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La Evolución De La Salud


Enviado por   •  29 de Junio de 2014  •  2.780 Palabras (12 Páginas)  •  196 Visitas

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LA EVOLUCION ES un proceso de cambio paulatino e ininterrumpido, a través del cual una situación determinada da lugar a otra nueva de un modo insensible. Este proceso continuo se ve sacudido esporádicamente por situaciones de gran magnitud que introducen cambios profundos, con gran rapidez. En otras palabras, el curso de la evolución se ve transformado en su velocidad, y acaso en su dirección, bajo ciertas coyunturas revolucionarias.

La salud no escapa a estas dos modalidades de cambio. En efecto, el campo de la salud refleja las circunstancias espectaculares que viven las sociedades contemporáneas. El objetivo de este simposio es hacer el recuento y analizar el proceso de evolución y revolución en salud.

A manera de introducción, nos referiremos a los cambios que nos ha tocado presenciar en cuatro décadas de vida profesional en México. Si bien nos concentraremos en hechos y circunstancias de nuestro país, éstos no difieren sustancialmente de lo acaecido en muchos otros.

México está pasando por una profunda transición, por un gran cambio que se inició hace algunos años y del que no escapa la situación de la salud de la población. En efecto, la salud resume de algún modo las transiciones demográfica, epidemiológica, cultural y educativa, económica, social y política en las que estamos inmersos. A continuación, haremos un análisis somero de la forma en que estas situaciones de cambio repercuten sobre el estado de salud y sus formas de atenderla en beneficio de los mexicanos.

La transición demográfica que hemos experimentado a lo largo de este siglo se caracteriza, primero, por una disminución de la mortandad y un incremento de la natalidad, que da por resultado el aumento acelerado de la población; últimamente, se observa una disminución de la fecundidad, un descenso marcado en la tasa de crecimiento del número de habitantes y, aparejada, una redistribución de éstos, para pasar de ser un país rural a otro esencialmente urbano. Sin embargo, persiste una gran atomización rural, pues hay más de cien mil comunidades con menos de 2500 habitantes. La transición se refleja también en indicadores de salud. Así, la mortalidad general descendió de 23 en 1940 a cinco en 1987, con la tendencia más acentuada en los grupos infantil y escolar; la esperanza de vida ya alcanza los 69 años. La pirámide poblacional altera su forma triangular con una base ensanchada para tender a un perfil de tipo "barril", debido al efecto del decremento en la fecundidad y al creciente número de personas de edad avanzada.

La transición epidemiológica en nuestro país ha recorrido las etapas señaladas originalmente por Omran, a saber: pestilencia, hambruna, disminución de las pandemias y enfermedades degenerativas así como las producidas por el hombre. No obstante, Frenk, Bobadilla, Sepúlveda y López Cervantes han llamado la atención al hecho de que las etapas de Omran no son necesariamente secuenciales, pues pueden superponerse. En efecto, en México y en general en países de menor desarrollo relativo, coexisten problemas de salud correspondientes a las tres etapas descritas, situación a la que han denominado "transición dilatada". Asimismo, destacan la "contratransición", representada por el repunte de algunos padecimientos previamente controlados, como el paludismo, el dengue y donde, pensamos nosotros, también cabe la tuberculosis. Por último, hablan de una "transición polarizada", que se refiere al hecho de que las infecciones y la desnutrición afectan a los desposeídos, y las enfermedades crónico degenerativas a los estratos sociales de mayores recursos.

Las transiciones cultural y educativa, económica, social y política también repercuten de manera importante en la salud. En efecto, considérese que el analfabetismo en la población mayor de 15 años ha disminuido de manera notable en 30 años, del 40 al 8 por ciento; que la escolaridad promedio y el acceso a la educación superior han aumentado en forma ostensible: la primera alcanza seis años y la matrícula de educación superior es 1.3 millones, lo cual representa 56 de cada 1000 estudiantes inscritos en el Sistema de Educación Nacional. A pesar de lo anterior, la crisis económica, con el ominoso peso de la deuda externa, nos ha abrumado en la última década, lo cual ha causado una reducción de los recursos asignados para los programas y servicios de salud. Por otro lado, la mayor conciencia ciudadana, por su participación en los procesos políticos, plantea una exigencia también mayor de mecanismos democráticos transparentes y más y mejores servicios de salud, entre otras demandas. En este sentido, son promisorios los cambios estructurales recientemente implantados para abrir la economía y propiciar una democratización amplia.

Esta compleja vialidad en transición sirve de marco de referencia para entender los cambios que se dan en el área de la salud y que pueden agruparse en dos vertientes principales: un nuevo enfoque para el cuidado de la salud y el acelerado progreso de la investigación biomédica. Recientemente pude abordar este tópico en la Academia Nacional de Medicina.

En cuanto a la primera vertiente, el cuidado de la salud se orienta ahora por una corriente que, a través de la última década, va cobrando arraigo en la conciencia de los gobiernos y de las sociedades de todo el mundo. Se trata del cambio en el paradigma de la atención a la salud, que significa el tránsito de la medicina individual de tipo curativo a un enfoque poblacional de carácter preventivo, que se basa en la promoción de la salud. Se propone reducir el riesgo más que reparar el daño. Cabe señalar que este cambio significa "además de" y no "en vez de"; es decir, significa una variación en el énfasis, la decisión y la voluntad política, una redefinición de estructuras y funciones de los servicios de salud, nuevas fórmulas para la asignación de fondos públicos y la formación de recursos humanos, entre otras.

Es importante señalar que la salud colectiva ha sido preocupación continua de los gobiernos y de la sociedad en México. Diversas experiencias se han puesto en práctica para cuidar de grupos vulnerables expuestos a riesgos específicos. En el siglo pasado, la salud pública estuvo al cuidado de un cuerpo colegiado autónomo, el Consejo Superior de Salubridad, que más tarde devino en Consejo de Salubridad General. La Constitución de 1917, de alto contenido social, adjudicó al Poder Ejecutivo responsabilidades concretas en cuanto a los intereses y el bienestar de las mayorías. En el caso de la salud, la Carta Magna incluyó a un organismo responsable de la salud, el Departamento de Salubridad; éste se fusionó en 1943 con la Secretaría

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