LECCIONES DE CIENCIA

LECCIONES DE CIENCIA

Artículo publicado en la sección "La vida por delante" por Antonio Muñoz Molina.

"Aterra pensar en la cantidad de seres humanos que han sufrido y han muerto y que han matado y matan en el mundo en nombre de cosas que no existen, de malentendidos, de leyendas, de dioses. Hay sufrimientos inevitables, y mortandades provocadas por causas objetivas –una catástrofe natural, una epidemia-, pero unas cuantas ideas han sido mucho más mortíferas que la Peste Negra que asoló Europa en el siglo XIV, y dos o tres dislates de la Ciencia y de la Historia –por no hablar de los delirios de las religiones- han justificado los peores crímenes contra la Humanidad. El III Reich se basaba en un embuste histórico y en otro científico: según el primero, Alemania no fue derrotada por las armas en la Primera Guerra Mundial, sino traicionada –la puñalada en la espalda- por unos cuantos políticos, sobre todo socialistas y judíos, que impusieron la rendición a un ejército victorioso; el segundo embuste, certificado por investigaciones científicas sumamente serias, era la existencia objetiva de grandes diferencias raciales entre los seres humanos,la cual se correspondía con otro disparate muy de moda hasta los años treinta, el de las psicologías de los pueblos. Una disciplina miserablemente falsa, pero muy respetada, la llamada eugenesia, estudiaba el perfeccionamiento biológico de las razas, y los peligros de su degradación, y esta imbecilidad no sólo condujo al nazismo, sino también a crueles programas de esterilización de personas consideradas inferiores en países tan fuera de sospecha como Estados Unidos y Suecia. Ni las personas mas inteligentes están a salvo de una estupidez de consecuencias criminales: un hombre tan apacible, tan cultivado, como nuestro Pío Baroja era crudamente racista en virtud de su formación científica.

Personas bienintencionadas y valientes sostuvieron contra viento y marea que todas las razas son iguales, y su heroísmo ayudó a cambiar el mundo en lugares tan cruelmente marcados por la segregación como Sudáfrica o el Sur de Estados Unidos. Ahora la Ciencia por fin pone las cosas en su sitio y demuestra no ya que las razas humanas sean iguales, sino que simplemente no existen: según los investigadores que van trazando el mapa del genoma humano,los caracteres considerados raciales o étnicos –el color de la piel, la forma de los ojos o de la boca- constituyen menos del 0.01% de nuestro patrimonio genético: es decir, nada. Nada de nada. No hay diferencias objetivas, sino un cierto adiestramiento cerebral que nos permite fijarnos en rasgos mínimos gracias a los cuales atribuimos una individualidad a cada uno de nuestros semejantes. El chiste idiota de que todos los chino o todos los japoneses se parecen se vuelve cierto en la medida en que todos los eres humanos nos parecemos muchísimo:

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