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Mecanismos de defensa Inmunidad innata (inespecífica)


Enviado por   •  25 de Noviembre de 2015  •  Tareas  •  2.011 Palabras (9 Páginas)  •  524 Visitas

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Mecanismos de defensa

La protección inmunitaria inespecífica se debe a mecanismos como la fagocitosis, la fiebre y la liberación de interferones. La inmunidad específica, que está relacionada con las funciones de los linfocitos, se dirige contra moléculas, o partes de moléculas, específicas denominadas antígenos. El sistema inmunitario incluye todas las estructuras y procesos que proporcionan una defensa frente a patógenos (agentes productores de enfermedad) potenciales. Estos mecanismos de defensa se pueden agrupar en dos categorías: inmunidad innata (o inespecífica) e inmunidad adaptativa (o específica).

 Aunque ambas categorías se refieren a mecanismos de defensa diferentes, algunos de sus aspectos presentan solapamiento. Los mecanismos de defensa innatos o inespecíficos se heredan por cada organismo como parte de su estructura. Por ejemplo, las membranas epiteliales que cubren las superficies corporales impiden la infección por la mayor parte de los patógenos. La intensa acidez del jugo gástrico (pH 1-2) también da lugar a la destrucción de muchos Inmunidad innata (inespecífica)

Inmunidad innata (inespecífica)

La inmunidad innata incluye mecanismos de defensa externos e internos. Estos mecanismos de defensa están siempre presentes en el cuerpo y representan la primera línea de defensa frente a la invasión por patógenos potenciales. Los patógenos invasores, como las bacterias, que han atravesado las barreras epiteliales alcanzan los tejidos conjuntivos.

Estos invasores —o los productos químicos segregados por ellos y denominados toxinas— pueden introducirse en los capilares sanguíneos o linfáticos de manera que son transportados a otras zonas del cuerpo. Los mecanismos innatos de defensa inmunológica son los primeros que actúan para evitar la invasión y la propagación de la infección. Cuando estas defensas no son suficientes para destruir los patógenos, tiene lugar la participación de los linfocitos cuyos efectos específicos refuerzan las defensas inmunitarias inespecíficas.[pic 1]

Activación de la inmunidad innata

 El sistema inmunitario innato diferencia entre las células propias de los tejidos del cuerpo y los invasores patógenos al reconocer las moléculas denominadas patrones moleculares asociados a los patógenos (PMAP) que son características de los invasores. Las mejores conocidas son los lipopolisacáridos (LPS) de la membrana de las bacterias gram-negativas y los peptidoglucanos de las paredes celulares de las bacterias grampositivas. Algunas células del sistema de inmunidad innata poseen sobre sus superficies proteínas receptoras para estos PMAP. Los receptores se denominan receptores de tipo peaje, cuyo nombre se debe a que son semejantes a un receptor descubierto antes en las moscas de la fruta y que se denominó receptor de peaje.

Fagocitosis

 Existen tres tipos principales de células fagocíticas:

 (1) los neutrófilos;

 (2) las células del sistema mononuclear fagocítico, incluyendo los monocitos de la sangre y los macrófagos (que proceden de los monocitos) de los tejidos conjuntivos; y

(3) los fagocitos específicos de órgano como del hígado, el bazo, los ganglios linfáticos, los pulmones y el cerebro . Los fagocitos específicos de órgano, como la microglia del cerebro, están relacionadas embriológica y funcionalmente con los macrófagos y se pueden considerar parte del sistema mononuclear fagocítico. Las células de Kupffer del hígado, así como las células fagocíticas del bazo y de los ganglios linfáticos, son fagocitos fijos. Este término se refiere al hecho de que estas células son inmóviles  y permanecen en las paredes de los sinusoides de estos órganos.

Fiebre

La fiebre puede ser un componente del sistema inespecífico de defensa. La temperatura corporal está regulada por el hipotálamo, en el que existe un centro de control termorregulador (un «termostato») que coordina la contracción («tiritar») del músculo esquelético con la actividad del sistema simpático-suprarrenal para mantener la temperatura corporal en aproximadamente 37 °C. Este termostato muestra un aumento de su umbral de activación en respuesta a sustancias químicas denominadas pirógenas endógenas. En al menos algunas infecciones,

se han identificado pirógenos endógenos como la interleuquina-1‚ que se produce inicialmente como una citoquina por los leucocitos y más tarde por el propio tejido cerebral.

Interferones

 En 1957, varios investigadores demostraron que las células infectadas por un virus producían polipéptidos que interferían con la capacidad de una segunda cepa vírica no relacionada para infectar otras células del mismo cultivo. Estos interferones, como fueron denominados, daban lugar a una resistencia inespecífica y de acción breve frente a la infección vírica. Aunque este descubrimiento despertó un enorme interés, la investigación posterior ha estado dificultada por el hecho de que los interferones humanos sólo se pueden obtener en cantidades muy pequeñas; además, se ha demostrado que los interferones de origen animal casi no ejercen efectos en los seres humanos.

Inmunidad adaptativa (específica)

 Un bacteriológico alemán, Emil Adolf von Behring, demostró en 1890 que el cobaya inyectado previamente con una dosis subletal de toxina diftérica podía sobrevivir a inyecciones posteriores de dosis letales de dicha toxina. Más adelante, von Behring demostró que esta inmunidad se podía transferir a un segundo animal que no se había expuesto mediante las inyecciones del suero de los cobayas inmunizados. Este investigador señaló que los animales inmunizados presentaban sustancias químicas en su suero —que denominó anticuerpos— que eran las responsables de la inmunidad. También demostró que estos anticuerposconferían inmunidad únicamente frente a las infecciones de difteria; los anticuerpos eran específicos en cuanto a sus acciones. Posteriormente, se supo que los anticuerpos son proteínas producidas por un tipo concreto de linfocito.

Haptenos

Muchas moléculas orgánicas pequeñas no son antigénicas por sí mismas, pero se pueden convertir en antígenos si se unen a proteínas (y, por tanto, se transforman en determinantes antigénicos de las proteínas). Este descubrimiento fue efectuado por Karl Landsteiner, que también descubrió los grupos sanguíneos ABO . Mediante la unión de estas moléculas pequeñas —que Landsteiner denominó haptenos— a proteínas en el laboratorio fue posible la creación de antígenos nuevos para la investigación o el diagnóstico. La unión de los haptenos foráneos a las proteínas propias de la persona también se puede producir en el interior del organismo. Por estos medios, los derivados de la penicilina, por ejemplo, que en otras circunstancias serían inocuos, pueden dar lugar a reacciones alérgicas mortales en las personas susceptibles.

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