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La Quimica


Enviado por   •  30 de Marzo de 2013  •  1.877 Palabras (8 Páginas)  •  280 Visitas

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PREGUNTA: He leído en Internet que en el 2012 se van a invertir los polos magnéticos de la Tierra y se va a acabar el mundo. ¿Hay algo de verdad en esa historia?

El mundo no se va a acabar en 2012, al menos por esa causa, ni tampoco por muchas otras que pululan por la Web. Lo que sí es cierto es que 2012 se ha convertido en una especie de punto de encuentro en el que algunos han concentrado peligros tan escalofriantes como peregrinos.

He aquí un ejemplo para abrir boca: supuestamente, en el 2012 un planeta errante de nombre Nibiru, o planeta X, descubierto por los sumerios, según dicen, va a colisionar con la Tierra en el 2012. Lo curioso es que, a pesar de los miles de telescopios que observan el firmamento con instrumentos capaces de detectar el acercamiento de un asteroide de pocas decenas de metros de diámetro, nadie ha detectado, nada menos, que un planeta. Si un objeto del tamaño de un planeta estuviera en rumbo de colisión con la Tierra habría sido descubierto, como mínimo, hace 20 años y habría sido observado millones de veces desde entonces, es más, en estos momentos sería visible a simple vista, como podemos ver a Marte, Venus o Mercurio. Por si esto fuera poco, ya se anunció esa misma catástrofe en 2003 y… juzguen ustedes mismos. Si desean conocer si existe alguna amenaza de colisión con la Tierra les recomiendo que visiten esta página: Near Earth object Program

Así pues, Nibiru no llegará en 2012 pero… ¡seguro que nos amenazará alguna vez más!

Hay otras predicciones para el 2012 pero sería muy largo de contestarlas a todas aquí. Así pues centrémonos en la que nos menciona la pregunta que, para hacer la explicación más clara, podemos dividir en dos.

¿Se van a invertir los polos magnéticos de la Tierra en 2012? ¿Qué peligros tiene esa inversión en el caso de que sucediera?

En este caso el origen de la noticia es más reciente y se basa en datos científicos reales aunque, como todo en esta vida, son las interpretaciones que se hacen de ellos las que se salen de madre.

Comencemos por lo más básico. Sabemos que los imanes tienen la propiedad de atraer a los objetos metálicos. Un imán tiene dos polos, que se identifican como polos “Norte” y “Sur”. Si enfrentamos los polos del mismo nombre de dos imanes, se repelen, y si ponemos dos de distinto nombre, por ejemplo, un polo Norte y otro Sur, se atraen hasta quedar pegados. Bien, pues nuestro planeta se comporta como un imán inmenso que tiene su polo Norte y Sur y ejerce una influencia, aunque sea pequeña, sobre todos los objetos de hierro que hay sobre él. Si imantamos una aguja y la disponemos de tal manera que pueda moverse con libertad, no tardará en orientarse en sentido Norte- Sur, obligada por el magnetismo terrestre. Acabamos de inventar la brújula.

Si tenemos un imán en forma de barra, lo colocamos horizontalmente sobre una mesa y jugamos con una brújula moviéndola a su alrededor, observaremos que su aguja está paralela al imán, cuando la colocamos a un lado, pero, a medida que la movemos hacia el polo norte del imán, va cambiando de dirección hasta que, sobre el polo, apunta directamente hacia él, como si intentara clavarse. En teoría, para buscar el polo Norte o Sur magnéticos de la Tierra, bastaría con hacer lo mismo, una aguja imantada sobre cualquiera de los polos se intentaría poner vertical, como una estaca clavada en el suelo.

Los polos magnéticos cambian de lugar.

La primera vez que se logró detectar el polo Norte magnético fue en 1831. El investigador James Ross descubrió que estaba situado en las heladas tierras canadienses de la península de Boothia, 2.200 kilómetros más al Sur que el Polo Norte Geográfico. La sorpresa surgió 73 años después, cuando Roald Amudsen volvió a medirlo y descubrió que el Polo Norte magnético ya no estaba allí, sino 50 kilómetros más al Noroeste. En un principio se pensó que alguno de ellos había hecho mal la medida pero no fue así. Durante todo el siglo XX el polo se siguió moviendo a una velocidad media de 10 km por año.

A finales del siglo XX ya nadie dudaba que el Polo Norte Magnético se moviera, es más, se ha acelerado y ahora lo hace a más de 50 kilómetros anuales. Desde que Ross lo descubrió, el polo norte magnético ha viajado cerca de 1.700 kilómetros. Podemos asegurar que la brújula de nuestros días señala un norte distinto a la que indicaba la de nuestros abuelos. En estos momentos está más cerca del Polo Norte geográfico pero, a la velocidad que va, pasará de largo y, si continúa así, para el año 2050 se encontrará mucho más al sur, sobre las costas de Siberia.

Este movimiento tan rápido ha despertado la imaginación de agoreros y amantes de las catástrofes. Por otro lado, se ha detectado una disminución de la intensidad del campo magnético terrestre y eso podría indicar, y recalco el “podría”, que está próximo un cambio de polaridad, es decir, que el polo Norte Magnético pasará a ser el Sur y viceversa. Si a esto se le añaden algunos ingredientes pintorescos como las profecías de Notredamus (unas profecías curiosas porque por más que se equivoca, no hay medio de que se jubile de su trabajo de profeta) ya tenemos el cóctel del Fin del Mundo.

Efecto protector del campo magnético terrestre.

El campo magnético terrestre nos protege de las partículas cargadas que llegan desde el Sol. El Astro Rey está lanzando continuamente al espacio un viento de partículas cargadas, electrones y protones, fundamentalmente, que se denomina “Viento Solar”. Cuando esas partículas se encuentran con

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