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MADRID

jhordinxdTrabajo11 de Julio de 2014

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ÍNDICE

OBJETIVOS: 2

INTRODUCCIÓN 3

I. CONCEPTO DE CIUDAD: “Madrid” 4

II. LA MORFOLOGÍA URBANA 4

III. RASGOS BÁSICOS DEL PROYECTO DE ENSANCHE 5

IV. URBANIZACIÓN DE MADRID 7

A. SIGLO XVI 7

B. SIGLO XVII 10

C. SIGLO XVIII 13

D. SIGLO XIX 19

E. SIGLO XX 22

V. EVOLUCIÓN URBANA DE MADRID: PLANOS 24

ANEXOS: 26

CONCLUSIONES: 27

LINCOGRAFÍA: 28

OBJETIVOS:

Dar a conocer los aspectos más importantes sobre la urbanización de Madrid.

Desarrollar distintas características sobre la evolución de Madrid.

INTRODUCCIÓN

La ciudad de Madrid es el mejor ejemplo de una estructura urbana compleja ya que posee casco histórico o centro, Ensanche, Periferia y un conjunto de ciudades que la rodean como un cinturón, que llamamos área metropolitana.

La ciudad de Madrid es el resultado de la combinación del plano, la construcción y los usos del suelo. En Madrid podemos encontrar diferentes tipos de planos. Por una parte tenemos el plano regular caracterizado por tener calles estrechas y plazas sin formas definidas; el plano radiocéntrico del que parten calles radiales cortadas por otras formando anillos en torno al centro; y por último el plano ortogonal, en cuadrícula o damero, formado por calles que se cortan en ángulo recto.

En el siglo XVII, la obra, entre arquitectónica y urbanística, más importante de este período fue la configuración definitiva de la Plaza Mayor, así como la ordenación de las calles inmediatas, que repetían la misma tipología de fachadas con soportales y balcones, siguiendo el proyecto de Juan Gómez de Mora (1617). La Plaza Mayor se convirtió en el espacio público más importante de Madrid.

I. CONCEPTO DE CIUDAD: “Madrid”

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), Madrid puede ser considerada una población urbana ya que es un municipio que consta de más de 10.000 habitantes. Concretamente, el área metropolitana supera los 3 millones de habitantes y la Comunidad de Madrid en conjunto, los 4 millones.

Madrid es una ciudad cosmopolita, centro de negocios, sede de la administración pública central, del gobierno del estado y del parlamento español y residencia habitual de los monarcas. Ocupa un primer orden en el sector bancario e industrial; este último se desarrolla principalmente en la periferia sur, donde se concentran importantes empresas textiles, alimentarias y metalúrgicas, entre otras. Cosmopolita y multiétnica, más de 3 millones de personas habitan en la capital, a la que hay que añadir más de 1 millón de población flotante. Madrid se caracteriza por una intensa actividad cultural y artística y una vida nocturna muy activa.

En esta polis de tres millones de habitantes la población se suele distribuir en la llamada ciudad y los conjuntos poblacionales del extrarradio. Muchos de ellos comenzaron siendo pequeños pueblos alejados agricultores de la capital que, con el crecimiento se han transformado en pequeñas ciudades perfectamente comunicadas con el centro. Otras, incluso, han llegado a ser absorbidos por la ciudad y hoy día son barrios bastante populares.

Sus gentes son muy heterogéneas, ya que Madrid ha sido un importante foco de atracción de otras regiones. Por lo tanto, la mezcla de estilos, costumbres, gastronomía y acentos enriquece su cultura, siendo la hospitalidad una de sus principales cualidades.

II. LA MORFOLOGÍA URBANA

Al abrigo de la Cordillera central y de los montes de Toledo, la capital de España se sitúa en el centro de la Península Ibérica. Las dos Castillas rodean sus casi 8.000 km2 (aproximadamente el 1,6% del total del territorio español) y recuerdan un pasado muy cercano en el que formó parte de ellas.

El territorio en que se halla Madrid, cruzado por el río Manzanares, está encuadrado al noroeste por la sierra de Guadarrama y su rampa rocosa; al este por las campiñas y las vegas del Henares y el Jarama y más allá la altiplanicie alcarreña; al sur por los llanos de la Sagra toledana hasta el Tajo; al oeste por la divisoria con el río Guadarrama.

Al mirar en un mapa la Comunidad de Madrid, resulta como un triángulo equilátero, en cuyo centro se hallaría la ciudad. Parece que los límites geográficos resultan de considerar los elementos naturales: por un lado, el Sistema central, por otro el deseo de incluir el Real Sitio de Aranjuez (lo que llevó a extenderlo hasta el Tajo), y finalmente el tercer lado del triángulo, que resulta de la ruptura de las cuencas fluviales y otras unidades geográficas.

La ciudad de Madrid es el resultado de la combinación del plano, la construcción y los usos del suelo. En Madrid podemos encontrar diferentes tipos de planos. Por una parte tenemos el plano regular caracterizado por tener calles estrechas y plazas sin formas definidas; el plano radiocéntrico del que parten calles radiales cortadas por otras formando anillos en torno al centro; y por último el plano ortogonal, en cuadrícula o damero, formado por calles que se cortan en ángulo recto.

La construcción incluye la trama urbana y la edificación. En Madrid la trama, es decir, la disposición de los edificios, es compacta cerrada cuando los edificios se disponen unos junto a otros a lo largo de grandes extensiones y abierta cuando los edificios dejan amplios espacios libres entre ellos. La edificación es colectiva (bloques y torres) e individual (viviendas exentas o adosadas); los usos del suelo son diversos (comercial y de negocios, residencial, industrial, de equipamiento, etc.).

III. RASGOS BÁSICOS DEL PROYECTO DE ENSANCHE

La concepción urbanística en damero u ortogonal, adoptada por los ensanches, es uno de sus rasgos más característicos. Su uso no es nuevo en España, ya que se había utilizado desde el siglo XVII en ciudades coloniales de la América hispana, e incluso en ciudades de nuevo trazado durante el reinado de Carlos III.

Otro de los rasgos definitorios del Ensanche madrileño es la amplitud de superficie sobre la que se proponía realizar este plan, que sobrepasaba las 2.000 hectáreas, mientras que la ciudad histórica hasta ese momento no llegaba a las 800; era, por tanto, una intervención monumental. Los límites sobre los que se trazó el Plan de Ensanche, pueden observarse perfectamente en un plano actual de la zona norte y este de la ciudad.

Un aspecto interesante, es el de la asignación de funciones diferentes a cada zona del ensanche, que el propio Castro dejó claramente indicadas. Con ello se daba un paso decisivo en la segregación horizontal, hasta entonces desconocida en la ciudad antigua. En ella se compartía el espacio de trabajo y el de residencia y ésta no estaba separada espacialmente por grupos sociales. La división de barrios prevista por Castro era la siguiente:

• La Castellana: zona aristocrática y elegante

• Chamberí: fabril e industrial

• Salamanca y Argüelles: clase media acomodada

• Sur de la carretera de Aragón (calle Alcalá): clase obrera

• Valle hermoso: construcciones militares

• Embajadores y Puente de Toledo: depósitos y abastos

• Manzanares: zona agrícola

También se señala la distribución de los edificios ocupados por servicios como hospitales, hospicios, cárceles, etc., y los lugares previstos para iglesias, teatros y salas de conciertos, que Castro sitúa en las zonas verdes o en las dedicadas a esparcimiento. Esta zonificación y división de funciones en el plano de la ciudad, va configurando una zona norte residencial y burguesa, y otra sur asignada para los grupos sociales con menor poder adquisitivo.

El trazado de las calles es otro de los elementos que definen el Ensanche, no sólo por la simetría de su cuadrícula, sino sobre todo por su anchura, mucho mayor que la que tenían las calles de la ciudad antigua: 30 metros para las de primer orden, 25 y 20 para las de segundo y tercer rango.

Otra de las aportaciones de los ensanches es el concepto de manzana como base de la edificación, puesto que la casa casi nunca se da aislada en la ciudad.

Otro rasgo importantísimo de los ensanches es la legislación urbanística a que dieron lugar. Difícilmente podían llevarse a cabo los proyectos con la legislación existente; en julio de 1864 se logró favorecer la construcción en la zona del Ensanche, lo que permitía la expropiación de terrenos, y con ellos el interés público se superponía al privado.

IV. URBANIZACIÓN DE MADRID

A. SIGLO XVI

Durante este siglo, Madrid conoció su conversión de villa en corte, poniendo así fin a una primera etapa de su historia en la que a las funciones militares iniciales se habían sumado las de mercado. Ahora, bajo Felipe II, Madrid iba a asumir otras de índole política al fijarse la corte en la ciudad, con todas las consecuencias que este hecho desencadenó y que, lógicamente iban a afectar a su estructura urbana de una forma muy directa.

El propio Carlos V había demostrado un claro interés por Madrid, quizás atraído por los cotos de caza inmediatos (El Pardo Galapagar, Valdemoro, Aranjuez, etc.), y sabemos de sus estancias en el antiguo alcázar medieval que decidió transformar y ampliar, para

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