Infecciones bacterianas

Infecciones bacterianas

Una infección cutánea de forma puntual o aislada no supone que una persona tenga un déficit en su sistema inmunitario

Son las infecciones de la piel causadas por bacterias, principalmente estafilococos y estreptococos. Son muy frecuentes en la población y representan el diagnostico dermatológico más frecuente. Se calcula que su prevalencia es de un 4%. De hecho, con toda probabilidad todo el mundo en algún momento de su vida presentará algún tipo de infección cutánea bacteriana.

El hecho de presentar una infección cutánea de forma puntual o aislada, como un impétigo, por ejemplo, no supone que una persona tenga un déficit en su sistema inmunitario; ahora bien, si esto sucede de forma repetida, es conveniente descartar algún tipo de inmunodepresión.

Las infecciones bacterianas pueden ser:

- Primarias, sobre piel sana. De tipo superficial (impétigo, ectima, foliculitis, erisipela antrax, sicosis de la barba) o profundo (forúnculo, furunculosis).

- Secundarias, sobre piel lesionada (dermatitis atópica, eccematosa, úlceras infectadas, picaduras de insecto infectadas…).

Una alteración de la barrera cutánea provocada por diferentes circunstancias

Determinadas condiciones de la piel, como la dermatitis atópica, suelen predisponer a presentar más infecciones bacterianas. Otras alteraciones locales que pueden modificar la protección local aparecen en las personas con enfermedades circulatorias, puesto que la mala irrigación de los tejidos y el edema facilitan los traumatismos, y por tanto la aparición de úlceras de difícil curación que pueden hacerse crónicas y convertirse en una puerta de entrada fácil para infecciones.

El exceso de sudoración, los piercings, la dermatitis atópica o las enfermedades circulatorias favorecen estas infecciones

Factores que contribuyen a alterar las defensas locales y que pueden facilitar la diseminación del germen son la presencia cuerpos extraños, como en caso de pacientes con diálisis, o incluso y más frecuentemente, los portadores de piercings. El piercing no deja de ser un cuerpo extraño que atraviesa piel o mucosas y, por tanto, supone una puerta de entrada y un riesgo para el desarrollo de infecciones bacterianas.

El desarrollo de infecciones cutáneas durante la práctica del deporte es un hecho constatado en el que intervienen diferentes factores, entre ellos el exceso de sudoración, que provoca que la ropa mojada mantenga la humedad contra la piel, formando un medio óptimo para el crecimiento de bacterias, así como el aumento de calor corporal, el traumatismo continuado que genera una puerta de entrada a los gérmenes y el contacto cuerpo a cuerpo en deportes de contacto; todo ello puede favorecer las infecciones cutáneas que incluso pueden ser epidémicas.

Las medidas de control de las infecciones incluyen una educación sanitaria adecuada sobre medidas higiénicas correctas, utilizar jabones antisépticos, e identificar a los individuos que presenten infección cutánea.

Las más frecuentes: foliculitis, impétigo y abscesos

Foliculitis

Infección del folículo piloso por un microorganismo, Staphylococcus aereus o Pseudomona aeruginosa. Se presenta como una ligera inflamación del folículo piloso, a menudo dando lugar a una pústula. Afecta principalmente a varones adultos y la causa más frecuente de infección es el contagio en piscinas termales o spas. El afeitado es un vector de propagación de la infección en el mismo individuo.

Es un tipo de infección que no suele complicarse y que se resuelve con relativa facilidad, tratando localmente con antibióticos tópicos como la Mupirocina o el ácido fusídico.

Impétigo

Es una infección causada por el Staphylococo o Streptococo que colonizan la piel dañada por una lesión previa (erosión por rascado, dermatitis atópica, irritación por resfriado). Los factores de riesgo son los climas húmedos y cálidos y una mala higiene. El impétigo aparece típicamente como un grupo de vesículas que pueden romperse y segregan un fluido producido por el metabolismo bacteriano, que posteriormente formará una costra. Su aspecto es característico, formando una costra de color dorado, y afecta principalmente a niños. Es extremadamente contagioso por lo que la aparición de un episodio de impétigo puede constituir un episodio epidémico en la comunidad (guardería, escuela, hermanos). El tratamiento de elección es el tratamiento tópico con antibióticos, Mupirocina o ácido fusídico aplicados sobre la lesión.

Abscesos

Son causados también por el Staphylococo, una bacteria que naturalmente se encuentra en la piel, y forma una acumulación de pus en el área infectada, acompañado por dolor e inflamación. Los abscesos cutáneos son comunes en el área perineal.

Los abscesos subcutáneos representan infecciones serias que pueden causar la muerte del tejido cutáneo. El absceso suele tratarse con antibiótico oral, aunque frecuentemente se acompaña de antibiótico tópico para favorecer el drenaje de la lesión y una resolución más rápida.

Tratamiento de las infecciones bacterianas cutáneas

La mayoría de infecciones bacterianas cutáneas tienen como tratamiento de elección el uso tópico de antibióticos. En función de la extensión de la lesión o la profundidad de la infección se puede considerar el tratamiento sistémico.

Así, la foliculitis, impétigo y las infecciones secundarias a heridas o traumatismos no complicadas se tratarán con antibióticos tópicos, siendo la Mupirocina y el ácido fusídico las moléculas más utilizadas en aplicaciones locales cada 8 horas durante una semana.

El absceso, en cambio se considera que por la profundidad de la infección debe tratarse con antibiótico sistémico, usándose el antibiótico tópico como complemento, para facilitar el drenaje de la lesión y la más rápida resolución de la lesión.

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