La Nacionalidad
gegomez16057 de Febrero de 2014
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INTRODUCCION
Al hablar de la nacionalidad es necesario tomar en cuenta que este término aparece con varias acepciones. Hay autores que ven la misma, como el vínculo jurídico y político que existe entre el individuo y un Estado determinado. Si definimos la nacionalidad según ese criterio estaríamos creando una confusión con el termino ciudadanía, una relación tanto jurídica como política con el Estado, por eso es necesario limitar esa acepción para este último término, pues no siempre en la nacionalidad existen esos dos vínculos señalados, tal es el caso de los menores, de las personas morales y de las cosas, las cuales no poseen relación política con el Estado.
Para otros autores como Niboyet, la nacionalidad es el vínculo contractual existente entre el individuo y el Estado, esto no resulta correcto o no abarca el ámbito completo de la nacionalidad, toda vez que el menor por ejemplo no ha contratado con el estado, bastó una simple declaración de nacimiento, posiblemente ni siquiera por parte del padre. Esto sería cierto para el naturalizado o la persona moral, quienes se acogen a un contrato de adhesión y aceptan los términos establecidos.
Prefiero asumir aquella acepción que ve en la nacionalidad el vínculo jurídico existente entre las personas físicas, morales o una cosa con un Estado determinado. Esta forma de ver la nacionalidad parece ordinaria, pero es la que más se aproxima al ámbito de aplicación de esta figura, pues aunque un individuo mayor de edad, puede encajar plenamente en aquella definición que ve el vínculo en sentido doble, esto no se cumpliría para los demás sujetos poseedores de la misma.
Dentro del Estudio del Derecho Internacional Privado, se incluye el estudio de la Nacionalidad ya sea de personas físicas, personas jurídicas, etc.
Es importante destacar o retomar en el presente trabajo el concepto de nacionalidad pero para ello es también de suma importancia destacar los aspectos Históricos y jurídicos que lo rodean así mismo analizaremos para una mejor comprensión su nacimiento, evolución, etc.
Antes de hablar de la nacionalidad es precisos determinar que es Nación: Esta se puede definir como el conjunto de los habitantes de un país regidos por el mismo gobierno, el territorio de ese mismo país, conjunto de personas de un mismo origen étnico con tradiciones e idioma comunes.
La Palabra Nacionalidad proviene de la palabra nacional, que esta a su vez proviene del latín natío-onis: que se traducen etimológicamente en Nació, raza, de nacer, etc.
El diccionario de la real academia de la Lengua española lo define como: Estado propio de la persona nacidas o naturalizadas en una nación.
Las confusiones que parecen existir al momento de identificar lo que entendemos por nacionalidad están referidas.
Muchas de las definiciones de la literatura definen el término Nacionalidad como el atributo que señala al individuo como miembro del pueblo constitutivo de un Estado.
Es el vínculo legal que relaciona a un individuo con un Estado.
La Nacionalidad es el atributo o pertenencia jurídica que corresponde a una persona en razón del vínculo o nexo legal con el Estado, es decir aquella relación jurídica que liga al individuo con el Estado.
Pero el concepto de Nacionalidad también puede analizarse desde un punto de vista sociológico, este punto de vista plantea que la Nacionalidad es el vínculo que une a un individuo con un grupo en virtud de diversos factores como lo son la vida en común y la conciencia social.
Por este motivo tanto el punto de vista jurídico como sociológico dentro del concepto de Nacionalidad podemos distinguir elementos similares que son:
El Estado a quien corresponde establecer el vínculo o nexo con el individuo lo es el Estado Soberano.
La nacionalidad es una condición social, cultural y espacial en la que influyen numerosos elementos que definen el escenario político y organizacional de un grupo determinado de personas. Por ser la nacionalidad un hecho social, no puede ser estudiado como un concepto aislado, y no puede entenderse de manera unilateral, por lo que requiere ser entrelazada con muchos otros conceptos de la materia sociológica, de manera que el tema pueda acercarse lo más posible a un concepto palpable.
El sujeto que recibe el título de nacional es aquel que nace en el territorio de dicho Estado o bien que nace de padres con la nacionalidad de ese Estado.
Nacionalidad significa también la pertenencia de una persona a un ordenamiento jurídico concreto. Este vínculo del individuo con un Estado concreto le genera derechos y deberes recíprocos. Este tipo de nacionalidad referida a un país se mezcla conceptual y individuo con el Estado surgen derechos y deberes que determinan la convivencia dentro de esa sociedad.
De lo antes expuesto muchos juristas sostienen que todos los seres humanos son personas jurídicas, personas singulares o personas naturales o más comúnmente conocidas dentro del Derecho como personas Físicas.
En el caso de la República de Panamá, conoceremos sobre el origen de la nacionalidad panameña al emerger como Estado soberano, y al estudiar su Carta Magna, especialmente lo relativo a la nacionalidad, entender su funcionamiento y aplicación dentro de nuestra propia legislación.
CONCEPTUALIZACIÓN DE LA NACIONALIDAD
El término nacionalidad se origina de la palabra latina natio, nación, que era para los romanos un grupo sociológicamente formado a diferencia de populus, que era una agrupación de individuos unificados por el derecho.
El concepto jurídico de nacionalidad tiene su origen en el Derecho romano, que sólo otorgaba protección a los miembros de las civitas romana y únicamente los ciudadanos romanos gozaban de la plenitud de los derechos públicos y privados, en oposición al peregrinus, que carecía de derechos, que le fueron concedidos, parcialmente, en época tardía.
La nacionalidad es el derecho humano fundamental que establece el vínculo jurídico esencial entre el individuo y el Estado, en virtud del cual una persona es miembro de la comunidad política que un Estado constituye según el Derecho Interno y el Derecho Internacional.
Básicamente este concepto indica que la nacionalidad constituye un elemento fundamental para la seguridad del Individuo, esto es porque además de conferir a la persona un cierto sentido de pertenencia e identidad, le otorga el derecho a disfrutar de la protección del Estado y le aporta un fundamento legal para el ejercicio de diversos derechos civiles y políticos.
Sin embargo, la nacionalidad no deber ser confundida con la ciudadanía; ésta comprende a una parte de los nacionales, es decir, a los calificados legalmente para ejercer los derechos políticos, pero hay nacionales que por razones de edad u otras causas pueden no ser ciudadanos. El individuo se encuentra bajo la jurisdicción del Estado dentro de cuyo territorio reside, y tiene el deber de cumplir con las leyes de dicho estado mientras reside en él. Sin embargo, al mismo tiempo el individuo queda bajo la jurisdicción personal del Estado del cual es nacional, y debe lealtad a dicho Estado dondequiera que esté.
A cambio de ello, tiene derecho a ser protegido por el Estado del cual es nacional.
La nacionalidad es entonces un lazo jurídico que une al individuo con un estado determinado a varios fines; es un vínculo establecido por el derecho interno, en otros términos, corresponde a cada Estado legislar sobre la adquisición, la pérdida y la readquisición de la nacionalidad. Algunos puntos sobre nacionalidad han sido reglados a veces por medio de tratados.
ANTECEDENTES DE LA NACIONALIDAD
Desde los más remotos tiempos, los hombres se han sentido vinculados con las comunidades a las que han pertenecido. Sin embargo, la naturaleza de este vínculo ha variado a lo largo de la Historia en función de las concepciones culturales y nivel de desarrollo de los pueblos.
En la antigüedad, la nacionalidad estaba ligada a la religión; los dioses, como la nación, eran territoriales y cuando llegaba otro pueblo invasor, solía aceptar al dios del lugar como dios suyo.
En ciertas culturas colonizadoras como los griegos, y los romanos, para poder llevar los dioses propios a nuevos territorios, cuando se fundaba una colonia se ponía en el altar fundacional una arqueta con tierra de la nación de origen, para implantar en la nueva ciudad su dios, traído con la tierra.
De la importancia de esos dioses nacionales también da ejemplo Sócrates, que prefiere tomar la cicuta antes que ir al destierro perdiendo sus dioses y su nación. Como la religión, la nacionalidad supone un vínculo de los nacionales entre sí y además, desde la desaparición de los dioses territoriales, con el territorio donde nacieron. Los gobernantes se han aprovechado de estos sentimientos a menudo. Dios y la nación han sido los motores que han conseguido llevar a los pueblos, a guerras y conflictos en los que nada tenía que ganar.
En la Edad Antigua existe un sentimiento de fidelidad cívico-religiosa a las tradiciones e instituciones de la comunidad (la Polis, el Imperio). Este sentimiento pasa a ser feudal en la Edad Media, basado en el juramento religioso de vasallaje. A finales del Medievo y comienzos de la Edad Moderna, entre los s. XIII y XVI, tienen lugar en Europa ciertos cambios económicos y sociales que promueven una trasformación en las estructuras políticas cuya significación más inmediata es el refuerzo del poder real y la sustitución
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