Invernaderos en Mexico
erickgabe43Documentos de Investigación11 de Septiembre de 2017
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INTRODUCCIÓN
México presenta un desarrollo importante en los sistemas de producción hortícola bajo invernadero. La superficie cubierta de invernaderos en el año 2010 superaba las 11 000 ha (SAGARPA, 2010; García, et al., 2011) con una clara tendencia a crecer en los próximos años. De acuerdo con la SAGARPA (2012), el 50% de la superficie con agricultura protegida se concentra en cuatro estados: Sinaloa 22%, Baja California Norte 14%, Baja California Sur 12% y Jalisco 10%. Los principales cultivos que se producen en este sistema son jitomate (70%), pimiento (16%) y pepino (10%). Como consecuencia, existe una creciente demanda de sustratos, los cuales son un componente clave en la producción de horticultura protegida. El concepto de sustrato se utiliza para denominar a todo material sólido, natural, de síntesis o residual, mineral u orgánico, diferente al suelo in situ, que al ser depositado en un contenedor, solo o mezclado, permite el anclaje del sistema radical, desempeñando un papel de soporte para las plantas (Abad et al., 2004 y 2005). El sustrato, por sí solo, puede intervenir o no en el proceso de nutrición mineral de la planta, por lo que se pueden clasificar como químicamente activos (turbas, corteza de pino, fibra o polvo de coco, etc.) o químicamente inertes (perlita, lana de roca, roca volcánica, entre otros.) (Pastor, 1999; Urrestarazu, 2004; Cadahía, 2005). Ya desde la década de los 80’s Verdonk et al. (1981) y Wilson (1985) reconocieron la importancia de la porosidad y la aireación del sustrato; por su parte, Peñuelas y Ocaño (2000) expresan que las propiedades físicas más importantes son aquellas relacionadas con los poros internos de las partículas y el espacio poroso entre ellas; es decir, la granulometría, la porosidad y el reparto de las fases sólida y gaseosa. El tezontle es una roca volcánica ampliamente utilizada como sustrato hidropónico en la producción hortícola y ornamental (Baca et al., 1991; Ojo de agua et al., 2008).
Con respecto a este material, Vargas et al. (2008), reportan que la densidad aparente y la densidad real aumentaron conforme disminuyó el tamaño de la partícula; mientras que el espacio poroso total se incrementó con el aumento en el tamaño de partícula. En el caso de las partículas de tezontle, perlita y pómez, los poros son de empaquetamiento simple y vesículas, al estar ocluidos no tienen intercambio de fluidos (Lemaire, 1995). Sin embargo, los poros vesícula retienen entre 55 y 70% de humedad gravimétrica, lo que significa que tienen interconexión (Tamari et al., 2005; Segura et al., 2008). Algunos autores manifiestan que el tamaño de las partículas está relacionado con las propiedades físicas y químicas de los sustratos. Según Ansorena (1994), el tamaño óptimo de partículas para sustratos hortícolas se ubica entre 0.25 y 2.5 mm. Las partículas de tamaño uniforme mejoran el suministro de oxígeno a las raíces, comparado con mezclas de partículas de diferentes tamaños (Steiner, 1968; Biran y Eliassaf, 1980; Gislerød et al., 1997).
El estudio de las propiedades físicas y químicas de los sustratos es indispensable para evaluar su aptitud en el soporte de cultivos hidropónicos. Además, es necesario evaluar directamente la respuesta de la planta, la cual depende del tipo de manejo (Luque, 1981). En la actualidad los sustratos minerales para usar en hidroponía, como en el caso del tezontle, requieren una especial atención para el cultivo de plantas; ya que la agricultura se suma a la explotación de este tipo de materiales, aunque la principal extracción de los yacimientos volcánicos tiene como destino la construcción (SCyT, 2010).
A pesar de ello, evaluar y determinar las posibilidades de su reúso y las cualidades que conserve para la producción hidropónica no solo favorece su conservación, sino que también significa un mayor impacto en la reducción de los costos de producción. Por su parte Bastida (2002), consigna que el “tezontle” (del eje neo volcánico), “tepetzitl” y la fibra de coco (de las zonas costeras), han sido excelentes sustratos en la producción hidropónica de diferentes especies hortícolas. San Martín et al. (2012) en investigaciones con tomate, concluyeron que el tamaño de partícula de tezontle tuvo efecto sobre algunas propiedades de calidad del fruto como pH, proporción de jugo y firmeza. El tezontle presenta una proporción variable de porosidad interna, que incluye al volumen de poros cerrados, que no están conectados con los poros externos y son los espacios que no pueden ser ocupados por el agua, y por lo tanto no intervienen en la relación agua aire del sustrato (Vargas et al., 2008).
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