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Sexualidad

immr11 de Enero de 2014

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INTRODUCCIÓN

La sexualidad nace con el ser humano y le acompaña durante toda su vida. Empieza con el comportamiento natural e instintivo del bebé que se toca los genitales y continúa con el exploratorio juego de médicos y enfermeras de los niños.

Pero es en la pubertad cuando se despierta activamente la sexualidad para recorrer un camino de aprendizaje y experimentación llamado adolescencia, que desembocará en la madurez sexual.

Los cambios en el cuerpo van acompañados de sensaciones a veces sorprendentes. Poco a poco, los niños irán acostumbrándose a su cuerpo de adulto. Un plano de silencio en la comunicación, por falta de conocimientos en los mismos adultos También aprenderán que hay todo un mundo exterior por descubrir. Todas estas transformaciones físicas pueden influir poderosamente en la mente de los púberes, sino lo sabrán todas las agencias de publicidad. Los cambios rápidos y prematuros quizá desconcertarán a algunos. Por otro lado, el retraso o desarrollo lento, pueden llevarles a experimentar algunos sentimientos de menoscabo, de ser diferente.

Hablar de sexualidad con los hijos siempre es complicado. La mayoría de los padres no sabe cómo acercarse a los jóvenes para conversar de este tema. Y del mismo modo, rara vez los adolescentes toman la iniciativa para charlar con sus progenitores sobre sus dudas y opiniones acerca de estos tópicos.

En este trabajo tocaremos puntos de gran importancia que aclararán muchas dudas de los jóvenes y que les orientará para tener una vida sexual responsable.

DESPERTAR A LA PUBERTAD

Entre los 11 y los 13 años los niños dejan de serlo, muy a su pesar en algunas ocasiones. Va quedando atrás una etapa de ingenuidad e inocencia que no puede alargarse más porque las transformaciones corporales plantean nuevas sensaciones, no siempre agradables.

Los chicos y las chicas se buscan y se evitan mutuamente, como en un juego de seducciones y rechazos recíprocos que trae más angustias que alegrías. Ambos son cada vez más conscientes de la metamorfosis que padecen.

A esta edad, la sexualidad dormida, como la de la Bella durmiente, se agita en sueños, fantasías y emociones intensas, hay que salir del limbo de la época de latencia para seguir el camino del crecimiento hacia la vida adulta.

Los Cambios Puberales

La pérdida del cuerpo infantil coexiste con un «renacer» Esto implica la necesaria transformación del chico y la chica en personas que no son ni niños ni adultos, y que establecen otro código de relación con su entorno habitual. Hay fundamentalmente tres procesos simultáneos en esta época: la pérdida de la niñez, con el "duelo" consiguiente; el logro de otra fisonomía y finalmente nuevas capacidades intelectuales, que despierta alternativamente sentimientos de alegría y angustia, y el descubrimiento de sensaciones desconocidas, que generan incertidumbre y desasosiego

El muchacho de esta edad percibe sensaciones genitales intensas; ya conoce la tensión que le causan las erecciones, pero a esto se añaden las primeras poluciones con expulsión de líquido seminal. El cambio de la voz y la aparición de vello en la cara, pubis, axilas, y la vellosidad generalizada por el resto de su cuerpo, le suelen despertar sensaciones de extrañeza y rechazo. Las conversaciones con su padre pueden ayudarle a afrontar con menos angustia este proceso de transformación.

Ambos, chico y chica, "mueren” a la infancia para "renacer” como adultos. Su cuerpo crece, se estira y se ensancha, sus órganos genitales se desarrollan por completo, aparecen las primeras reglas en la chica, las primeras poluciones nocturnas en el chico, se transforma su apariencia física piel y pelo graso y acné, aparecen los rasgos sexuales secundarios vello en axilas y pubis.

La pubertad se inicia en los chicos habitualmente entre los doce y trece años, aunque también puede ser normal que se adelante a los nueve y se retrase hasta los quince años. Según se desprende del informe médicos, el 90% de los muchachos presentan su primera manifestación viril entre los once y los quince años. Hay que puntualizar que estos límites están condicionados por diversos factores, como la raza al lugar de pertenencia, el clima, la alimentación o la herencia. La historia de la humanidad nos lleva cada vez a inicios más precoces de la pubertad.

Las chicas suelen iniciar la pubertad un año antes que los chicos, es decir, a los diez u once años de edad. Las más precoces pueden presentar los primeros signos a los ocho o nueve años y en otros casos no aparecer hasta los diecisiete años. Tanto si comienza prematuramente o se retrasa, esta fase de crecimiento suele durar de cuatro a seis años.

¿QUÉ ME ESTÁ PASANDO?: Las Primeras Sensaciones En Chicos Y Chicas

• En ellos:

Cuerpo y mente están estrechamente relacionados y esto es algo que saben muy bien los que están en esta época de tránsito .Los muchachos experimentan transformaciones físicas que van acompañadas inevitablemente de ciertas sacudidas psíquicas. A esta edad, los chicos pueden estar biológicamente preparados para mantener relaciones sexuales e incluso llegar a ser padres, puesto que son capaces de eyacular, pero sienten que su mente, su edad real, sus expectativas, sus estudios, su grado de madurez, todavía no ha alcanzado la madurez necesaria.

Para despejar las incógnitas que se abren a su paso, los niños recurren a la camaradería masculina, en cuya compañía se mueven como "pez en el agua" para superar la timidez que sienten ante el otro sexo. El aumento del impulso sexual les lleva a interesarse por las chicas, están muy pendientes de ellas, aunque quieran aparentar lo contrario o incluso se burlen de alguno porque le gusta una chica. Por mucho que quieran disimularlo, es una etapa donde aparecen los primeros enamoramientos.

• En Ellas:

En esta etapa de su vida, las niñas están muy pendientes de su desarrollo físico. Se encuentran inmersas en un proceso de cambio en el que perciben que ya no son niñas pero tampoco tienen los pechos de una mujer adulta ni el pubis cubierto de vello.

Las chicas son más moderadas que los chicos, pero igual que ellos experimentan fuertes sentimientos sexuales. Ante la presencia masculina, aparecen los primeros síntomas de coquetería. Quizá, de un modo inconsciente, se mueven de otra forma, se acarician el pelo constantemente, se sientan con delicadeza, lanzan miradas pícaras. Quieren gustar a los chicos, pero a la vez sienten miedo de las consecuencias que una relación con ellos les pueda acarrear

En la pubertad, tanto los chicos como las chicas comienzan a percibir de forma natural ciertas sensaciones excitantes y placenteras que no conocían hasta entonces. En ese momento, la calidad de la información será determinante para asumir las reacciones fisiológicas de una forma sana.

UNA CONVERSACIÓN INDISPENSABLE: Sexualidad en el Adolescente.

¿A qué edad los jóvenes están empezando su actividad sexual? ¿Se conocen lo suficiente a sí mismos? ¿Están conscientes de las consecuencias que implica esta iniciación? ¿Se lo cuentan a sus padres? ¿Cómo reaccionan ellos? Sin duda, se trata de temas importantes, que no pueden estar ausentes en las conversaciones del núcleo familiar; en especial, cuando los hijos son adolescentes.

Hablar de sexualidad con los hijos siempre es complicado. La mayoría de los padres no sabe cómo acercarse a los jóvenes para conversar de este tema. Y del mismo modo, rara vez los adolescentes toman la iniciativa para charlar con sus progenitores sobre sus dudas y opiniones acerca de estos tópicos.

Adultos deben iniciar el dialogo

Sin embargo, es indispensable que padres e hijos mantengan una comunicación fluida con respecto a la sexualidad. Al ser los adultos los encargados de velar por su familia, ellos deberían iniciar las conversaciones, no sólo con el fin de acercarse y conocer más a sus niños, sino también con el objetivo de educarlos y guiarlos en lo que al desarrollo sexual se refiere.

El problema es que, pese a que estamos en pleno siglo XXI, muchos papás y mamás actúan como si el tema no existiera y ni siquiera se dan por enterados de que sus hijos adolescentes mantienen relaciones íntimas con sus parejas, o bien, quieren empezar a hacerlo. De hecho, muy pocos adultos conocen los resultados de una encuesta realizada en el 2000 por el Instituto Nacional de la Juventud, la cual indicó que el 60% de las mujeres chilenas, así como el 65% de los varones, está empezando su vida sexual entre los 15 y los 18 años.

Los padres suelen tener la sensación de que sus hijos siguen siendo pequeños a los 15 años. Y si bien es verdad que aún no están emocionalmente maduros, también es cierto que los adolescentes ya no se sienten -ni quieren ser tratados-como niños y desean empezar a vivir nuevas experiencias, incluso en el plano amoroso y afectivo. Por lo mismo, es bueno conversar abiertamente el tema.

Lo más aconsejable es conversar el tema con tranquilidad y sin recriminaciones ni amenazas. Que ante todo, impere el cariño y la comprensión, en vez de la desesperación. Así, sin convertir la charla en motivo de conflicto familiar, hablarles sobre la importancia de cuidarse, con todo lo que la palabra implica: desde la protección emocional -que involucra no resultar dañada (o)-, hasta otro tipo de consecuencias, como un posible embarazo no deseado o el riesgo de adquirir enfermedades de transmisión sexual. En gran parte de los casos, los jóvenes no se detienen a pensar en que algo

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