PERSONALIDAD. Factores que intervienen en su estructuración
torresfmonicaResumen2 de Febrero de 2016
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PERSONALIDAD
Factores que intervienen en su estructuración.
1.- FACTORES PRENATALES
Durante el período prenatal son varios los factores que influyen:
1.1.- La herencia: el niño nace dotado de una carga cromosómica, que en gran medida determinará el curso de la maduración física y psicológica. Así como se heredan características físicas externas que nos asemejan a los padres, así también existe una configuración heredada del S.C.N, que nos predisponen hacia determinadas formas de comportamiento, sensibilidad e inteligencia.
1.2.- Las condiciones de la madre durante el embarazo: en este período, numerosos factores pueden alterar el delicado sistema nervioso del embrión; cuando esto ocurre, generalmente se produce la muerte fetal, pero los que logran sobrevivir, presentan multitud de síntomas, que van desde la parálisis cerebral y la epilepsia, hasta una diversidad de incapacidades que retardan el desarrollo psicológico y aumentan la susceptibilidad del individuo a las tensiones, favoreciendo con esto la aparición de trastornos mentales.
Entre estos acontecimientos que pueden resultar traumáticos, tenemos:
1.2.1.- Enfermedades de la madre: infecciones (viruela, rubeola, gripe, tuberculosis, toxoplasmosis, sífilis).
No infecciosas: (hipertensión arterial, diabetes). Estas enfermedades generalmente producen diversos grados de retardo mental.
1.2.2.- Deficiencias nutricionales: la deficiencia de proteínas en la madre, produce un menor desarrollo neuronal y la insuficiencia de yodo, produce cretinismo congénito (trastorno hormonal unido a un grave retraso mental).
1.2.3.- Intoxicaciones frecuentes con el alcohol y otras drogas psicotrópicas.
1.2.4.- Alteraciones importantes y duraderas de la emotividad de la madre, lo cual produce desequilibrios neurohormonoles que se transmiten al feto.
1.3.- La aceptación o no del embarazo influye de forma importante en la salud emocional del niño. No basta con la buena salud y nutrición de la madre, sino también el equilibrio emocional, la aceptación y el amor que ella sienta hacia su futuro hijo los que en mayor grado influirán de manera positiva en la formación de un niño con tendencia saludable.
1.4.- La duración del embarazo: el embarazo a término permite la maduración completa del niño, en cambio los prematuros presentan con frecuencia lo que algunos autores llaman "daño cerebral mínimo", que aunque no esté en relación con ninguna patología mental especifica, si suele provocar algunos trastornos del comportamiento y el aprendizaje.
2.- FACTORES PERINATALES: EL PARTO
Así como el parto eutócico favorece la salud del niño, todas las complicaciones, sobre todo las asociadas a la anoxia fetal, pueden provocar diversos grados de daño cerebral, el cual puede producir alteraciones en algunas funciones y de esa forma predisponer a alteraciones mentales.
3.- ESTRUCTURA MORFOLÓGICA y PATRONES DE REACCION INFANTIL
La herencia, las condiciones de embarazo y del parto y quizás otros factores hasta ahora no estudiados, determinan que cada niño tenga al nacer:
3.1.- Una estructura morfológica que le es característica. Aunque la configuración que un individuo llegue a tener en la vida adulta dependerá también de otros factores como: salud alimentación, etc. Existe ya desde el nacimiento, una tendencia a desarrollarse en determinada forma, la cual abarca desde los caracteres anatómicos visibles tales como tamaño y forma corporal, hasta atributos histológicos de las cerebrales y endocrinas, todo lo cual conforma una predisposición a reaccionar y comportarse de determinada manera. Es también importante el aspecto físico del niño, porque el mismo fomentará conductas de acercamiento o rechazo por parte de los adultos que le rodean.
Muchos autores afirman que existe una relación entre la forma corporal (biotipo) y la disposición temperamental (psicotipo) y que, en caso de enfermedad psiquiátrica severa del tipo de las psicosis, con frecuencia hay correspondencia entre la clase de enfermedad y la estructura corporal.
De las muchas clasificaciones descritas existen dos que son las más conocidas: la de Kretschmer (1921) y la de Sheldon (1940). Ambas utilizan la distribución relativa de grasa, músculo y huesos para diferenciar un grupo de otro. Aquí utilizaremos la clasificación de Sheldon que los describe así:
3.1.1.- Endomórficos: en ellos predominan la grasa y el volumen de las vísceras abdominales, su silueta tiende a ser redondeada y sus tejidos blandos. El temperamento básico es el vicerotónico, que se caracteriza por tendencia a la expresión fácil de los sentimientos, búsqueda de interrelaciones personales y gusto por la comida, el confort y el disfrute.
3.1.2.- Mesomórficos: en ellos predomina el tejido muscular y tienden a desarrollar gran fuerza física y resistencia Su temperamento básico es el somatotónico, que se caracteriza por tendencia a la actividad física, a la acción y a la imposición en sus relaciones personales.
3.1.3.- Ectomórficos: con predominio del eje longitudinal y una estructura frágil sin grasa y con poca fuerza muscular. Su temperamento básico es el cerebrotónico que se caracteriza por tendencia al retraimiento, la introspección y la dificultad para establecer relaciones interpersonales estrechas.
La mayoría de la población, combina en diferentes proporciones las características de estos tres tipos básicos, sin definirse claramente por ninguno; en ellos no es posible predecir la tendencia a desarrollar determinado tipo de enfermedad mental, guiándose sólo por su estructura corporal. Pero de acuerdo con Sheldon, en aquellos donde exista una predominancia marcada de uno de estos biotipos, existirá también la predisposición a expresar la enfermedad mental de una determinada manera.
Así, en el caso de desarrollar un cuadro psicótico los endomórficos tenderán a presentar cuadros de psicosis maníaco-depresiva; los mesomórficos a desarrollar cuadros paranoides y los ectomórficos esquizofrenias.
Independientemente de que la estructura corporal se relacione o no con determinadas enfermedades mentales, lo que si es muy probable, es que influya mucho en la formación de la personalidad y la actitud ante sí mismo y el mundo, ya que serán muy diferentes las experiencias vitales de un individuo alto musculoso, fuerte y enérgico a la de uno pequeño, muy delgado y débil.
4.- Patrón de reacción infantil: cada niño tiene desde el momento mismo del nacimiento, una forma de respuesta que le es característica y lo diferencia de los otros. Asi, hay niños inquietos o tranquilos, vivaces o torpes, irritables o alegres, regulares en sus horarios de sueño, evacuaciones y alimentación o irregulares, con apetito o inapetencia.
Estos patrones de reacción, facilitan o no su relación con las otras personas y provocan en los padres respuestas que tienden a reforzar o debilitar los patrones congénitos. Ej.: un niño torpe, irritable, llorón, irregular en sus horarios e inapetente, puede provocar en sus padres rechazo y agresividad, lo cual provocará en él inseguridad y contribuirá a hacerlo más intranquilo. El niño vivaz, alegre, regular en sus horarios y con apetito, tiende a promover en los adultos conductas de aceptación y afecto que reforzarán en él las conductas agradables.
Estos patrones de respuesta, tienden a perpetuarse a través de los años en forma de tendencias hacia la actividad o la pasividad. El activo, tiene mayor oportunidad de explorar y conocer el medio, pero también choca con más frecuencia con las normas y se expone a la represión y agresividad de otros niños o adultos, con el consiguiente sentimiento de frustración y rabia. El pasivo, obtiene menos información y experiencia, pero se expone menos a la agresión.
Estas tendencias no son inmodificables. Un medio represivo puede transformar al niño vivaz y explorador en taciturno y triste y lo contrario, padres comprensivos y afectuosos, pueden transformar el niño irritable e intranquilo en plácido y al tímido en asertivo y emprendedor.
4.- EXPERIENCIAS VITALES
Si bien el niño al nacer ya trae predisposición congénita, los factores ambientales pueden reforzar o modificar estas tendencias.
Las condiciones adversas, pueden imposibilitar o dificultar el desarrollo normal y predisponer a los trastornos mentales aún cuando la tendencia congénita del niño sea saludable.
El efecto del medio es tanto mayor y más persistente, cuanto más inmaduro se encuentre el organismo; es por ello que los acontecimientos ocurridos en la infancia, tienen tanta importancia en la estructuración de la personalidad y son determinantes en toda la vida posterior del sujeto.
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