PATOLOGIAS: POLIOMELITIS, RABIA HUMANA Y HAEMOPHILUS INFLUENZAE TIPO B
kmyeTarea14 de Octubre de 2015
3.631 Palabras (15 Páginas)250 Visitas
TALLER DE PROMOCIÓN Y PREVENCIÓN
“PATOLOGIAS: POLIOMELITIS, RABIA HUMANA Y HAEMOPHILUS INFLUENZAE TIPO B”
PRESENTADO POR:
LICCETH PEREA GARZÓN
YURANIS NORIEGA MONTERO
CAMILA ESTRADA SANCHEZ
PRESENTADO A:
JOSE LUIS MOLINA.
UNIVERSIDAD COOPERATIVA DE COLOMBIA
ENFERMERIA
II SEMESTRE
GRUPO B
SANTA MARTA DTCH
POLIOMELITIS
El virus de la poliomielitis es muy contagioso. Se propaga a través del contacto con las heces de una persona infectada y a través de las gotitas respiratorias presentes en la tos o los estornudos. Usted se puede infectar si tiene las manos contaminadas con heces o gotitas respiratorias de una persona infectada y se toca la boca. También se puede infectar si se lleva a la boca objetos — como juguetes— contaminados con heces o gotitas respiratorias que tengan el virus de la poliomielitis. Una persona infectada puede propagar el virus a los demás inmediatamente antes de presentar síntomas y, por lo general, 1 a 2 semanas después. El virus puede vivir en las heces de una persona infectada por muchas semanas. También puede contaminar los alimentos y el agua cuando la gente no se lava las manos.
El número de casos de polio disminuyó enormemente en los Estados Unidos a raíz de la introducción de la vacuna en 1955 y el desarrollo de un programa nacional de vacunación. Los casos más recientes de polio que surgieron de manera natural en los Estados Unidos se remontan a 1979. La mayor parte de la población mundial reside en áreas que se consideran libres de circulación del poliovirus silvestre. Los viajeros a países en los cuales todavía se presentan casos de polio deben estar seguros de que son inmunes o si no inmunizarse antes del viaje. En el 2008 estas áreas incluían África, Asia del Sureste y el Mediterráneo Oriental
Los pacientes son más contagiosos de siete a diez días antes y después de la aparición de los síntomas. Sin embargo, una persona es potencialmente contagiosa mientras el virus esté presente en la garganta y las heces. El virus persiste en la garganta durante aproximadamente una semana después del inicio de la enfermedad y sigue presente en las heces de tres a seis semanas.
Polio y sus síntomas
La poliomielitis es una enfermedad altamente infecciosa causada por un virus. Invade el sistema nervioso y puede causar parálisis total en cuestión de horas. El virus se transmite por persona-a-persona propagado principalmente a través de la ruta fecal-oral o, con menos frecuencia, por un vehículo común (por ejemplo, agua o alimentos contaminados) y se multiplica en el intestino. Los síntomas iniciales son fiebre, fatiga, dolor de cabeza, vómitos, rigidez en el cuello y dolor en las extremidades. Una de cada 200 infecciones conduce a una parálisis irreversible (generalmente en las piernas). Entre los paralizada, 5% a 10% mueren cuando sus músculos respiratorios.
El riesgo de sufrir parálisis de por vida es muy serio. Incluso los niños que parecen recuperarse por completo pueden presentar nuevos dolores musculares, debilidad o parálisis en la edad adulta, 30 o 40 años después. Alrededor de 2 a 5 de cada 100 niños que tienen parálisis a causa de la poliomielitis mueren debido a que el virus afecta los músculos que los ayudan a respirar.
La mejor manera de protegerse contra la poliomielitis es con la vacuna contra esta enfermedad. Se recomiendan que todos los niños reciban esta vacuna, también llamada IPV (o virus de la poliomielitis inactivado).
La vacuna
• Protege al niño de la poliomielitis, una enfermedad potencialmente grave.
• Evita que el menor tenga parálisis de por vida a causa de la poliomielitis.
La vacuna contra la poliomielitis es muy segura y eficaz para prevenir la enfermedad. Pero las vacunas, al igual que cualquier otro medicamento, pueden tener efectos secundarios. La mayoría de los niños que reciben la vacuna contra la poliomielitis no tiene ningún efecto secundario. Cuando los efectos secundarios ocurren, por lo general son leves, como enrojecimiento y dolor temporal en el sitio donde se puso la inyección.
La enfermedad de la polio puede aparecer de cuatro formas diferentes, que se caracterizan por los siguientes síntomas:
- Polio subclínica o abortada: entre 7 y 14 días después de haber entrado en contacto con el poliovirus, el niño infectado puede sufrir un cuadro clínico inespecífico más o menos intenso que dura de tres días a una semana. Los síntomas más frecuentes son malestar general, cansancio, fiebre y dolor de garganta, como cualquier otro cuadro vírico (gripe, citomegalovirus, etcétera). También pueden aparecer vómitos o diarrea, que recuerdan a una gastroenteritis.
- Polio asintomática: en muchos casos la infección por el virus de la polio no provoca síntomas en los niños que se han infectado. O puede ser que los provoque pero sean tan leves que la persona que los sienta no les dé ninguna importancia y no acuda al médico. El 90% de los infectados por poliovirus estarían en esta situación o tendrían una polio subclínica.
- Polio no paralítica o preparalítica: en el 5% de los niños infectados por poliovirus la infección avanza hasta el sistema central. Todos presentan días antes un cuadro de polio subclínica. La afectación del sistema nervioso se manifiesta en dos períodos: un primer momento donde hay picos febriles de hasta 39ºC y dolor de cabeza intenso; un segundo momento en el que aparece rigidez de nuca notable y afectación del sistema nervioso autónomo (taquicardia, sudor frío, diarreas, etcétera).
- Polio paralítica: desgraciadamente en un niño de cada 200 infectados el virus de la polio infecta el sistema nervioso central y lo daña de forma permanente. Este daño se localiza concretamente en las neuronas motoras responsables de inervar los músculos de nuestro esqueleto. Las neuronas que se afectan con más frecuencia son aquellas responsables del movimiento de las piernas. Cuando se dañan estas neuronas, el músculo se atrofia y queda inservible. Con el tiempo la pierna del niño se deforma, deja de crecer, y caminar se vuelve muy difícil.
Diagnóstico de la poliomielitis
Los síntomas y signos clínicos son poco específicos, por lo que es difícil llegar al diagnóstico de poliomielitis si un niño acude al médico en la etapa subclínica de la infección. En cualquier caso, el dato más importante para sospechar la presencia de la enfermedad es no haber vacunado al niño correctamente. Si un niño está bien vacunado contra la poliomielitis, el riesgo de contraerla es nulo y nunca tiene por qué ser una posibilidad diagnóstica.
El médico en la consulta podrá hacer preguntas a la familia sobre el calendario vacunal del niño y sobre la enfermedad actual (¿cuánto tiempo lleva así?, ¿hay alguien más enfermo en casa?, ¿qué síntomas tiene?, etcétera). Después explorará al niño para detectar signos de su cuerpo que supongan una alarma. El dato más grave sería rigidez de nuca, que se produce cuando hay una meningitis por cualquier motivo. Si la rigidez de nuca está presente se pueden plantear pruebas más invasivas para identificar la meningitis.
La analítica de sangre durante una poliomielitis sirve de poco; se pueden identificar algunas alteraciones de inflamación y de infección, pero aparecerían en cualquier infección vírica. El estudio de anticuerpos contra bacterias o virus podría dar positivo para poliovirus, pero a día de hoy no se trata de una prueba de rutina, por lo que sólo se indica cuando no se haya puesto vacuna de la polio.
Una prueba diagnóstica muy importante si hay sospecha de meningitis es la punción lumbar. Se trata de introducir una aguja a través de la columna vertebral para poder extraer un poco de líquido cefalorraquídeo que baña al sistema nervioso. Una vez más, los datos de esta prueba son inespecíficos, sirve para confirmar la meningitis infecciosa, descartar que la causa sea una bacteria, y confirmar que sea un virus, pero no confirma que sea justo el virus de la polio el causante.
Tratamiento de la poliomielitis
El tratamiento en sí de la poliomielitis consiste en su prevención mediante la vacuna que se debe administrar en la infancia. La vacuna activa al sistema inmune para que identifique y elimine el virus de la polio de nuestro cuerpo si entramos en contacto con él.
Por desgracia, si un niño se infecta por el virus de la polio no existe un tratamiento efectivo llegado a ese punto. Si aparece una polio subclínica, se debe tratar con las medidas generales que se emplean en el caso de la gastroenteritis (dieta blanda, hidratación con suero oral, etcétera) y de un cuadro febril viral (paracetamol y reposo).
Si aparece una meningitis, se deberá comprobar que tiene un origen viral; si es así, su tratamiento es sintomático de cualquier modo.
La dificultad del diagnóstico y la inexistencia de un tratamiento eficaz hacen que la poliomielitis sea una enfermedad sin curación y cuyas consecuencias devastadoras sean inevitables en muchos casos. Su prevención, por tanto, resulta completamente imprescindible.
RABIA HUMANA
El virus de la Rabia pertenece a la familia rhabdoviridae, género lyssavirus.
La rabia es una enfermedad aguda del sistema nervioso central (encefalomielitis que una vez que aparecen los signos y síntomas de la enfermedad es mortal en menos de 10 días. Generalmente es transmitida por la mordedura de un animal rabioso: perro, murciélagos, gatos, etc.
...