Mineralogia

UNIVERSIDAD AUTONOMA

DEL CARIBE

MINEROLOGIA Y CRISTALOGRAFIA

Integrantes: Erick Sepúlveda

Facultad: Ing. de materiales

Grupo: AD

MINERALES DE LA REGION CARIBE

Este Caribe nuestro tiene tanta abundancia en el reino mineral que por cualquier trocha que nos metamos tropezamos con un yacimiento de carbón, petróleo, gas, níquel, piedra caliza, sal marítima, oro, plata, titanio, entre otros elementos de uso y demanda crecientes por la industria en sus múltiples procesos y aplicaciones.

Todo esto, conforme la división elemental de las Ciencias Naturales, de G. M. Bruño, quien dice que tres son los reinos de la naturaleza: animal, vegetal, mineral.

Damos por descontado que aquel cuadro de elementos que conformaban el añoso reino mineral de G. M. Bruño, ha debido ya acrecentarse con el descubrimiento, por obra y gracia de la Ciencia, de otros de su misma utilidad, cuya explotación debe convocar nuestras prioridades en pro de su aprovechamiento como generadores de riqueza.

Que es, justamente, lo que no ha sucedido ni parece ser de interés superior para quienes en su condición de conductores y promotores del desarrollo regional, deberían asumir este reto como su más valiosa y trascendental contribución con una región que así lo demanda.

Nos referimos de manera puntual a los líderes políticos, sociales, económicos, empresariales y gobernantes, cuyo verdadero compromiso debe empezar por una visión universal y pragmática de nuestras potencialidades, de las oportunidades que las mismas conllevan y de la decisión de avanzar dinámicamente en la dirección de hacer de aquellas el detonador de un real y efectivo modelo capitalista.

Una región con tantos recursos mineros comprobados y cuantificados, no debería desaprovechar esta benéfica condición que le otorgó la naturaleza, ni echarse a esperar que algún “benefactor” transnacional venga a explotarlos en su único y exclusivo provecho.

Así como Estado y Gobierno convienen asociaciones con el capital foráneo para la exploración de recursos mineros como el petróleo, carbón, níquel, gas, entre otros, y en donde el riesgo de pérdida lo asume el Estado, ya es hora de extender esa misma gabela al capital nacional para que explote, transforme y produzca bienes en esos y otros sectores con probada capacidad de generar empleo y riqueza para el país.

No se trata de impedir el ingreso de inversión extranjera ni cosa parecida en esos sectores, cuánto debe hacerse es propiciar la generación de una industria nacional con capital local, apalancada por el Estado y promotora de un modelo que altere los términos de la ecuación de país productor y exportador de materia prima e importador de bienes de capital que ha predominado a lo largo de nuestra modernidad capitalista.

Amylkar Acosta Medina, un caribe guajiro, docto y experto en estos temas y conocedor como el que más de las potencialidades mineras de la Región Caribe, quizá sea el único entre tantos lideres nuestros en manifestar su desvelo y constante preocupación porque esta riqueza no se quede en las entrañas de la tierra; porque aflore para crear economía, crecimiento y desarrollo en este Caribe que reclama más acción y audacia para construirlo. Y de otras mentes y voluntades.

Colombia es un país de regiones claramente diferenciadas, que hacen de ella una Nación con una gran diversidad étnica y cultural. El café constituyó históricamente el primer renglón de exportación, hasta que se vio desplazado de manera intermitente a un segundo lugar por las exportaciones de crudo. Más tarde fueron los productos de la minería los que ocuparon su lugar, relegándolo a ser el tercero en el ranking de exportaciones del país. No obstante, las remesas de los colombianos en el exterior son, hoy por hoy, la principal fuente de divisas del país. El año anterior dichos giros batieron su propio record, elevándose a la astronómica cifra de US $4.500 millones, muy por encima de las divisas que genera el petróleo, que cerró el 2007 en US $3.913 millones. Y ello ocurre, a pesar de que los precios de los productos primarios pasan por su mejor momento en la lonja internacional y están en la cresta de la ola inflacionista que afecta a la economía global.

Podemos afirmar, sin hipérboles, que Colombia, a diferencia de países como Japón que no cuentan prácticamente con ninguno, posee todos los elementos de la tabla periódica en el subsuelo. Y el Caribe colombiano es la muestra perfecta del aserto anterior: la profusión y variedad de sus recursos mineros hacen de ella la despensa minera del país, amén de uno de los jugadores más importantes en las grandes ligas del mercado mundial de materias primas. Por ello, la minería en la región y por ende en el país ha cobrado una gran preeminencia, hasta llegar a representar algo más del 3% del PIB nacional. Empecemos por señalar que las dos únicas salinas marítimas en explotación, Galerazamba en Bolivar y Manaure en La guajira, se encuentran en esta región; esta última contribuye con el 52% de la producción nacional de sal. Las mayores reservas de níquel, las de Cerromatoso, están en Montelíbano, Córdoba; sus exportaciones (55.000 toneladas en promedio anual)

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