LA CIENCIA O LA ETICA
AndreaRuizG9415 de Febrero de 2014
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¿LA CIENCIA O LA ÉTICA?
Desde que el 27 de febrero de 1997 anunciara el Instituto Roslin de Edimburgo el nacimiento de la oveja Dolly (por clonación partiendo del núcleo de una célula adulta éxito trascendente del investigador lan Wilmut), se ha creado un temor ante la posibilidad de que la clonación animal pudiera extenderse a la especie humana.
Miedo que desde hace muchos años, ha adquirido amplias proporciones, puesto que, el 25 de noviembre del 2001, el investigador Michaelle West presentó ante el mundo científico su experimento de conjuntos de células sin perspectivas de vida, que cultivadas, pueden generar células madres utilizables para regenerar tejidos envejecidos. Este tipo de clonación a partir de células de la especie humana, ha levantado grandes protestas, jornadas de oración a nivel mundial, puesto que organismos políticos, económicos, religiosos y sociales se manifiestan absolutamente en contra de un avance indebido que lesiona el respeto por la debilidad humana que apunta al diseño de una sociedad futura. Pero todos estos sectores, solo pueden alertar a la comunidad científica y mostrarse firme, pero no tiene herramientas para impedir que se siga experimentando.
Es por ello, que ante la necesidad de resolver el dilema: “de si el mundo científico continua con este proceso de clonación, que es un pequeño paso para el futuro de nuestro planeta , que puede llegar a salvar vidas humanas y favorecer el avance de la sociedad, o el prohibir según lo requieren un gran grupo de moralistas, estos avances bio-científicos porque “es a jugar a ser Dios” ; surge la bioética.
El término “bioética” fue utilizado por primera vez por Van Rensselaer Potter hace poco más de treinta años. Con este término aludía Potter a los problemas que el inaudito desarrollo de la tecnología plantea a un mundo en plena crisis de valores, es decir, que esta ciencia intenta establecer un puente entre ciencia experimental y humanidades. De ella se espera una formulación de principios que permita afrontar con responsabilidad también a nivel global las posibilidades enormes, impensables hace solo unos años, que hoy nos ofrece la tecnología.
Así mismo, ella se ocupará de los fundamentos éticos, de los valores y principios que deben dirigir el juicio ético y de las fuentes documentales de la bioética (códigos médicos, derecho nacional e internacional, normas deontológicas y otras fuentes que enriquecen e iluminan la discusión, como las biográficas, literarias o religiosas). La bioética especial se ocupa de dilemas específicos, tanto del terreno médico y biomédico como referentes al ámbito político y social: modelos de asistencia sanitaria.
Como conclusión, la labor de los miembros de cualquier comité bioético es bastante delicado, porque deben tener la sabiduría del Rey Salomón, por ejemplo, si en el caso de que, dentro de unos años, la medicina reparadora basada en el uso de células madre procedentes de embriones (clonados o no) sea una realidad clínicamente aplicable,... ¿cómo oponerse a que el propio hijo, padre, madre, hermano, esposo, esposa o cualquier otro ser querido sea tratado con estos procedimientos de una enfermedad de otro modo incurable e incluso mortal? ¿No estaríamos ante una situación de chantaje emocional? ¿Sería lícito ofrecer a los pacientes semejantes opciones terapéuticas?
Este interrogante no es nuevo: basta pensar en el caso de las donaciones de órganos: por muy necesitada que esté una persona, bajo riesgo de muerte inminente, de un trasplante de corazón, no sería aceptable que ese corazón procediera de un pobre padre de familia de la India que, como única vía para salvar a su familia de morir de inanición, no sólo habría renunciado a un puñado de células suyas, sino que habría sacrificado su propia vida a
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