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LA QUÍMICA DE LAS EMOCIONES


Enviado por   •  30 de Septiembre de 2014  •  Ensayos  •  1.707 Palabras (7 Páginas)  •  327 Visitas

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LA QUÍMICA DE LAS EMOCIONES

La molécula del amor - Bailando con la más FEA

En este artículo también vamos a tratar de sustancias químicas, pero con un significado bastante diferente al contenido de artículos anteriores, en aquellos hablábamos de moléculas artificiales (plaguicidas y contaminantes) y aquí vamos a referirnos a algunas bio-moléculas, a compuestos químicos de nuestras células, que abundan en el organismo y que nos acompañan a lo largo de nuestra vida, con sus avatares y sus emociones. Vamos a tratar de la química de las emociones, de los compuestos que intervienen en las sensaciones relacionadas con ellas y, como emociones sentimos muchas, y de todas a la vez no se puede hablar, pues para empezar “hablemos del amor”, que no es mal tema. Lo ilustraré con copias de algunas pinturas alegóricas al caso, de las que emocionan y se acompañan de gran colorido; disculpad el blanco y negro.

¿Por qué nos enamoramos de una determinada persona y no de otra? Qué le pasa a la química de nuestros sistemas y tejidos cuando nos ocurre algo, tan sencillo como maravilloso, que suele sucedernos a todos alguna vez en la vida ¡Enamorarnos! Los poetas nos han deleitado cantando al más maravilloso de los sentimientos desde todos los ángulos, con palabras bellísimas y con infinitos matices, pero los bioquímicos también tenemos cosas que decir al respecto, quizás menos seductoras, pero no por ello menos importantes y realistas.

La química del amor es una expresión acertada para intentar explicar, desde el punto de vista biológico, las reacciones químicas que subyacen y motivan el mundo de sensaciones que se desencadena en nuestro cuerpo cuando nos enamoramos, aunque para los más románticos sea difícil de aceptar una explicación bioquímica del amor. En la cascada de reacciones que ocasionan las emociones hay electricidad - descargas de pequeño voltaje entre

las neuronas para comunicarse entre ellas y comunicar unos sistemas con otros y así coordinar las respuestas a los estímulos- y hay química -hormonas y otras sustancias que salen de los nervios y de las glándulas, y viajan por la sangre para participar en esa comunicación entre los órganos y las células-. Ellas son las

que hacen que una pasión amorosa descontrole nuestra vida y ellas son las que causan buena parte de los comportamientos que identificamos con el estado de enamoramiento. EL BESO de Gustav Klimt (1907)

Los síntomas del enamoramiento, que muchas personas hemos percibido alguna vez -si hemos sido afortunados-, son el resultado de complejas reacciones químicas en el organismo, que nos hacen sentir aproximadamente lo mismo a todos, aunque a nuestro amor lo sintamos como único en el mundo. Si alguien nos gusta mucho, cuando hablamos con él o ella nuestras rodillas flaquean, sentimos mariposas en el estómago y apenas podemos balbucear algunas frases incoherentes, si dormimos poco y pensamos constantemente en el o ella, todos nuestros amigos nos dirán que estamos enamorados. ¿Qué pasa, pues, cuando encontramos a la persona deseada? Se dispara la señal de alarma, nuestro organismo entra entonces en ebullición. De acuerdo a algunos investigadores, el amor equivale a una sobredosis hormonal, que es la que dispara las reacciones visibles y las sensaciones percibidas.

En el principio fue el deseo.A través del sistema nervioso, el hipotálamo – una glándula pequeñita en la base del cerebro - envía mensajes a diferentes sistemas del cuerpo ordenando a las glándulas suprarrenales que aumenten inmediatamente la producción de adrenalina y noradrenalina – compuestos transmisores que comunican entre sí a las células nerviosas y a éstas con otros órganos - . La adrenalina incrementa la presión sanguínea, acelera el ritmo cardíaco (130 pulsaciones por minuto) y hace que respiremos más pesadamente. La alta presión sanguínea provoca el síntoma de las palmas sudorosas y de los rubores de las primeras etapas del enamoramiento, mientras que la respiración más profunda lleva a oxigenar más el cuerpo, dándole más energía y provocando a veces una “sobredosis de oxígeno”, uno de esos momentos donde nos sentimos flotar. ¿O era eso lo que llamábamos estar enamorados?

La existencia elevada de noradrenalina en el cuerpo provoca excitación sexual y una elevación del humor y hace que nos sintamos seguros y a gusto cuando compartimos momentos con la persona que consideramos especial. El deseo sexual responde primordialmente a la testosterona, la hormona “masculina”. Esta hormona es de vital importancia tanto en los hombres como en las mujeres, pues los niveles altos de esta hormona van de la mano con la pulsión sexual. El cuerpo produce testosterona si nuestra mente conecta con la de otro en la sintonía del amor.

Los padecimientos y goces del amor se esconden, irónicamente, en esa ingente telaraña de nudos y filamentos que llamamos sistema nervioso autónomo. En ese sistema, todo es impulso y oleaje químico. Aquí se asientan los orígenes de un montón de emociones: el miedo, el orgullo, los celos, el ardor y, por supuesto, el enamoramiento. A través de nervios microscópicos, los impulsos se transmiten a todos los capilares, folículos pilosos y glándulas sudoríparas del cuerpo. El organismo entero está sometido al bombardeo que parte de este arco vibrante de nudos y cuerdas. Las órdenes se suceden a velocidades de vértigo ¡constricción!,

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