Lutero

La edad media en Europa se caracterizaba por ser extremadamente devota a lo que es la fé y la razón. Naturalmente, el clero se hacía de manos llenas con esto al ver que el pueblo, carente de educación y dotados con ignorancia, pagaban una parte de sus en veces escasas monedas para ‘deshacerse’ de sus pecados y asegurarse un lugar en el cielo.

Lutero es un personaje de origen humilde, estudiando teología que comenzó por marcar pauta entre el cambio de la Edad Media al Renacimiento. Y con esa actitud, muchos pueblos promovieron cambios en el aspecto religioso, motivando así la formación de la rama de protestantes y luteranos.

Éste desde principio era una persona activa e inteligente, que mediante su esfuerzo, llegó a convertirse en una revolucionaria figura por su influencia en el pensamiento religioso, desenmascarando a los métodos lucrativos del clero en la edad media. Esto le llevó a enfrentar graves adversidades en su camino, pues debido a su constantes manifestaciones de disgusto y debates lógicos ante huecos en la enseñanza de las doctrinas religiosas, logró establecer una posición en la iglesia, poco a poco creando un movimiento que, a partir de sus 95 tesis, (Cuestionamiento al Poder y Eficacia de las Indulgencias) dio a luz.

La iglesia siempre ha tenido una influencia en las masas desde que comenzó a occidentalizarse. Debido a ella diversas costumbres se perdieron y las personas sometidas a los deseos papales de tener el poder absoluto de bienes tanto materiales y monetarios se vieron consumidas en una pobreza aún más marcada. Todo esto lo llevo a traducir la Biblia al idioma alemán, y a interpretar los cambios en la estructura gobernada por los papas a una libertad de creencias mediante las bases otorgadas en el libro sagrado para así fomentar una mayor cantidad de interpretaciones.

Criticó severamente a la curia eclesiástica por la venta de indulgencias (algo así como unas actas de papel que aseguraban la salvación tras pasar al cielo) para formar una nueva sociedad religiosa y devolverle la pureza que debía de tener. Esta actitud no sólo fue criticada por los que profesaban una religión, sino que muchos de los sacerdotes y monjes estaban inconformes por la forma en la que el papado retomara los preceptos de la Biblia.

Debido a la inconformidad de la situación y todos aquellos simpatizantes de los postulados de Martín Lutero que obligó a la Iglesia a enjuiciarlo y causó un cisma en donde cada país tenía sus propios obispos, sacerdotes y clérigo, que simpatizaban únicamente en esos reinos.

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