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Interacciones Medicamentosas.


Enviado por   •  10 de Noviembre de 2016  •  Monografías  •  12.236 Palabras (49 Páginas)  •  387 Visitas

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INTRODUCCIÓN

La administración de fármacos de forma simultánea es una situación frecuente en la práctica clínica dado que las propias enfermedades a menudo requieren la utilización de varios fármacos de forma concomitante para conseguir un tratamiento óptimo o porque los pacientes sufren diversas afecciones. Esta situación aumenta el riesgo de aparición de efectos adversos o que éstos surjan como consecuencia de alguna interacción farmacológica. Las interacciones pueden, a su vez, causar disminución o aumento de actividad, comprometiendo o incrementando la efectividad del tratamiento. En este escenario terapéutico se presenta el problema de saber si, para un paciente determinado, una combinación específica de fármacos tiene la posibilidad de presentar algún tipo de interacción y, si la hay, cómo aprovecharla en beneficio del paciente para obtener una mayor eficacia del tratamiento, o cómo intentar evitarla o controlarla si los efectos derivados de la interacción son adversos.

Las interacciones farmacológicas se observan con frecuencia en la actualidad ya que el número de fármacos disponibles y la expectativa de vida de la población general son cada vez mayores; sin embargo la incidencia es desconocida en la mayoría de los ámbitos asistenciales. Los pacientes onco-hematológicos, y en particular aquéllos con enfermedad activa, son especialmente susceptibles a presentar interacciones farmacológicas. Los factores que los predisponen a ello son:

Son pacientes polimedicados: importante número de fármacos implicados en el tratamiento de esta patología, como los propios antineoplásicos, tratamiento de soporte (antieméticos, corticoides, analgésicos, factores de estimulación de colonias hematopoyéticas, antibióticos, antifúngicos, antivirales, antiepilépticos, etc.) y tratamiento de otras comorbilidades.

  • El empleo frecuente de terapias alternativas o complementarias sin control ni conocimiento del médico responsable.
  • Se utilizan medicamentos de estrecho margen terapéutico, que hace que pequeños cambios farmacocinéticos puedan tener consecuencias clínicas significativas.
  • Tanto la incidencia del cáncer como de las distintas comorbilidades aumentan con la edad, de forma que los pacientes frecuentemente presentan otras patologías concomitantes, con el consiguiente aumento del consumo de medicamentos.
  • El deterioro orgánico, que acompaña tanto a la patología de base en sí misma como al proceso de envejecimiento, repercute en los procesos de metabolización y excreción renal de los fármacos.

Muchos de los efectos derivados de las interacciones medicamentosas en onco- hematología no se reconocen como tales ya que se encuentran enmascaradas por algunos síntomas de la propia patología o bien se asumen por confusión con la toxicidad inherente al tratamiento. Aunque hay que asumir que algunas de estas interacciones no siempre son evitables, deben tenerse siempre presentes a la hora de pautar el tratamiento y valorar al paciente.

MARCO TEÓRICO

  1. Definición de interacción farmacológica

Se denomina interacción farmacológica (IF) a la acción que un fármaco ejerce sobre otro, de modo que éste experimente un cambio cuantitativo o cualitativo en sus efectos. De esta forma, la respuesta farmacológica obtenida resulta diferente del efecto anticipado conocido de los dos fármacos por separado. En todas las IF hay por lo menos un fármaco objeto, cuya acción es modificada por la de otro, el fármaco precipitante, y en algunas ocasiones ambos fármacos pueden ser precipitantes y objetos a la vez (De Cos 2008). Además de la interacción entre fármacos, también se puede producir una interacción entre un fármaco y una terapia alternativa (incluyendo la fitoterapia), un fármaco y un alimento, entre un fármaco y el alcohol, entre un fármaco y un agente ambiental (por ejemplo, el tabaco) o entre un fármaco y las condiciones fisiológicas o patológicas propias del paciente (interacciones entre fármaco y paciente) (Amariles 2002; Stockley 2009). Desde este punto trataremos principalmente las interacciones fármaco-fármaco.

En la terapia farmacológica utilizada en la clínica actual, no es inusual encontrar asociaciones de fármacos que potencian sus efectos para obtener un beneficio terapéutico, evitando o minimizando los efectos adversos. Son IF beneficiosas. Como ejemplos de esta situación se puede citar la combinación de diuréticos e inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina (IECA) en el tratamiento de la hipertensión arterial (Romero 1995); corticosteroides y beta- adrenérgicos inhalados, en el control del asma (Cates 2013); ritonavir y otros inhibidores de la proteasa para obtener concentraciones terapéuticas de los antirretrovirales. En estos casos, la incidencia de IF se acerca al 100 % de los casos (Malan 2008).

Sin embargo, las IF más preocupantes, porque pueden complicar la evolución clínica del paciente, son aquéllas cuya consecuencia no resulta beneficiosa sino perjudicial, bien porque originan toxicidad, bien porque conducen al fracaso terapéutico.

Serían ejemplos de toxicidad el riesgo aumentado de lesiones musculares graves cuando un paciente tratado con estatinas inicia tratamiento con antimicóticos azólicos (Kahri 2005; Hazin 2008), o pacientes en tratamiento con antidepresivos inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO) que presentan una crisis hipertensiva aguda y potencialmente mortal al consumir alimentos con alto contenido en tiramina, como el queso. Como ejemplos de ineficacia terapéutica podríamos referir que los pacientes en tratamiento con warfarina que toman rifampicina necesitan tomar dosis mayores del primer fármaco para controlar adecuadamente la coagulación (Lee 2001), mientras que aquéllos tratados con tetraciclinas o quinolonas no deben tomar antiácidos ni productos lácteos (o bien separar su ingestión) porque pueden reducir o incluso anular los efectos de los antibióticos si ambos fármacos coexisten en el intestino (Deppermann 1989; Lomaestro 1991).

En ocasiones, el término interacción farmacológica se aplica a reacciones fisicoquímicas que se producen cuando dos fármacos se mezclan, por ejemplo, en un fluido para infusión intravenosa, ocasionando su precipitación o inactivación (como ejemplo se podría citar la inactivación fisicoquímica in vitro de los aminoglucósidos al mezclarlos con ciertas penicilinas [Henderson 1981]); o para referirse a incompatibilidades con los excipientes o el envase de la formulación. En estos casos, el término incompatibilidad farmacéutica está más arraigado y resulta menos ambiguo (Stockley 2009).

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