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MAQUINA MANIVELA


Enviado por   •  17 de Marzo de 2014  •  Exámen  •  1.236 Palabras (5 Páginas)  •  381 Visitas

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MAQUINA MANIVELA

Se llama manivela a la pieza normalmente de hierro, compuesta de dos ramas, una de las cuales se fija por un extremo en el eje de una máquina, de una rueda, palanca etc. y la otra forma el mango que sirve para mover al brazo, la máquina o la rueda. Puede servir también para efectuar la transformación inversa del movimiento circular en movimiento rectilíneo.1 Cuando se incorporan varias manivelas a un eje, éste se denomina cigüeñal.

El mecanismo de biela y manivela es extensamente empleado en diversas máquinas, fundamentalmente para transformar el movimiento alternativo de los pistones de un motor de combustión interna en movimiento rotatorio de otros componentes.

La ecuación de equilibrio de una manivela es:

El esfuerzo que transmite una manivela cumple la ecuación de equilibrio de las palancas; y se ve que en cada uno de los lados de la igualdad se obtiene un valor que resulta de multiplicar una fuerza por su distancia al punto de giro. Este proceso se denomina "momento".

La impresión tipográfica en la Argentina era un anacronismo, una rareza, hasta que dos diseñadoras gráficas egresadas de la Universidad de Buenos Aires, Paula Vergottini y Natalia Raíces, como Mary Shelleys modernas, decidieron volverla a la vida. Natalia había hecho un curso de encuadernación artesanal y había cursado el postgrado de diseño de tipografía en la universidad; Paula hizo un curso de bordado que le resultó una revelación. En la universidad conocieron al editor, impresor y bibliófilo Patricio Gatti, que les develó algunos secretos de la impresión artesanal.

Fue entonces cuando se contactaron con una comunidad solidaria de fanáticos de la reinvención de la antigua imprenta y empezaron a rastrear por extramuros en busca de hierros abandonados, piezas de metal herrumbradas, tesoros. Seguían cada pista que les pasaban, por vaga que fuera. “Dicen que hay un mecánico de máquinas gráficas en Burzaco...” Y allá iban.

Así, una tarde, en un depósito semicoculto tras el local de una papelera en La Boca, vieron una prensa tipográfica abandonada, una preciosura llamada Minerva Chandler & Price de 1885. Reposaba junto a una procesadora de polímeros fuera de uso, justo lo que necesitaban. Paula fue la primera mujer en entrar a ese taller. No hay perfume que imite al olor de una imprenta de “tipos”. Y no hay suciedad parecida: el tizne de la tinta recuerda al tizne del hollín de las novelas de Dickens. El papelero les vendió la procesadora de fotopolímeros, fundamental para lograr los relieves tipográficos propios de la impresión tradicional, que requiere que se presione sobre el papel para generar la impresión.

El segundo paso era encontrar su prensa tipográfica. Una de esas mañanas en que recorrían papeleras de la zona sur recibieron una llamada telefónica. El mismo comerciante que les había vendido la procesadora de polímeros, el dueño de la Minerva, se las regalaba. Sólo puso una condición: que se la llevaran ese mismo día. Pero la máquina, que pesa más de media tonelada, sólo puede moverse con maquinaria específica. La papelera contaba con las máquinas para subirla a un camión, pero las chicas debían contratar a un elevador para que llegara al primer piso de su local de la capital.

El alquiler era tan caro que llamaron a Luis, su fletero habitual, que llegó con cinco peones. Planeaban entrarla por la ventana del primer piso (o subirla por la escalera), pero resultó una tarea imposible. Mientras decidían qué hacer con ella, la Minerva pasó tres días en la calle Perú, a unos pasos de Independencia. Desesperadas, las chicas la cubrieron con una tela de blackout, como para protegerla… ¿del viento? ¿de la lluvia? ¿de los ladrones? Pero, ¿quién

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