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La Unidad De Metodo: K.r. Popper

lianamargarita7 de Agosto de 2012

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La Unicidad de Método: K.R. Popper

KR. Popper nace en Viena en 1902. Después de estudiar filosofía emigra

a Londres, donde, desde 1945, enseña en la Universidad. Sus trabajos más

importantes se centran en el campo de la teoría de la ciencia como principal

representante del racionalismo científico en contra de cualquier utopía social

revolucionaria: contra la revolución, nos propone Popper la razón o la reforma

gradual. La idea fundamental de la epistemología popperiana gira en tomo al

principio de la falsificación, o sea, la demostración del error. Este principio nos

da el criterio popperiano de demarcación entre teorías empíricas (científicas) y

no empíricas. El método científico, que según Popper es único en todo campo

de investigación científica, se desarrolla en forma de triada: problema-conjeturarefutación (critica).

Obras principales en castellano: La lógica de la investigación científica,

Madrid, Tecnos, 1971; Conocimiento científico, Madrid, Tecnos, 1974; El

desarrollo del conocimiento científico. Conjeturas y refutaciones, Buenos Aires,

Paidós, 1967; La miseria del historicismo, Madrid, Alianza-Taurus, 1973; La

sociedad abierta y sus enemigos, Buenos Aires, Paidós, 1957.

KR. Popper expone en este texto su teoría unificada del método, o sea el

método científico como algo único que se explícita en <problemas-conjeturas o

teorías-críticas o refutaciones>.

Sugerí en la sección precedente que los métodos deductivos allí

analizados eran importantes y muy empleados - mucho mas de lo que se

estudiara ahora con mas detalle, para arrojar alguna luz sobre la disputa entre

el naturalismo y el antinaturalismo. En esta sección voy a proponer una

doctrina de unidad del método; es decir, la opinión de que todas las ciencias

teóricas o generalizadoras usan el mismo método, ya sean ciencias naturales o

ciencias sociales. (Pospongo la discusión de las ciencias históricas hasta la

sección 31.) Al mismo tiempo se trataran algunas de las doctrinas del

historicismo que aun no he examinado suficientemente, tales como los

problemas de la Generalización; del Esencialismo; del papel jugado por la

Comprensión Intuitiva; de la Inexactitud de Predicción; de la Complejidad; de la

aplicación de los Métodos Cuantitativos.

No pretendo afirmar que no existe diferencia alguna entre los métodos de

las ciencias teóricas de la naturaleza y de la sociedad; tales diferencias existen

claramente, incluso entre las distintas ciencias naturales, tanto como entre las

distintas ciencias sociales. (Compárese, por ejemplo, el análisis de los

mercados de libre competencia y el de las lenguas romances.) Pero 91

estoy de acuerdo con Comte y Mill-y con muchos otros, como C. Menger-en

que los métodos de los dos campos son fundamentalmente los mismos (aunque

lo que por estos métodos entiendo quizá no sea lo que ellos entendían). El

método esbozado en la sección anterior siempre consiste en ofrecer una

explicación causal deductiva y en experimentar (por medio de

predicciones). Este ha sido llamado a veces el método hipotético-deductivo, o

más a menudo el método de hipótesis, porque no consigue certeza absoluta

para ninguna de las proposicionescientíficas que experimenta; por el contrario,

estas proposiciones siempre retienen el carácter de hipótesis de signo tentativo,

aunque este carácter pueda dejar de ser obvio después que han superado gran

número de experimentos, de pruebas severas.

Por causa de su carácter tentativo o provisional se consideraba por la

mayoría de los estudiosos del método que estas hipótesis eran provisionales en

el sentido de que habían de quedar reemplazadas en último término por teorías

probadas (o por lo menos por teorías de las que se pudiese demostrar que eran

«altamente probables», en el sentido de algún cálculo de probabilidades). Creo

que esta opinión está equivocada y que lleva a un cúmulo de dificultades

enteramente innecesarias. Pero este problema es de una importancia

comparativamente pequeña aquí. Lo que es importante es darse cuenta de que

en ciencia siempre nos ocupamos de explicaciones, de predicciones y

experimentos, y que el método para experimentar las hipótesis

es siempre el mismo (véase la sección anterior). De la hipótesis que se ha de

experimentar, por ejemplo, una ley universal junto con otras proposiciones que

para este fin no se consideran problemáticas, por ejemplo, algunas condiciones

iniciales—, deducimos un pronóstico. Confrontamos entonces este pronóstico,

cuando sea posible, con los resultados de observaciones experimentales u

otras. El acuerdo con estas se toma como corroboración de la hipótesis, aunque

no como prueba final de ella; el claro desacuerdo se considera una refutación o

falsificación.

Según este análisis no hay gran diferencia entre explicación, predicción y

experimentación. Es una diferencia, no de estructura lógica, sino de énfasis;

depende de lo que consideremos como nuestro problema y de lo que

consideremos como tal. Si 92

no nos planteamos como nuestro problema al encontrar un pronóstico, y por el

contrario, si nos planteamos el encontrar cuales son las condiciones iniciales o

las leyes universales (o ambas cosas) de las cuales podríamos deducir un

<pronóstico> dado, estamos entonces buscando una explicación (y el

<<pronóstico>> dado se convierte en nuestro <explicandum>). Si

consideramos las leyes y condiciones iniciales como dadas (en vez de como

algo que hemos de encontrar) y las usamos meramente para deducir el

pronóstico, para conseguir así alguna información nueva, estamos entonces

intentando hacer una predicción. (Es este un caso en el que aplicamos

nuestros conocimientos científicos.) Y si consideramos una de las premisas, es

decir, o bien la ley universal o bien la condición inicial, como problemática, y el

pronóstico como algo que se ha de comparar con los resultados de los

experimentos, hablamos entonces de una experimentación de la premisa

problemática.

El resultado de la experimentación es la selección de las hipótesis que han

superado bien los experimentos, o la eliminación de aquellas hipótesis que han

superado mal, y que, por tanto, quedan rechazadas. Es importante darse

cuenta de las consecuencias de este punto de vista. Son estas que todos los

experimentos pueden interpretarse como intentos de extirpar teorías falsas, de

encontrar puntos débiles de una teoría para rechazarla si queda refutada por el

experimento. A veces se considera esta actitud como paradójica; nuestra

finalidad, se dice, es establecer la verdad de una teoría, no eliminar las teorías

falsas. Pero precisamente porque nuestra finalidad es establecer la verdad de

las teorías, debemos experimentarlas lo mas severamente que podamos; esto

es, debemos encontrar sus fallos, debemos intentar refutarlas. Solo si no

podemos refutarlas a pesar de nuestros esfuerzos, podemos decir que han

superado bien severos experimentos. Esta es la razón por la cual el

descubrimiento de los casos que confirman una teoría significa muy poco si no

hemos intentado encontrar refutaciones y fracasado en el intento. Porque si no

mantenemos una actitud critica, siempre encontraremos lo que buscamos:

buscaremos, y encontraremos, confirmaciones, y apartaremos la vista de

cualquier cosa que pudiese ser peligrosa para nuestras teorías favoritas, y

conseguiremos no verla. De esta forma es demasiado 93

fácil conseguir lo que parecen pruebas aplastantes en favor de una teoría que,

si se hubiese mirado críticamente, hubiese sido refutada. Con el fin de que el

método de la selección por eliminación funcione, y para asegurarse que solo las

teorías mas aptas sobreviven, su lucha por la vida tiene que ser severa.

Este es, en sus líneas generales, el método de todas las ciencias que se

apoyan en la experimentación. Pero, ¿qué hay del método por el que

obtenemos nuestras teorías o hipótesis? ¿Qué hay de las generalizaciones

inductivas, y de la forma en que se pasa de la observación a la teoría? A esta

pregunta (y a las doctrinas discutidas en la sección 1, en cuanto que no han

sido tratadas en la sección 26) daré dos respuestas: (a) No creo que hagamos

nunca generalizaciones inductivas en el sentido de que empecemos con

observaciones e intentemos derivar nuestras teorías de ellas. Creo que el

prejuicio de que procedemos de esta manera es una especie de ilusión óptica, y

que en ninguna fase del desarrollo científico empezamos sin algo que tenga la

naturaleza de una teoría, como, por ejemplo, una hipótesis, o un prejuicio, o un

problema -a menudo un problema tecnológico- que de alguna forma guíe

nuestras observaciones y nos ayude a seleccionar de los

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