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La educación ambiental


Enviado por   •  2 de Marzo de 2014  •  3.496 Palabras (14 Páginas)  •  220 Visitas

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La educación ambiental. Reflexiones sobre algunos de los retos en la formación de los profesores en el Distrito Federal

Raúl Calixto Flores

Investigador de la UPN Ajusco*

Presentación

La educación ambiental es una real posibilidad de revertir el proceso hegemónico de la cultura del consumo, a partir del desarrollo de procesos generales de concientización, referidos a saberes, actitudes y valores.

Aspectos que se reflexionan y teorizan en la Pedagogía del medio ambiente y que se traducen en prácticas en la educación ambiental. Prácticas que proponen una relación diferente entre los seres humanos y con el medio ambiente.

En el ámbito de la educación formal de nuestro país, donde el sistema educativo propone formas y contenidos de enseñanza, se hace necesario contar con profesores que observen a la educación ambiental, como una posibilidad real de propiciar un cambio en las relaciones de los seres humanos con el medio ambiente.

Las instituciones formadoras de docentes requieren promover, además de cambios curriculares que incorporen en sus planes de estudio a la educación ambiental, fomentar y desarrollar programas que tiendan no sólo al conocimiento y divulgación de la información, sino también en la forma de investigar a la educación ambiental.

En el análisis del aspecto social es determinante comprender que las injustas relaciones sociales prevalecientes explican la crisis ambiental contemporánea.

En este artículo se describen algunas reflexiones en torno a la importancia de incorporar en la formación de los docentes, la educación ambiental; a través de la revisión de la formación que las educadoras de preescolar del Distrito Federal tienen en este campo.

El medio ambiente amenazado

El acelerado proceso de urbanización y el crecimiento industrial de la Cd. de México, propiciado por el modelo de desarrollo adoptado en el país, después de la Segunda Guerra Mundial, contribuyó de forma significativa al crecimiento urbano, así en 1940 la Cd. de México contaba con un millón 760 mil habitantes, en 1960 con 5 millones y en 1996 con más de 18 millones de habitantes. «Actualmente se concentra en la ciudad de México más de una cuarta parte de la población del país, y continúa siendo la sede de los poderes políticos y económicos del país» (Izazola,1996).

A partir de la década de los 50’s. aumentó considerablemente el número de las industrias y los servicios urbanos proporcionados, convirtiéndose la ciudad de México en la «tierra prometida» para muchos campesinos, en busca de mejores condiciones de vida. Promesa que se hizo realidad durante algunos años, pero que en la actualidad se ve revertida por la «pauperización urbana» que sufren más de la mitad de las familias habitantes de la ciudad. Situación muy similar para las demás ciudades de la república mexicana.

El medio ambiente se ha visto impactado desfavorable-mente, se ha originado un grave deterioro, al ocupar tierras de cultivo, bosques y lechos de antiguos lagos. No se dio una prevención ecológica adecuada, por ejemplo existe una deficiente red de captación en los grandes centros habitacionales, centros educativos, hospitales, zonas industriales y centros comerciales.

Los patrones de consumo son uno de los principales factores que originan los problemas ambientales. La población de la ciudad de México, como la gran mayoría de los habitantes de la república, han modificado sus patrones de consumo, como resultado de la enorme penetración cultural de otros pueblos. Para muchos el «american way of life» es el modelo a imitar, la sociedad de consumo donde todo es desechable. Gracias al enorme poder de influencia de los medios de comunicación, donde todos los días a través del cine, la televisión y otros medios de comunicación, se pregona la importancia de poseer bienes que satisfagan necesidades suntuarias o economicen el tiempo a costa de la destrucción del medio ambiente y el agotamiento de los recursos naturales.

En nuestra sociedad esta forma de vida sólo puede ser practicada a plenitud por las minorías dominantes, a costa del trabajo explotador de la mayoría de la población, que sin embargo también aspira a esta forma de vida. En efecto el consumo del 10% de los hogares con menores ingresos sólo representó el 33% del consumo básico requerido para satisfacer sus necesidades esenciales. En el otro extremo, el 10% de los hogares con mayores ingresos efectuó un consumo 408% mayor que el considerado básico. Alrededor del 50% de los hogares del país no alcanzó en 1988 a cubrir con sus ingresos el costo de los satisfactores esenciales, en tanto que los hogares más ricos gastaron un consumo cuatro veces más de lo que se considera esencial: buena parte de su consumo es suntuario.

La sociedad de consumo además de aumentar considerablemente la producción de desechos, contribuye a la destrucción incesante del medio; por ejemplo, en cuanto a los desechos sólidos, los tiraderos a cielo abierto contribuyen a elevar los niveles actuales de contaminación, ya que los desechos en descomposición generan gases flamables y la reproducción de insectos y animales nocivos a la salud, además son altamente contaminantes de los mantos acuíferos por el proceso de lixiviciación.

La educación ambiental, una posibilidad de una mirada diferente

La educación ambiental ha de ser vista como un continuo cuestionamiento de las formas como se desarrollan las relaciones sociales, la percepción que se tiene sobre el ambiente y el papel que se asume ante la realidad cotidiana. Por lo cual a la educación ambiental le interesa no sólo explicar el ambiente natural, sino también el social y el construido, en el que se manifiestan con toda claridad las distintas responsabilidades de los distintos sectores sociales en la crisis ambiental. Crisis ambiental que hace evidente la necesidad de tomar decisiones y actuar sobre los problemas inmediatos, sin perder de vista las acciones de un espacio mayor que es necesario tomar. Por ello entre los fines de la educación ambiental, están la de fomentar una conciencia ambiental comprometida con la realidad social, la de formar actitudes y valores congruentes con un estilo de vida que propicie el desarrollo de relaciones equitativas con el entorno natural y social. Y desarrollar una forma de observarse a sí mismo, en relación a la totalidad de acontecimientos que orientan nuestra forma de sentir y pensar, como ciudadanos de un país y habitantes

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