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Proceso De Investigacion Cientifica

edwardfb25 de Septiembre de 2012

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I. CUESTIONES EPISTEMOLÓGICAS

Este apartado pincela el panorama del estado epistemológico contemporáneo en las ciencias sociales, enfatizando de manera especial en la construcción del objeto de estudio, la falsa neutralidad de las técnicas, los obstáculos epistemológicos, la vigilancia epistemológica y los paradigmas contemporáneos. Bourdieu, Bachelard, García, De la Garza, Popper, Kuhn, Gutiérrez y Sierra son los principales contribuyentes en el desarrollo de esta exposición.

1. La construcción del objeto de estudio

El hallazgo de un trozo de cerámica puede despertar diferente interés en el alfarero, el pintor, el historiador, el antropólogo y el arqueólogo. A partir de este mismo objeto empírico, pueden ser construidos diversos objetos de estudio. Si consideramos con de Saussure (1985) que "el punto de vista crea el objeto", entonces una ciencia no podría definirse por un sector de lo real que le correspondería como propio, ya Marx señaló que la totalidad concreta, como totalidad del pensamiento, como un concreto del pensamiento es, in fact, un producto del pensamiento y de la concepción (Bourdieu y otros, 1990).

Toda investigación científica se organiza en torno de objetos construidos que no tienen nada en común con aquellas unidades delimitadas por la percepción ingenua. La epistemología empirista concibe las relaciones entre ciencias vecinas, psicología y sociología como conflictos de límites, porque se imagina la división del trabajo como división real de lo real. No será posible construir el objeto de estudio sin abandonar la investigación de esos objetos preconstruidos, hechos sociales demarcados, percibidos y calificados por la sociología espontánea, o "problemas sociales" cuya aspiración a existir como problemas son tanto más grandes cuanto más realidad social tienen.

Un objeto de investigación, por más parcial y parcelario que sea, siempre tiene que ser definido y construido en función de una problemática teórica que permita someter a un sistemático examen todos los aspectos de la realidad puestos en relación por los problemas que le son planteados. Por eso es importante no perder de vista que lo real no tiene nunca la iniciativa puesto que sólo puede responder si se lo interroga. Bachelard y Piaget ya postularon que el vector epistemológico va de lo racional a lo real y no a la inversa.

En esta reflexión resulta interesente la aproximación a los "Conceptos básicos para el estudio de sistemas complejos" de Rolando García. La postura epistemológica obvia de García es construccionista. Afirma que "ningún sistema global está dado en el punto de partida de la investigación. El sistema no está definido, pero es definible. Una definición adecuada sólo puede surgir en cada caso particular en el transcurso de la propia investigación" (García, 1986: 46), esta afirmación antiempirista niega que las características del sistema estén dadas y sean accesibles a la experiencia directa de cualquier "observador neutro".

Rolando García advierte que antiempirista no significa antiempírica. El tipo de ciencia del cual nos ocupamos es empírico. El empirismo es una teoría según la cual hay observables que: a) constituyen el punto de partida de todo conocimiento, b) se dan directamente en la percepción; c) son "neutros", es decir, los mismos para todos los individuos y comunes a todas las disciplinas. La crítica a dicha posición gira en torno a los términos "observables" y "hechos", que tomadas en sentido literal, las afirmaciones empíricas son insostenibles, porque no existe "observables" asequibles a la "experiencia directa", no existe una "lectura directa" de la experiencia, porque ésta siempre está cargada de teoría. Como observó Piaget, no hay observables puros; es decir, todo observable supone una previa construcción de relaciones por parte del sujeto.

Conocer significa establecer relaciones entre sujeto cognoscente y objeto cognoscible, en una materia prima que provee la experiencia, pero cuya organización depende del sujeto. Lo anterior excluye que el conocimiento de la realidad se genere por observaciones y por generalizaciones inductivas a partir de aquéllas. Esto no significa caer en el apriorismo ni idealismo. Tampoco supone sostener el subjetivismo en ninguna de sus variantes, en tanto se considera el conocimiento como un fenómeno social y, por consiguiente, intersubjetivo.

La posición enunciada conduce a establecer distinciones importantes entre datos, observables y hechos. Los observables son datos de la experiencia (elementos de información) ya interpretados. Los hechos son relaciones entre observables. De ahí resulta que cuando un investigador registra hechos, no es ni puede ser un observador neutro. Sus registros tendrán dos componentes: serán representativos de una "realidad objetiva", pero corresponderá a sus propios esquemas interpretativos. Este último componente habrá funcionado en tres momentos distintos: a) en la búsqueda y selección de los datos; b) en la interpretación de esos datos, es decir, en aquellos que registre como observables; c) en las relaciones que establezca entre dichos observables, para señalarlos como hechos.

La afirmación según la cual no hay observables puros puede reformularse en los siguientes términos: cuando un investigador se aboca al estudio de un problema, no parte de cero sino que pone en juego un conjunto de teorías o teorizaciones, que constituyen un corpus de conocimiento a partir del cual abordará dicho problema. La identificación y la selección de datos, que proveerá el soporte empírico de su estudio, estarán determinadas por dos elementos: a) cómo define los objetivos de su investigación orientados fundamentalmente por el tipo de preguntas a las cuales intenta responder el investigador; b) cómo delimita el campo empírico, es decir, aquellos datos de la experiencia que serán privilegiados o puestos prominentemente de relieve por la investigación, en virtud de su relación con el paradigma que sustenta el investigador.

Rolando García denomina marco epistémico al corpus de conocimiento y dominio empírico a la identificación y selección de datos. Las definiciones que adoptan en el marco epistémico y el dominio empírico se adoptan, explícita o implícitamente, en el punto de partida de la investigación y determinan en buena medida su derrotero.

Esta lógica epistémica ayuda a la identificación del papel que desempeñan las teorías con relación a los observables y los hechos. Su función consiste en tornar inteligibles los hechos, organizarlos, jerarquizarlos y explicarlos. Todo ello implica necesariamente establecer relaciones causales entre ellos. Las relaciones causales aparecen, desde esta perspectiva, como una atribución a la realidad empírica, de relaciones expresadas desde el punto de vista de necesidad lógica y de coherencia en el seno de la teoría.

2. La falsa neutralidad de las técnicas

Bourdieu y otros (1990) han fundamentado que las técnicas de acopio de información no son neutrales. Cada técnica tiene implícita una concepción de la realidad. Durante la construcción de las técnicas es preciso evitar el etnocentrismo metodológico, lingüístico y ético, que podría llevarnos a introducir categorías ficticias, dictadas por nuestra propia terminología y nuestros propios criterios axiológicos, entonces sólo crearíamos artefactos obscurecedores de la construcción del objeto científico.

La ilusión positivista que las técnicas son neutrales limita la crítica del trabajo sociológico al examen de sus supuestos ideológicos y al de sus valores, apartándose (por efecto de desplazamiento) del examen crítico del conocimiento sociológico.

La entrevista no dirigida rompe la reciprocidad del diálogo e incita a los sujetos a producir un artefacto verbal, esto se agrava si no hay empatía de los mapas cognitivos, por lo demás desigualmente artificial según la distancia entre la relación con el lenguaje favorecido por su clase social y la relación artificial con el lenguaje que se exige de ellos. Las técnicas de encuestas son también técnicas de sociabilidad socialmente calificadas. La observación etnográfica hace notar el carácter ficticio y forzado de la mayor parte de las situaciones sociales creadas por un ejercicio rutinario de la sociología.

Si no hay registro neutral tampoco hay pregunta neutral. El sociólogo que no somete sus propias interrogaciones a cierta dosis de vigilancia epistemológica, no podría hacer un análisis verdaderamente neutral de las respuestas que provoca. Por ejemplo, la concepción del tiempo y espacio varía entre los campesinos y los urbanitas, entre el creyente del mito y el profano, entre el ágrafo y el no-ágrafo. Entonces una interrogación al respecto no puede ser neutral y tener la misma validez para ambas sociedades. Una pregunta que no sea transparente para el que la hace puede oscurecer el objeto que construye.

"Dado que se puede preguntar cualquier cosa a cualquiera y que casi siempre alguien tiene buena voluntad para responder cuando menos algo a cualquier pregunta, aun la más irreal, si quien interroga, carente de una teoría del cuestionario, no se plantea el problema del significado específico de sus preguntas, corre el peligro de encontrar con demasiada facilidad una garantía del realismo de sus preguntas en la realidad de las respuestas" (Bourdieu y otros, 1990: 63). Hay que evitar el etnocentrismo lingüístico y será posible liberarse de las pre-construcciones del lenguaje más que estableciendo la dialéctica que lleva a construcciones adecuadas por la confrontación metódica

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