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LA APLICACIÓN DE LAS IDEAS CIENTÍFICAS

Lego00Tesis4 de Mayo de 2013

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LA APLICACIÓN DE LAS IDEAS CIENTÍFICAS

Las teorías científicas se construyen principalmente para explicar, prever o actuar. Las explicaciones reúnen elementos inicialmente aislados en un cuerpo unificado de conocimiento, y calman temporalmente una comezón intelectual. La predicción y la retrodicción conectan el presente con el futuro y el pasado a través de la teoría y sirven también para contrastar estas. La explicación y la predicción intervienen combinadas en el planeamiento racional y la ejecución de actos. Así pues, las teorías pueden aplicarse a objetivos de conocimiento o prácticos. Las aplicaciones cognoscitivas de las teorías –por ejemplo, las explicaciones y las predicciones – preceden a su aplicación práctica: antes de poder hacer algo racionalmente con un objetivo práctico tenemos que entender que es (descripción), por qué es así (explicación) y como pueden comportarse (predicción). Según esto, la acción racional –la acción contemplada por las varias tecnologías- es acción basada en conocimiento científico. Hay, sin duda, acción sin conocimiento científico, y hasta sin conocimiento conceptual. Pero es un rasgo distintivo de nuestra civilización el aumento del peso relativo de la acción racional siempre que la acción tiene alcance social. Y la acción racional no es sino la consumación de una elección hecha a la luz de teorías, a la ejecución de un plan construido con la ayuda de teorías. Se estudiarán las tres principales aplicaciones de la teoría científica: la explicación, la predicción y la acción.

C A P I T U L O 9 EXPLICACION (Síntesis)

El principal motivo de la invención y contrastación de hipótesis, leyes y teorías es la solución de problemas de por qué, o sea, la explicación de hechos y de sus esquemas o estructuras. No nos contentamos con hallar hechos, sino que deseamos saber por qué ocurren en vez de lo contrario; y tampoco nos contentamos con establecer conjunciones constantes expli¬cativas de hechos, sino que intentamos descubrir el mecanismo que explica esas correlaciones.

Las explicaciones son respuestas a porqués. Una pregunta del tipo porqué es una cuestión de la forma `¿Por qué q?', representando `q' cual¬quier cosa que haya que explicar (cfr. Secc. 4.2). El problema generador y el objeto de la explicación se llaman el explanandum, lo que hay que explicar. El explanandum puede ser un hecho (o, más bien, una proposición que exprese un hecho), una ley, una regla, un precepto o incluso una teoría entera. Puede ser, pero no tiene que ser necesariamente, algo infre¬cuente o que entra en conflicto con una creencia anterior: en la ciencia por lo menos, lo que exige una explicación es el elemento aislado, que puede ser perfectamente un fenómeno corriente o una generalización de sentido común. La explicación es, en efecto, una especie de sistematización.

Una respuesta racional, adecuada o fundada a "¿Por qué q?" será de la forma "q porque p", en la que p, una fórmula compleja, es la razón de q. Como "q porque p" es lo mismo que "p, por tanto q", la razón, el funda¬mento o el explicador de q es una fórmula que la implica (o sea, tal que "p -* q" es formalmente verdadera). La razón o el motivo, generalmente un conjunto de fórmulas, se llama el explanans, lo que explica. Una respues¬ta no racional a `¿Por qué q?', en cambio, no dará ninguna razón de q, salvo q misma: frecuentemente consistirá en una afirmación lógicamente irrele¬vante para el explanandum q, como `q porque lo digo yo', o en una senten¬cia del tipo `q porque q'. No aceptaremos más que respuestas racionales a cuestiones de por-qué bien formuladas; toda respuesta de este tipo implicará á lógicamente al generador de la cuestión, o sea, tal que el Explanandum se sigue lógicamente del Explanans. Llamaremos explicación racional a una argumentación que suministre una respuesta racional a una cuestión de por-qué correcta¬mente formulada.

Por ejemplo, una respuesta a la cuestión ¿Por qué quemó c aquel borrador?' puede ser `c quemó aquel borrador porque estaba mal'. El explanandum y generador del problema es aquí "c quemó aquel borrador". Pero la proposición "Aquel borrador estaba mal", dada como razón, no implica por sí misma el explanandum y, por tanto, no puede constituir el explanans entero. Dicho brevemente: el dar la información "Aquel borrador estaba mal" no es motivo suficiente de "c quemó aquel borrador". Una explicación satisfactoria exigirá otra premisa más, como, por ejemplo, la generalización "c quema todos los borradores que están mal". La siguiente será entonces una explicación racional del hecho de que c quemó aquel borrador (o sea, se tendrá así una respuesta completa a la pregunta `¿por qué quemó c aquel borrador?'):

c quema todos los borradores que están mal (Generalización) EXPLANANS

Aquel borrador estaba mal (Circunstancia) .

c quemó aquel borrador (hecho explicado) EXPLANANDUM

Obsérvese que el explanans se ha escindido en una proposición general y otra singular, y que el explanandum es una consecuencia lógica de ambas. (En general, el explanans puede contener cierto número de genera¬lizaciones y cierto número de datos.) Dicho de otro modo: la explicación racional de un hecho supone la subsunción del explanandum bajo una o más generalizaciones por medio de información relativa a las circunstancias que acompañan el hecho que se quiere explicar. (En el anterior ejemplo el explanans contenía una generalización empírica. La estructura lógica de la explicación de un hecho seria la misma si en el explanans apareciera un enunciado legaliforme propiamente dicho, en vez de una mera genera¬lización empírica.) Consiguientemente, una acumulación de datos, por numerosos y precisos que sean, no tiene potencia explicativa: sólo fórmulas lógicamente fuertes pueden suministrar explicaciones si se las pone en relación con datos.

Las explicaciones con la ayuda de reglas son típicas, aunque no exclusi¬vas, de la tecnología (ciencias aplicadas), mientras que las explicaciones a base de leyes son típicas de la ciencia pura. Lo típico y exclusivo de la tecnología es la explicación a base de reglas fundamentadas, de reglas basadas en leyes, o reglas). Pero en todos los casos tenemos un explanandum (el generador de la cuestión) y buscamos un conjunto de premisas explicativas que impliquen el explanandum. Según eso, una formulación más completa de la cuestión ¿Por qué q? es ¿Cuál es el (conjunto de premisas) p que explica q? Pronto veremos, empero, que no hay un conjunto único de premisas explicativas.

Hay diferentes clases de explicación, según la naturaleza de las premi¬sas del explanans. Así, por ejemplo, una explicación a base de leyes causa¬les será distinta de una explicación a base de leyes estocásticas. Pero esas diferencias de contenido caen más allá del campo de la lógica.: todas las explicaciones racionales, incluso las equivocadas, tienen la misma estruc¬tura lógica. En particular, una explicación a base de leyes estocásticas o probabilitarias (como la ley de distribución de la velocidad, de Maxwell) no es ella -misma probable, del mismo modo que los razonamientos de la teoría de la probabilidad sobre ella, si son válidos, no son simplemente probables, sino estrictamente deductivos y, por tanto, concluyentes.

La anterior discusión se resumirá en la siguiente Definición 1: Una explicación racional de una fórmula q es una respuesta a la cuestión `Por qué q?' y consistente en una argumentación que muestre que q se sigue lógicamente de un conjunto de generalizaciones y/o reglas y datos que no contienen a q. Obsérvese, ante todo, que esa definición se refiere a fórmu¬las (proposiciones y fórmulas proposicionales). No refiere directamente a hechos, porque la explicación es una operación conceptual y los hechos no quedan afectados porque se piense sobre ellos -a menos de que esos hechos sean pensamientos. La frase `explicación de hechos' es elíptica y no debe tomarse literalmente: explicar un hecho no es, en efecto, sino explicar una proposición que describe un hecho. Seguiremos usando esa expresión, pero construyéndola en el sentido recién indicado. En segundo lugar, nues¬tra definición deja lugar para más de una explicación de cada fórmula: habla de una respuesta, y no de la respuesta a una cuestión de por-qué. Esto tiene varias razones: (i) un mismo hecho puede describirse de varias maneras y, por tanto, todo un conjunto de proposiciones puede referirse a un solo hecho, y cada una de ellas puede merecer una explicación; (ii) aun¬que hubiera una correspondencia biunívoca entre los hechos y las propo-siciones factuales, la explicación sería múltiple, porque cualquier fórmula dada se deduce de infinitos conjuntos de premisas; (iii) nos pueden interesar diferentes aspectos de una misma cuestión, o diferentes niveles de expli¬cación, correspondientes cada uno de ellos a diferentes niveles de análisis; (iv) las explicaciones pueden variar con el cuerpo de conocimiento en el que tienen lugar. En resumen: en materias factuales no hay explicación única y definitiva. En tercer lugar, nuestra definición estatuye que el explanans no contenga el explanandum. Esto es para eliminar respuestas de la forma `q porque q', `q porque p y q', que son circulares y, por tanto, nada instructivas. A diferencia de la relación de deducibilidad,

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