Prostitución En La Sociedad
camiluchis040530 de Septiembre de 2014
6.230 Palabras (25 Páginas)326 Visitas
LA PROSTITUCIÓN EN LA SOCIEDAD :
LA TEORIA DE LA LIBERACIÓN SEXUAL
La única orientación social que hay que proponer, según Engels, Reich, de Beauvoir, es la liberación de la tención sexual, congénita en la naturaleza humana, aboliendo el matrimonio monogamico y legitimando el amor libre. Reconocida la plena libertad de relaciones sexuales, vendrá a menos la prostitución comercializada. A esta conclusión llegan tanto los sociólogos que hacen depender la prostitución de hecho biopsiquico emo los de la escuela estructuralista alemana.
LA PROSTITUCION COMO PROBLEMA SOCIAL:
La organización social y cultural de la prostitución varia consideradamente de un país a otro, pero como la prostitución es necesaria es legal o esta condenada socialmente, se caracteriza por su clandestinidad. Así pues, la prostituta necesita que le proporcione un nuevo medio ocupacional que le ayude a desarrollar un nuevo concepto de personalidad, para enfrentarse con las complejas tareas que su papel entraña. La mayoría de las prostitutas no dedican toda su vida a esta profesión, su aspecto físico y su salud se estropean, no por el paso del tiempo, si no por el tipo de vida que llevan.
Algunas prostitutas se casan y sustituyen la profesión por una vida familiar relativamente estable mientras que otras pasan a profesiones del sector de servicios o similares.
ORIENTACIONES ETICO-SOCIALES
Analizando el fenómeno de la prostitución bajo diversas aspectos, se recuerdan ahora las soluciones propuestas a nivel de reflexión eficasocial. Se comenzara con una prostitución que contrasta con los valores éticos cristianos, pero que es definida como orientación de la liberación social.
Va en contra de la dignidad humana y es autoestima para las personas que llevan a cabo este trabajo que va en contra de los principios morales.
PROSTITUCIÓN EN LAS SOCIEDADES INSTITUCIONALES
L a seriedad de la legislación no se consiguió erradicar la prostitución ni las enfermedades vinerías y cada vez se hiso mas potente que aquella iba en aumento en especial en las ciudades que contaban con una gran población que había surgido durante la industrialización de occidente en los siglos XVII y XIX.
La mayoría de los problemas europeos empezando por el de Rusia en 1700 decidieron que para erradicar las enfermedades vinerías en lugar de prohibir la prostitución habla de controlarla implantando un sistema de riesgo obligatorio de legalización de prostitutas y de inspección medica .
En muchas de estas actividades la prostituta florecion abiertamente en los barrios chinos . las autoridades que consideraban a estas mujeres como mal necesario les permitan llevar a cabo este actividad siempre y cuando no molestara al a moralidad de las personas que pudieran encontrarse en la zona.
EL INGRESO EN EL MUNDO DE LA PROSTITUCIÓN
La imagen convencional de la primera experiencia en la prostitución ha sido comúnmente la de la inocencia engañada o, a juzgar por las biografías de numerosas prostitutas, una experiencia gravemente traumática. Sin embargo, para la mayor parte de las mujeres que llegan a la prostitución desde una base previa de promiscuidad prematrimonial, la transición no es traumática, y para algunas, incluso, puede constituir el comienzo de un tipo de vida mucho más cómodo y sujeto a menos presiones.
En realidad, incluso en el siglo XIX las condiciones de trabajo de las prostitutas inglesas aparecían ante algunos observadores como menos dañinas físicamente que el trabajo en las fábricas o el agotamiento producido por los continuos embarazos. Los efectos dañinos de la prostitución son mucho menos obvios: dependen de la penetración cada vez más profunda en el mundo de la prostitución, unida a la disminución de als relaciones e trauma específico producido por al entrada en el mundo de la prostitución, este aparece más a menudo en las mujeres, sobre todo en las mujeres de clase media, que no han experimentado un condicionamiento previo a través de contactos sexuales múltiples con una diversidad de hombres.
Con el declinar del burdel, o casa de prostitución, la experiencia del aprendizaje de la prostitución depende actualmente de las relaciones bilaterales entre la aprendiza y una prostituta con mayor experiencia o un hombre que hace las veces de protector. La experiencia del aprendizaje entraña más cosas que la mera cuestión de acostumbrarse al intercambio del dinero por el coito, aunque este es el dilema central, esencial, de la prostituta. Supone también los métodos de aproximación a los hombres, la fijación del precio y su cobro, el manejo de la relación sexual y la despedida del cliente. Cada una de estas tareas requiere hacer explícito aquello que estaba implícito en todos los contactos sexuales anteriores, ya que, por numerosos que hayan sido, siempre existió la posibilidad de considerarlos como parte de una estructura de relaciones sexuales de tipo convencional.
Una vez que se ha hecho explícita la aceptación del dinero, es obvio que la mujer ha abandonado la excusa misma de una posible relación emocional con el hombre. La situación ya no es la del noviazgo o el encuentro ocasional, sino que está limitada al cambio específico de la relación sexual por dinero. Esto significa que incluso si la prostituta no ha rechazado anteriormente a nadie, su ausencia actual de discriminación se convierte en algo público. Durante este periodo de aprendizaje deberá asimilar una jerga especializada en relación no solo con el comportamiento sexual, sino también con los nombres que dará a quienes le rodean: clientes, alcahuetes, policías y las otras prostitutas. La jerga está cargada de valores y obliga por sí misma a la neófita a hacer suyos ciertos patrones de acción y de pensamiento.
La más compleja de estas tareas, no obstante, consiste en aprender a hablar acerca de actos y preferencias sexuales que, aunque hayan surgido anteriormente, se han llevado a cabo en un contexto no verbal, sino basado en gestos, y en aprender luego a enlazar este nuevo lenguaje con la fijación del precio del acto concreto que se le pide. El problema es que mientras la relación entre el dinero y la sexualidad es lo que hace posible el acto, la parte económica del acto no debe intervenir en la naturaleza de la parte sexual.
La estructura de la conversación, una vez aprendida, se hace muy ritualizada y predecible, aunque varía según el nivel social de unos y otros clientes y según las distintas situaciones de la prostitución, aunque varía según el nivel social de unos y otros clientes y según las distintas situaciones de prostitución. Así, para el cliente de clase baja, la cuestión del dinero es muy importante, la gama de actos sexuales es poco variada y el contenido de la charla sexual es reducido. Por el contrario, en los contactos con hombres de la clase media, el precio queda fijado y ya no se vuelve a hablar de él (aunque el hombre pueda obtener una satisfacción psíquica como resultado del pago), los gustos sexuales pueden ser amplios y tiende a establecerse un tipo de conversación que trasciende el carácter inmediatamente sexual de la relación. La capacidad para resolver todos estos problemas constituye una habilidad poco común, lo cual puede muy bien explicar los problemas de variabilidad con que se enfrentan las prostitutas que ingresan en la profesión a diversos niveles.
La entrada en la “vida” exige, pues, asimilar una nueva concepción de la propia persona, una nueva forma de relacionarse con el hombre y una nueva manera de hablar acerca de sí misma, así como aprender a enfrentarse con un mundo poblado de personas muy peculiares. Al mismo tiempo, hay una disminución de la frecuencia de la interacción con seres convencionales (excepto aquellos hombres que asumen el nuevo papel de clientes) y, subsiguientemente, una capacidad cada vez menor de retornar al mundo tradicional. La vida de la prostitución, al igual que sucede con otros tipos de desviación, compromete a una persona desde los niveles más profundos de la experiencia humana, y a lo largo de este proceso crea entre las prostitutas semejanzas mucho mayores de las que cabría esperar partiendo de un tipo determinado de características etiológicas.
LA ACTITUD DE LA SOCIEDAD CIVIL.
Cara a la represión de prostitutas, cabría objetar -y así se hace desde diversos ambientes- que la pasión natural del hombre, su desarrollo sexual “normal”, exige “desahogos” ocasionales. Para estos tales, la prostituta sería un fenómeno inevitable. Sin embargo, en las grandes ciudades, el desarrollo sexual se caracteriza por una hiperactividad prematura -fruto de la permisividad- que constituye una excitación puramente ficticia del instinto. El instinto desempeña en la prostituta un papel mucho menos importante de lo que se afirma, y gran parte de lo que se ha considerado como “fisiológico” es, sin duda, un mal social, atajable. Muchas de las prostitutas han llegado a ese modo de vida por una serie de circunstancias ambientales; de ahí que la prostituta pueda ser combatida eficazmente por medio de una política social que modifique aquellos factores ocasionantes (vivienda, educación, igualdad de salarios respecto al hombre, cualificación profesional, etc.) y que proteja a las jóvenes contra las solicitaciones de personas u organizaciones proxenetistas.
Pero lo importante es eliminar las causas morales; algunas tienen su raíz en aquella pretendida dualidad de las diferentes morales en materia sexual exigidas al hombre y a la mujer; es un objetivo a largo plazo que deberían proponerse los diferentes movimientos feministas. La solución no será, en ningún caso, rebajar el nivel de exigencia moral en las mujeres
...