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Momentos epistemológicos de la geografía

Jorge CamposApuntes4 de Noviembre de 2022

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Momentos epistemológicos de la geografía

Objetivos • Establecer una periodización para abordar la historia del pensamiento geográfico a través de la noción de momento epistemológico. • Identificar y caracterizar las coyunturas de ruptura, y las principales críticas

y propuestas de cambio de cada momento epistemológico. • Caracterizar el contexto general en el que se despliegan las diferentes propuestas disciplinares de la geografía. • Identificar y analizar los principales aportes de las diferentes perspectivas

en geografía a través de algunos de sus protagonistas. • Revisar algunas de las actuales tendencias disciplinares.

2.1. La tradición de pensamiento geográfico

Como se sostuvo en la unidad anterior, el momento en el que se inicia el proceso de institucionalización de la geografía como disciplina, principalmente

dentro de algunas universidades europeas, puede localizarse hacia la década de

1870. Por entonces, algunos académicos comenzaron a organizar cátedras de

geografía y a publicar algunas obras que hoy pueden considerarse fundadoras de una tradición de pensamiento. Esas obras comenzaron a recortar

un campo temático y conceptual “geográfico”, que no dejó de actualizarse y

ampliar sus horizontes, pero que nunca abandonó del todo aquellas propuestas originales.

Una de las preocupaciones iniciales fue sobre las formas en que, en términos de la época, “el hombre” se relacionaba con “el medio”. El interrogante era de qué manera la naturaleza ejercía influencias sobre las personas en

distintos lugares, por ejemplo, en función de la variación altitudinal o climática. Esto llevaba a establecer ciertas regularidades: en climas fríos, los seres

humanos eran propensos a generar economías pujantes, mientras que los climas tórridos fueron vistos como inconvenientes para el progreso.

En la actualidad, interesa, por ejemplo, comprender las diferentes estrategias a través de las cuales diferentes “sujetos sociales” se apropian, imaginan

y transforman “el ambiente natural”. La relación sociedad/ambiente se interpreta, ya no tanto en función de los cambios fisonómicos, sino de la producción de imágenes, a través de las cuales ciertos sujetos recrean determinadas

representaciones sobre la naturaleza: así, mientras que en cierto momento los

paisajes ocupados por salinas eran vistos como algo de otro planeta, con el

tiempo, esos mismos paisajes fueron valorizados para la promoción del turismo. El tema de las formas en que las personas se relacionan con el entorno

natural mantiene cierta continuidad entre aquellos pensadores decimonónicos

y los actuales del siglo XXI. El repertorio conceptual y metodológico con el cual

se lo aborda, sin embargo, como así también los ámbitos donde se divulgan

las ideas, ha cambiado sustancialmente.

Existe un amplio concenso en definir a aquellas primeras propuestas o sistematizaciones, surgidas hacia fines del siglo XIX, como “geografía clásica” o,

a veces con un tono peyorativo, “geografía tradicional”. Ese núcleo inicial se

formó fundamentalmente en Europa y, más específicamente, en torno a algunos autores franceses y alemanes. Las ideas allí elaboradas viajaron por el

mundo y llegaron a diferentes países. El resultado no fue una influencia lineal

de las ideas europeas, sino un diálogo a partir del cual fueron surgiendo tradiciones nacionales y regionales de pensamiento geográfico, con mayor o menor

conexión con las corrientes transnacionales de pensamiento.

La geografía, como cualquier otra disciplina, puede considerarse como un

espacio de producción de conocimientos transnacionales. A lo largo del tiempo se fueron estableciendo relaciones regulares, sistemáticas y sostenidas,

a través de diferentes redes académicas, dentro de las cuales circulan personas, publicaciones e ideas. Frente a ello, Zusman (2012) considera que los

procesos nacionales de institucionalización disciplinar son concomitantes al

proceso de conformación de este espacio científico geográfico transnacional.

Hacer referencia a tal o cual autor y a su nacionalidad, no implica dar cuenta de una “escuela nacional”, sino, en todo caso, de un foco de irradiación

de ideas, que luego circula por el mundo, llevadas por sus autores, en forma

personal o a través de sus obras, pero también por sus discípulos, por sus

detractores, por sus lectores atentos o por diversos interlocutores.

Asimismo, la institucionalización y formación de un campo autónomo de

geografía no debería interpretarse como proceso de acumulación de conocimiento cada vez más preciso. En todo caso, pueden reconocerse diferentes

corrientes de pensamientos que surgen en un momento determinado, dentro de

una trama social, política y cultural determinada. Procesos como la consolidación de los Estados y auge de los nacionalismos, el colonialismo decimonónico y el choque entre Estados imperiales, el desarrollo de un Estado de

bienestar y luego su desmantelamiento, el inicio y el fin de la Guerra Fría, las

transformaciones en el capitalismo y sus consecuentes cambios productivos,

la aceleración de la globalización y la revolución en las comunicaciones y la

circulación de la información en el mundo –entre otros acontecimientos claves

del siglo XX– fueron motores para que una nueva generación de geógrafos se

enfrentara a un mundo diferente al de sus profesores, y buscara generar nuevas herramientas con las cuales interpretar esos cambios.

Las certezas de la geografía clásica fueron cuestionadas por las nuevas

generaciones de profesionales, al igual que el prestigio de los profesores que

las sostenían. Así, dejó de interesar tanto la relación entre hombre y naturaleza y, sobre todo, la relación entre Estado y naturaleza, que había preocupado a algunos geógrafos de países imperiales. Esto ocurría en el contexto

de un fuerte nacionalismo, tanto en Europa como en otras regiones del planeta. Hacia la década de 1950, en un contexto liberal, estudiar los patrones

de localización y de distribución espacial de las empresas o de los individuos

suponía hacer una “nueva geografía”. Por entonces, se fortalecía el Estado

como agente planificador del territorio y muchos profesionales de la geografía

buscaron establecer puentes entre su disciplina y las agencias gubernamentales. Tiempo después, hacia la década de 1960-1970 surgía otra “nueva geografía”, en momento de grandes movilizaciones de estudiantes y sindicatos obreros, de rechazo a las políticas de la Guerra Fría y de revolución en la cultura a través de la música y las formas de vestirse. Esta nueva geografía fue

impulsada por personas con una orientación política de izquierda, que se sentía comprometida con la realidad social en la que se insertaban. El foco ahora

se ponía en las formas de exclusión generadas por las relaciones sociales de

producción capitalistas.

Cada tanto tiempo, una camada de estudiantes tensiona los saberes que

sus profesores lograron consolidar, comienza a cuestionarlos y promueve formas novedosas de abordar a veces los mismos temas, tal vez con las mismas

herramientas conceptuales y metodológicas, pero dentro de tramas filosóficas

y teóricas generales renovadas, con intereses políticos diferentes y con un

saber hacer que tal vez sus antecesores no poseían. Pero todo eso no ocurre

en forma aislada, en una burbuja académica. Esos procesos de renovación,

promovidos por nuevas generaciones de estudiantes que finalmente se establecen como los nuevos profesores, suelen tener fuertes conexiones con procesos sociales generales. Esos procesos imponen nuevas agendas de temas,

cuestionan las certezas del pasado y se vuelven propicios para urgar en nuevas estrategias para describir y analizar, en el caso de la geografía, sobre la

dimensión espacial de los procesos sociales.

2.1.1. Rupturas y cambios en el pensamiento geográfico

Periodizar la historia del pensamiento científico siempre es un desafío, y por

supuesto que lo es también en el caso de la geografía. De todas formas, es un

desafío necesario para poder ordenar temporalmente el devenir disciplinar, y

ubicar el surgimiento de autores, obras, conceptos y prácticas que mantienen

vigencia en la tradición del pensamiento geográfico. El propósito no es realizar

una historia detallada, lo cual demandaría muchas páginas (para ello se sugiere bibliografía ampliatoria), sino que se realizará un bosquejo que ayudará a

ordenar la exposición de las próximas tres unidades.

Al estudiar la historia del pensamiento geográfico es importante comprender el devenir político, social y económico en el que surge, pero también el

contexto epistemológico y académico, que explica la emergencia de ciertas

ideas y de determinadas maneras de ejercer el oficio. Asimismo, es necesario identificar las continuidades, pero también las rupturas: allí es cuando surgen cuestionamientos y formas de “hacer geografía” que se proponen como

renovadoras.

Aquí se utilizará la noción de momento epistemológico para dar cuenta de

ciertas permanencias reconocibles durante algunos años

...

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