Niif Inventarios

Los inventarios según las NIIF

Por la importancia que tienen los inventarios en la situación financiera de una empresa, volvamos al tema, pero desde la óptica de las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF), en especial la Norma No. 2, cuyo objetivo es el tratamiento contable de las existencias.

Como más adelante se observará, los aspectos tratados en esta norma no riñen con las disposiciones fiscales de Panamá relativas a los inventarios, según dispone el Decreto Ejecutivo 170 de 1993 en cuanto a su definición, a la obligación de hacerlos y al método para consignarlos (artículos 62, 63 y 64, respectivamente). La parte medular de las existencias es el valor “que debe reconocerse como un activo, y ser diferido hasta que los correspondientes ingresos ordinarios sean reconocidos” o realizados y/o descartados.

Ahora bien, las existencias son activos destinados para la venta en el proceso normal de las actividades, e incluyen el valor de lo que está en proceso de producción para la venta y los suministros o materiales que han de consumirse para la producción o para el suministro de servicios.

El valor o costo de las existencias corresponde al costo de adquisición o de producción que se haya incurrido hasta darle su condición o ubicación al momento del inventario, e incluye el valor de los impuestos de importación, el costo de transporte, el almacenamiento y otros costos y gastos directamente atribuibles a tales existencias, menos los descuentos, rebajas y similares.

Para los efectos de la valoración de las existencias se debe tomar el costo de adquisición o de producción —bajo la fórmula de “primera entrada, primera salida” (FIFO, en inglés) o del promedio ponderado— o el valor neto realizable.

Se entiende por este último como “el precio estimado de venta de un activo en el curso normal de la explotación”.

Esta definición merece especial atención, pues la caída de los mercados proveedores producto de la crisis financiera mundial, ha distorsionado los valores de bienes y servicios y no será difícil encontrar casos en que el valor realizable de las existencias es menor al valor de adquisición, situación que obliga a rebajar los valores hasta equipararlos con el primero.

La misma norma en comento señala que esta práctica es “coherente con el punto de vista según el cual los activos no se valorarán en libros por encima de los importes según el cual los activos no se valorarán en libros por encima de los importes que se espera obtener a través de su venta o uso”.

Otro caso interesante es el campo de los servicios, pues la norma nos dice que cuando se encuentren en proceso y no se hayan facturado o reconocido como ingresos, forman parte del activo como “existencias” y su valor estará condicionado a los costos en que se hayan incurrido, incluyendo

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