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LA INTUICIÓN DE LA INEXISTENCIA DEL MERCADO DE TRABAJO EN LA TEORÍA GENERAL DE KEYNES


Enviado por   •  16 de Diciembre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  851 Palabras (4 Páginas)  •  99 Visitas

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Lectura adicional para la 3ra Práctica Calificada de Historia del Pensamiento Económico II (EA-452L)

Grupo: Número 1.             Fecha: Viernes, 07 de Junio del 2013.

F.A. Noriega: “Macroeconomía para el desarrollo: Teoría de la inexistencia del mercado de trabajo”

Ed. Mc Graw Hill     Primera Edición en español (2001)   México, 2001.[pic 1]

CAPÍTULO 7

LA INTUICIÓN DE LA INEXISTENCIA DEL MERCADO DE TRABAJO EN LA TEORÍA GENERAL DE KEYNES

IDEAS PRINCIPALES:

  • Los gastos en consumo e inversión serán las variables determinantes del nivel de demanda efectiva, cuyo monto determinará a su vez el volumen de demanda de factores en función de las expectativas de máxima ganancia de los productores. En otras palabras, la demanda efectiva será la que defina para los empresarios el nivel de demanda de trabajo, dándose lugar en el sistema a que el salario real vigente iguale, necesariamente, a la productividad del trabajo.
  • Cabe destacar que el principio de la demanda efectiva de Keynes es una hipótesis ad hoc, no un resultado de proposiciones previas. Él propone desarticular el sistema de precios de las decisiones de demanda  de trabajo de los productores, suponiendo vigente su crítica a la ley de Say, pero no se trata de una consecuencia lógica de argumentos previos.
  • Su crítica a la ley de Say consiste en que no siempre la oferta genera su propia demanda, debido a que en una economía monetaria, el dinero, aparte de ser reserva de valor para el futuro, también modifica las decisiones iniciales de demanda en función del cambio de sus expectativas. Por ello el precio de la oferta y demanda agregada no coinciden, por ende, se tiene fluctuaciones en la producción y el empleo.
  • Por otro lado, su crítica a la oferta de trabajo consiste en que las actitudes diferenciadas de los consumidores respecto  a los salarios nominal y real implican, según él, que la oferta de trabajo, al no ser solo función del salario real, indetermina el nivel de ocupación, aunque se verifique siempre, según el propio Keynes, que por el lado de los productores éstos siempre demanden trabajo hasta el punto en que la productividad marginal del trabajo iguale al salario.
  •  La discusión que Keynes propone sobre la ley de Say y su crítica a la oferta de trabajo no implican, en una sucesión lógica inevitable, el principio de la demanda efectiva. Se trata de un postulado del autor, a diferencia de lo que el lector pudo corroborar en la TIMT, en cuyo marco lógico la demanda efectiva es un resultado del desarrollo del modelo.
  • Sin embargo, es imperativo remarcar que aún como una hipótesis  ad hoc, la intuición de Keynes de plantear el problema de esa manera pone en relieve que, pese al estado de la teoría en su época, pudo vislumbrar un fundamento teórico que, sin duda, ha sentado las bases del debate macroeconómico central del siglo XX: la demanda efectiva como determinante del nivel de ocupación y marco de referencia de los programas de estabilidad macroeconómica de corto plazo.

CONCLUSIONES:

  • La crítica a la oferta de trabajo destruye un lado del posible mercado de trabajo en la Teoría General; la crítica a la ley de Say, el principio de la demanda efectiva y la función de la ocupación sustituyen por completo la demanda de trabajo que hubiese podido prevalecer con a la aceptación del primer postulado de lo que Keynes denomina Teoría Clásica. El salario real tanto como el nominal pierden por completo su posibilidad de ajustar oferta y demanda de trabajo en el equilibrio, y la demanda efectiva ocupa la posición de la variable fundamental en la determinación de la producción y el empleo. Por tanto el mercado laboral en la Teoría General  no existe, aun cuando su inexistencia sea resultado de una intuición, y de la aceptación implícita de la misma por parte del autor.
  • El salario en Keynes parce no desempeñar el papel decisivo del precio del trabajo. Al no ser un precio, se trata de una variable en la que no se puede leer la situación imperante en el mercado de trabajo. Se determina según una regla que no lo sitúa como precio. Su estatuto no queda claro.
  • El fundamento de la TIMT radica en la demostración de que la teoría neoclásica es incorrecta para representar la conducta económica de estos como agentes fundamentales del capitalismo. Esta demostración consiste en que los productores calculan su demanda de trab
  • ajo y su oferta de producto a partir de la demanda efectiva de mercado sobre lo que producen; no a partir del nivel del salario real; y este último se ajusta a alguna magnitud que garantiza a la viabilidad del sistema, pero sin esa relación biunívoca que suponen Keynes y los neoclásicos.
  • Las coincidencias que logra Keynes teniendo en cuenta las deficiencias de la teoría de la época con la TIMT es sorprendente, ya que recién con todo el bagaje teórico existente se logró demostrar lo que Keynes logro intuir: el mercado de trabajo no existe, y el nivel de empleo lo determina la demanda efectiva.

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