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Real Madrid

nickel13 de Julio de 2014

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HARVARD BUSINESS SCHOOL

YOUNGME MOON

JOHN QUELCH

Starbucks: Brindando servicio al cliente

A mediados de 2002, Christine Day, vicepresidente senior de administración

de Starbucks en Estados Unidos, estaba sentada, tomando su segunda taza

de «toffee nut latte» en la sala de juntas del séptimo piso de la sede central

de Starbucks en Seattle. Esta bebida casera -un café expreso mantecoso,

condimentado con caramelo y decorado de crema chantilly y una lluvia de

caramelo- se había convertido para Day en una indulgencia habitual en las

tardes desde su reciente lanzamiento.

Mientras esperaba la llegada de sus colegas, Day reflexionó sobre el

reciente desempeño de la compañía. Mientras otros comercios todavía

tambaleaban debido a la recesión que siguió al 11 de septiembre, Starbucks

gozaba por undécimo consecutivo de al menos un 5% de crecimiento en

ventas en comparación con otros locales. Esto había impulsado a su fundador

y presidente, Howard Schultz, a declarar: «Pienso que hemos demostrado ser

un producto a prueba de recesión»1

Sin embargo, Day, no se sentía tan confiada, en parte porque el estudio de

mercado más reciente de Starbucks había revelado algunos descubrimientos

inesperados. «Siempre nos hemos sentido muy orgullosos de nuestro servicio

al por menor, dijo Day, pero según la información no estamos siempre

colmando las expectativas de nuestros consumidores en el área de satisfacción

al cliente.»

Como resultado de estas preocupaciones, Day y sus asociados habían

elaborado un plan para invertir anualmente 40 millones de dólares adicionales

1 Batsell, Jake, «Una gran década para Starbucks», Seattle Times, 26 de Junio de 2002.

El caso de LACC número 505-S04 es la versión en español del caso HBS número 9-504-016. Los casos de HBS se desarrollan

únicamente para su discusión en clase. No es el objetivo de los casos servir de avales, fuentes de datos primarios, o ejemplos de una

administración buena o deficiente.

Copyright 2005 President and Fellows of Harvard College. No se permitirá la reproducción, almacenaje, uso en plantilla de cálculo o

transmisión en forma alguna: electrónica, mecánica, fotocopiado, grabación u otro procedimiento, sin permiso de Harvard Business

School.

en los 4.500 locales de la compañía, lo cual permitiría que cada local añadiera

el equivalente de veinte horas de trabajo a la semana. «La idea es mejorar

la velocidad del servicio y, por consiguiente, aumentar la satisfacción del

cliente», dijo Day.

En dos días, Day debía hacer una recomendación final para Schultz y para

Orin Smith, el director general de Starbucks, acerca de si la compañía debía

implementar el plan. «La inversión es equivalente a casi siete centavos del

EPS (ganancia por acción)», dijo Day. Preparando su reunión con Schultz y

Smith, Day le había pedido a uno de sus colaboradores que la ayudara a pensar

detenidamente en las implicaciones del plan. Day advirtió:, «La verdadera

pregunta es, ¿creemos en lo que nuestros clientes nos comentan sobre que es

la “excelencia’” en el servicio al cliente? ¿Y si lo implementáramos, cuál sería

el impacto en nuestras ventas y rentabilidad?».

Antecedentes de la compañía

La historia de cómo Howard Schultz logró transformar un artículo de

consumo masivo en un creciente fenómeno cultural ya se ha convertido en una

leyenda. En 1971, tres fanáticos del café, Gerald Baldwin, Gordon Bowker y

Ziev Siegl, abrieron una pequeña cafetería en el Pike Place Market de Seattle.

La tienda se especializaba en vender granos enteros de café arábico para un

nicho de mercado de puristas del café.

En 1982, Schultz se unió al equipo de marketing de Starbucks; poco tiempo

después, viajó a Italia, de donde regresó fascinado por la cultura del café

en Milán, y particularmente del papel que jugaban las cafeterías de barrio

en la vida social diaria de los italianos. A su regreso, un inspirado Schultz

convenció la compañía de establecer un bar de café expreso en una esquina de

su única tienda del centro de ciudad de Seattle. Como aclaró Schultz, este bar

se convirtió en el prototipo de su visón a largo plazo:

«La idea fue crear una cadena de cafeterías que se convertirían en

el “tercer lugar” de América. En aquel entonces, la mayoría de los

americanos tenían dos lugares en sus vidas -la casa y el trabajo. Pero yo

creía que las personas necesitaban otro lugar, un espacio donde pudieran

ir para relajarse y disfrutar con otros, o simplemente para estar a solas.

Visualicé un lugar que estuviera separado de la casa y del trabajo, un

lugar que significara cosas diferentes para personas diferentes.»

Algunos años más tarde, Schultz obtuvo su oportunidad cuando los

fundadores de Starbucks aceptaron venderle la compañía. Tan pronto como,

Schultz asumió el control, comenzó a abrir locales nuevos. Los locales vendían

café en grano y café «premium» en taza, preparados para gente bien educada,

con clientes de cuello blanco (con sesgo femenino) de entre 25 y 44 años. Para

1992, la compañía contaba con 140 locales similares en el noreste y Chicago

y competía exitosamente contra otras cadenas de cafeterías de pequeña escala

como el Gloria Jean’s Coffee Bean y Barnie’s Coffee & Tea.

Ese mismo año, Schultz decidió cotizar en la bolsa de valores. Según

recordaba, muchas personas de Wall Street dudaban de la idea: «Decían:

¿usted quiere decir que va a vender café en un vaso de cartón por un dólar, con

nombres italianos que nadie en América sabe pronunciar? ¿En un momento

cuando nadie en América está bebiendo café? ¿Cuando usted puede obtener

un café en la cafetería local o la tienda de “donuts” por 50 centavos? ¿Me está

usted hablando en serio?2»

Ignorando a los escépticos, Schultz siguió adelante con la idea de la

oferta pública, reuniendo 25 millones de dólares en el proceso. Los ingresos

permitieron a Starbucks abrir más locales a lo largo y ancho del país.

Para mediados de 2002, Schultz había sin duda posicionado a Starbucks

como la marca dominante de café de especialidad en Norteamérica. Las

ventas se habían incrementado a una tasa de crecimiento anual compuesta

de 40% desde que la compañía había comenzado a cotizar en la bolsa, y los

ingresos netos habían aumentado con un crecimiento anual compuesto del

50%. La compañía ahora atendía a 20 millones de clientes únicos en más de

5.000 locales alrededor del mundo y estaba abriendo en promedio tres nuevos

locales día. (Véanse los Anexos 1-3 para los crecimientos financieros y de

locales de la compañía a lo largo del tiempo.)

Lo que hizo que el éxito de Starbucks fuese aún más impresionante fue

que la compañía no hubiera gastado casi nada en publicidad para lograrlo. El

marketing para Estados Unidos consistió principalmente en material para los

puntos de venta y para la comercialización en los locales, y fue mucho menor

que el promedio del sector (la mayoría de las cadenas de comida rápida tenían

presupuestos de marketing en un rango que iba del 3 al 6%).

Por su parte, Schultz se mantuvo como presidente y principal estratega

global en control de la compañía, dejando a partir de 2002 las operaciones

cotidianas en manos del director general Orin Smith un MBA de Harvard

(1967) que se había unido a la compañía en 1990.

2 Ibídem.

La propuesta de valor de Starbucks

La estrategia de marca de Starbucks fue captada mejor por su mantra «Café

Vivo», una frase que reflejaba la importancia que la compañía le daba para

mantener presente la cultura nacional de café. Desde la perspectiva de la venta

minorista, esto significaba crea una «experiencia» en torno al consumo de

café, una experiencia que las personas pudieran entramar en su vida diaria.

Hubo tres componentes fundamentales para esta estrategia experimental

para la marca Starbucks. El primer componente fue el propio café. Starbucks

estaba orgulloso de ofrecer lo que entendía era el café de mayor calidad del

mundo, procedente de África, América Central y del Sur, y de las regiones

del Pacífico asiático. Para garantizar sus precisos estándares de calidad,

Starbucks controlaba la mayor parte posible de la cadena del suministro -

trabajaba directamente con los cultivadores en varios de los países de origen

para comprar granos de café verde, supervisaba el proceso de tostado para los

distintos sabores de la compañía y los cafés de un único origen, y controlaba

la distribución de locales con ventas minoristas alrededor del mundo.

El segundo componente de marca era el servicio, o Io que la compañía

algunas veces llamaba «la intimidad con el cliente». «Nuestra meta es

crear una experiencia inspiradora cada vez que usted entra a nuestra casa»,

aclaraba Jim Alling, vicepresidente senior de venta minorista de Starbucks en

Norteamérica. «Nuestros clientes más leales nos visitan tanto como dieciocho

veces al mes, así que podría ser

...

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