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LATINOAMERICANO

123haTesis29 de Junio de 2015

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PENSAMIENTO

LATINOAMERICANO

¿Entonces, a su juicio, en América Latina se ha producido una filosofía con rasgos propios?

“En nuestra América ha habido producción filosófica significativa. Nuestros pensadores han asimilado estructuras de pensamiento no sólo de Europa, también de Asia y otras culturas.

Nuestros pensadores han sido, ante todo, reflexivos de las circunstancias que han vivido. Han utilizado los instrumentos propios de la filosofía para tratar de transformar esas circunstancias. No fueron pensadores de gabinete. En el mundo latinoamericano, es claro que nuestros escolásticos hicieron una seria reflexión antropológica porque necesitaron determinar la condición humana de los aborígenes, que era un problema práctico de gran envergadura. También fue obligatorio que hubiera reflexiones en torno a la naturaleza. El ‘nuevo mundo’ era terreno de utopías, donde todo parecía posible. Por eso insisto en que hay que reivindicar el tema de la filosofía en América Latina, porque ha existido una producción filosófica de consideración y porque nuestros más grandes filósofos han articulado sus reflexiones teóricas a las circunstancias en que les tocó vivir para incidir de alguna manera en ellas”.

La Filosofía en Latinoamérica: Originalidad y Método RESUMEN: Son analizadas en el presente trabajo las tres propuestas metodologicas hechas por pensadores latinoamericanos, para el estudio de la filosofía en la America Latina. Esas propuestas son: (1) de la originalidad total; (2) de la ausencia de originalidad; (3) de la originalidad relativa. La primera es defendida por autores como el brasileño R. Gomes or el peruano A. Palacios, para quienes habria la posibilidad de un pensamiento latinoamericano ciento por ciento original. La segunda es defendida por pensadores como el brasileño C. Bevilacqua, para quien a los latinoamericanos solo les resta repetir el pensamiento filosofico europeo, porque no estan dotados de la capacidad para hacer filosofia original. La tercera propuesta, que es la sustentada por el autor del trabajo, ha sido formulada por los brasileños M. Reale y A. Paim, y consiste en reconocer que, aunque inspirados en fuentes filosoficas europeas, los latinoamericanos han realizado una meditacion propia, al reflexionar con las categorias filosoficas aprendidas de la tradicion occidental, sobre una realidad que es absolutamente original en su historicidad. Surge de ahi una meditacion dotada de la originalidad de la problematica humana a la cual se refiere la meditacion filosofica. El concepto de originalidad es relativo, pero garantiza una filosofia latinoamericana en sentido proprio.

La problemática de la originalidad constituye la primera indagación, cuando se trata acerca de la filosofía en la América Latina. Representa la meditación filosófica latinoamericana algo nuevo, en el terreno más amplio de la filosofia occidental? Frente a esta pregunta, surgen dos respuestas radicales: no hay ninguna originalidad o, por el contrario, es posible una originalidad total. Ejemplo de la primera alternativa es la opinión del brasileño C. Bevilacqua, para quien "la especulación filosófica presupone una amplia y profunda base de meditación acerca de los variados dominios del saber humano, apareciendo ella como una flor misteriosa (...) de esta vegetación mental, así como la poesía es la flor de la emotividad" [Bevilacqua, 1899: 16]. En efecto, destaca Bevilacqua, si bien es cierto que la poesía florece en el Brasil, como consecuencia del hecho de enraizarse en el sentimiento, no ocurre lo mismo, empero, com la filosofía, terreno en el cual los brasileños se limitan a copiar el pensamiento de los europeos, sin que exista una escuela propia, o un conceito original de vulto. Opinión igualmente radical es defendida por el pensador colombiano F. González Ochoa, para quien es imposible hablar de filosofía latinoamericana, por el hecho de que tenemos nosotros, los latinoamericanos, un espírito de colonizados. "Quien es colonia por dentro — escribe González Ochoa [1986: 761] concibe la libertad como cambio de dueño".

Ejemplo de la segunda alternativa es la opinión del brasileño R. Gomes, para quien sería posible la elaboración de un pensamiento latinoamericano ciento por ciento original, surgido de la meditación sobre la propia realidad y del olvido de la filosofía europea, que se convirtió en una simple cultura ornamental en la América Latina. Al respecto, concluye el mencionado autor: "desde el punto de vista de un pensar brasileño, Noel Rosa (compositor popular) tiene más para enseñarnos que el señor Immanuel Kant, toda vez que la filosofía, como la samba, no se aprende en el colegio" [Gomes, 1980: 107]. Opinión semejante es defendida por el peruano A. Palacios quien, en su "Mensaje a la juventud universitaria de Iberoamérica", considera que hasta ahora la cultura filosófica latinoamericana fué tributaria del pensamiento europeo. Esta circunstancia mudó a partir del final de la primera Guerra Mundial, que desenmascaró la decadencia de Europa. La América Latina, según Palacios, se siente en la inminencia de dar a luz una nueva filosofía, perfectamente original. En la senda de esta absoluta novedad, la revista peruana Valoraciones llegó a proponer lo siguiente: "Liquidemos cuentas com los tópicos en uso, expresiones agónicas del alma decrépita de Europa" [apud Mariátegui, J. C., 1986: 62]. A este respecto, Palacios escribe: "Somos pueblos nacientes, libres de amarras y atavismos, com inmensas posibilidades y amplios horizontes delante de nosotros. El cruzamiento de razas nos dió un alma nueva. Al interior de nuestras fronteras acampa la humanidad. Nosotros y nuestros hijos somos síntesis de razas" [apud Mariátegui, J. C., 1986: 64].

Entre estas dos posiciones extremadas se sitúan las opiniones de varios pensadores latinoamericanos, que se dedicaron al estudio de la problemática de la originalidad filosófica. Así, por ejemplo, para el peruano A. Salazar Bondy [1968], a pesar de que las condiciones de subdesarrollo hayan impedido hasta el presente la formulación de una filosofía latinoamericana, será no obstante posible llegar a ella, en la medida en que sean superadas las causas del atraso. Criticarlas a éstas es ya dar comienzo a la mencionada filosofía. Para el argentino A. Korn [1940], es posible hablar de filosofía autóctona toda vez que hay en Latinoamérica una colectividad humana unificada por sentimientos, intereses e ideales comunes, que desarrolla, a la luz de éstos, su acción histórica. La explicitación racional de este conjunto original, com la ayuda de la tradición filosófica occidental, constituye lo que se puede llamar filosofía argentina.

El pensador mexicano J. Vasconcelos [1927 y 1986] considera que los latinoamericanos no pueden hurtarse a la elaboración de una filosofía propia, que constituye "una manera renovada y sincera de contemplar el universo" [Vasconcelos, 1986: 50] y que es formulada a partir de la asimilación crítica de los valores y de los conceptos heredados de la cultura occidental. Este proceso constructivo debe tener presente la aprehensión emocional del mundo, que ocurre en la vivencia estética. Este aspecto es fundamental para la interpretación del mundo por parte de los latinoamericanos que son, en el sentir de Vasconcelos [1986: 58], una "raza emotiva".

Ya el pensador peruano J. C. Mariátegui [1978 y 1986] destaca que no existe un pensamiento característicamente latinoamericano. "Me parece evidente — escribe Mariátegui [1986: 63] — la existencia de un pensamiento francés, de un pensamiento alemán, etc., en la cultura de Occidente. No me parece igualmente evidente, en el mismo sentido, la existencia de un pensamiento hispanoamericano. Todos los pensadores de nuestra América se han educado en la escuela europea. No se siente en su obra el espíritu de la raza". Sin embargo, esto no significa que sea imposible la aparición, en el futuro, de una filosofía típicamente latinoamericana, en la medida en que vayan siendo incorporadas a la meditación filosófica las culturas indígenas. Por esto Mariátegui concluye con esperanza: "El espíritu hispanoamericano está en formación". Por outra parte, el pensador peruano reconoce que la filosofía europea entró en crisis, porque está en declinio la expresión capitalista de esta cultura. Con todo, él considera que Europa se renovará. "El pensamiento europeo se sumerge en los más profundos misterios, en las más viejas civilizaciones. Por esto mismo demuestra su posibilidad de convalecer y renacer". Cabe a los pensadores latinoamericanos saber asimilar la savia del pensamiento universal, que circula en las venas de la filosofía europea [Mariátegui, 1986: 62].

El pensador argentino F. Romero [1944, 1952 y 1986] considera que, para discutir la cuestión acerca de si hay una filosofía latinoamericana se debe, en primer lugar, descartar las dos posiciones extremadas que fueron mencionadas al comienzo. Éstas son sintetizadas así por él: la que sostiene "que todo ya fué dicho y no resta sino repetir devotamente los esquemas ilustres" y la que "espera revelaciones portentosas, novedades inauditas, creaciones ex nihilo". Romero [1986: 69] refuta así una y outra posiciones: "La primera implica decretar la radical esterilidad del presente y del futuro, negarles, sin razones válidas, la virtud innovadora que palpita en toda época, y acogerse a una plácida contemplación de la riqueza amasada por los antepasados. Es la cómoda actitud del heredero, que cuando llega al extremo, culmina en la rápida dilapidación del legado. En cuanto a la espera y la exigencia de portentosas revelaciones —

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