.
El presidente indonesio Suharto, artífice principal de la represión en Timor Oriental, se vio obligado a dejar el poder después de las manifestaciones de mayo de 1999, que habían encabezado los estudiantes. En el referéndum celebrado en agosto del mismo año, los timo-reses orientales votaron mayoritariamente a favor de la independencia respecto a Indonesia. El ejército de este país tuvo una violenta reacción que obligó a cientos de miles de personas a abandonar el país a punto de pistola. Sin embargo, Timor Oriental accedió a la indepen¬dencia en octubre de 1999. Una fuerza de las Naciones Unidas fue enviada a la región para proteger a los habitantes y garantizar la transición al autogobierno y la democracia.
No podemos estar seguros de hasta qué punto tendrá éxito esa transición. Pero las fuer¬zas que impulsaban el anhelo de independencia —el nacionalismo y el deseo de tener un gobierno democrático— se cuentan entre las principales influencias del mundo actual. Es¬tán movilizadas prácticamente en todas partes. En muchas partes del mundo, los movi¬mientos a favor de la democracia han logrado acabar con regímenes autoritarios. En la antigua Unión Soviética y en Europa Oriental el comunismo fue derribado por ese tipo de mo¬vimientos. También se han instaurado sistemas de gobierno democráticos en gran parte de América Latina y en algunos países de África y Asia. En Europa Occidental, América del Norte, Australia y Nueva Zelanda los gobiernos democráticos han existido desde hace mu¬cho más tiempo.
El gobierno, la política y el poder
Como tantos otros aspectos de las sociedades contemporáneas, los ámbitos del gobierno y de la política están sufriendo cambios importantes. El término gobierno hace referencia a la implantación regular de políticas y a la toma de decisiones acerca de cuestiones de esta¬do por parte de funcionarios que pertenecen a un aparato político. A la política le interesan los medios que emplea el poder para influir en el alcance y el contenido de las actividades gubernamentales. La esfera de lo político puede extenderse más allá de las propias institu¬ciones del Estado.
Para la sociología, tiene una importancia fundamental el estudio del poder, que es la ca-pacidad que tienen los individuos o grupos de hacer que cuenten sus propios intereses o preocupaciones, incluso si otros se resisten a ello. A veces conlleva el uso directo de la fuerza, como cuando las autoridades indonesias se opusieron violentamente al movimiento democrático en Timor Oriental. El poder es un elemento que forma parte de casi todas las relaciones sociales, como la que existe entre empresario y trabajador. En este capítulo nos ocupamos de una acepción más estrecha del poder: el gubernamental. En esta manifesta¬ción, el poder casi siempre va acompañado de la ideología, que se utiliza para justificar las acciones de los poderosos. Por ejemplo, la utilización de la fuerza por parte del gobierno indonesio contra el movimiento democrático de Timor Oriental pretendía defender la inte¬gridad territorial del país frente a un movimiento de independencia regional.
La autoridad es el legítimo uso del poder por parte de un gobierno. Legitimidad signi¬fica que los que están sujetos a la autoridad del gobierno la aceptan. Por lo tanto, el poder es diferente de la autoridad. Cuando las manifestaciones a favor de la democracia en Timor Oriental cobraron fuerza y el gobierno respondió deteniendo y matando a los activistas, es¬taba ejerciendo el poder pero también indicaba su pérdida de autoridad.
. El concepto de estado
Se dice que hay un estado donde existe un aparato político de gobierno (instituciones como un parlamento o congreso y funcionarios públicos civiles) que rige un territorio dado y cuya autoridad está respaldada por un sistema legal y por la capacidad de emplear la fuerza de las armas para implantar sus políticas. Todos los estados modernos son estados-nación. Es decir, parten de la idea de que la mayoría de los ciudadanos que los conforman se consideran parte de una única nación. Los estados-nación han ido naciendo en diversos momentos en cada parte del mundo (por ejemplo, los Estados Unidos en 1776 y la República Checa en 1993). Algunas de sus características principales contrastan bastante con las de los estados de las ci¬vilizaciones tradicionales descritas en el capítulo 2 («Cultura y sociedad»). Estos rasgos son:
Soberanía. Los territorios gobernados por los estados tradicionales estaban poco defi¬nidos y el control que ejercía el gobierno central era bastante débil. La idea de sobera¬nía —que un gobierno tenga autoridad sobre una zona con fronteras claramente seña¬ladas, dentro de las cuales ejerce el poder supremo— tenía poca relevancia para los estados tradicionales. Por el contrario, todos los estados-nación son soberanos.
Ciudadanía. En los estados tradicionales la mayoría de la población gobernada por el rey o emperador tenía poca conciencia o interés en quienes los regían, y tampoco dis¬frutaba de ningún derecho o influencia de tipo político. Normalmente, sólo las clases dominantes o los grupos más opulentos poseían un sentido de pertenencia a una co¬munidad política general. Por el contrario, en las sociedades modernas la mayoría de los que viven dentro de las fronteras del sistema político son ciudadanos, tienen unos mismos derechos y deberes y se consideran parte de una nación. Aunque existen refu¬giados políticos o «apatridas», casi todos los habitantes del mundo actual son miem¬bros de un determinado orden político nacional.
Nacionalismo. Los estados-nación tienen que ver con la aparición del nacionalismo, que puede definirse como un conjunto de símbolos y creencias que proporciona un sentimiento de pertenencia a una única comunidad política. De este modo, los indivi¬duos se sienten orgullosos de ser británicos, estadounidenses, canadienses o rusos. Es¬tos son los sentimientos que impulsaron la búsqueda de independencia por parte de los timoreses orientales. Probablemente, las personas siempre se han identificado de algu¬na manera con uno u otro grupo social, ya sea con su familia, pueblo o comunidad re¬ligiosa. El nacionalismo, sin embargo, sólo hace su aparición con el desarrollo del es¬tado moderno. Es la manifestación principal del sentimiento de identificación con una determinada comunidad soberana. Analizaremos el fenómeno del nacionalismo con gran detalle hacia el final de este capítulo.
Después de haber analizado algunas de las características más importantes de los esta¬dos modernos, a continuación nos ocuparemos de los principales tipos de sistemas políti¬cos que existen en ellos.
Tipos de sistema político
A lo largo de la historia, las sociedades se han organizado mediante diversos sistemas polí-ticos. Incluso hoy en día, a comienzos del siglo XXI, los países del mundo siguen organizán¬dose según diferentes pautas y configuraciones. Mientras que la mayoría de las sociedades dicen ser democráticas —es decir, que tienen el gobierno del pueblo—, aún siguen exis¬tiendo otros ordenamientos políticos. En este apartado describiremos los tres tipos de siste¬mas políticos fundamentales: la monarquía, la democracia liberal y el autoritarismo.
La monarquía
Una monarquía es un sistema político encabezado por una única persona que ha recibido su poder, transmitido a través de generaciones, por vía familiar. En la antigüedad y en la Edad Media, las monarquías eran el sistema más habitual en muchas partes del mundo, desde Asia hasta Europa, pasando por ciertas zonas de África, y las familias reales gober¬naban a sus «subditos» basándose en la tradición y el derecho divino. La autoridad de las monarquías la legítima más la fuerza de la costumbre que la ley.
Aunque en algunos estados contemporáneos, como Gran Bretaña o Bélgica, sigue ha¬biendo monarcas, éstos se han convertido en poco más que objetos decorativos. Pueden se¬guir teniendo ciertas responsabilidades simbólicas y ser el punto en el que se concentra la identidad nacional, pero pocas veces influyen en el curso de los acontecimientos políticos. En un reducido número de países, como Arabia Saudí, Jordania y Marruecos, los monarcas aún mantienen cierto control sobre el gobierno. Más habituales son los monarcas constitu¬cionales —como la reina británica, el rey de Suecia o incluso el emperador del Japón—, cuyo poder real está muy restringido por una constitución que deposita la autoridad en los representantes elegidos por el pueblo.
La gran mayoría de los estados modernos
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