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Sexualidad


Enviado por   •  8 de Enero de 2014  •  2.112 Palabras (9 Páginas)  •  222 Visitas

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“HOMBRE Y MUJER, EL MISTERIO DE LA SEXUALIDAD”

“Llamamos perversa a una práctica sexual

cuando se ha renunciado a la meta de la reproducción

y se persigue la ganancia del placer

como meta autónoma”.

Sigmund Freud

Nuestro mundo se ha visto invadido de un creciente interés por encontrar la forma más fácil de lograr el concepto de la sexualidad del hombre y la mujer, por tal razón surge siempre el misterio o la incógnita en torno al tema de la sexualidad humana como un tabú.

Este concepto no es más que un componente esencial de la personalidad, y de un modo propio de manifestarse, comunicarse, además de poder sentir, y de expresar más que nada el amor humano.

La sexualidad no es sólo un conjunto de estructuras materiales como lo es persona, cuerpo y alma, también debe existir una relación entre sexo y persona, ya que la sexualidad es el elemento fundamental de la propia identidad como individuo de la especie humana.

Dicha identidad debe estar determinada por un conjunto de componentes biológicos, psicológicos y espirituales. A causa de esta unidad, la sexualidad se vuelve una realidad que interesa a todo el hombre en la profundidad de su ser, allí es donde se encuentra el Yo como núcleo personal.

Ya que el hombre es un ser compuesto de cuerpo y alma, que constituye la naturaleza humana a su vez esta naturaleza actúa como capacidades y facultades que disponen al hombre a actuar considerado como libido.

Algunas facultades del cuerpo, son los sentidos, pasiones, instintos, afectos y sentimientos; estos pueden ser espirituales y a su vez dirigidas directamente por el alma, como la inteligencia y la voluntad.

Pero estas facultades, tanto corporales como espirituales, son las que nos distinguen de los “brutos”, es decir, de los animales irracionales y clasifican al hombre como “Rey de la Creación”.

Fue Dios que con su poder hizo al hombre desde el principio con capacidad reproductora. No sólo lo creó, sino que los hizo diferenciándolos en dos sexos y mandó que esa diferenciación fuera como la base de un equipo encargado de multiplicar la vida: Creó Dios al hombre a imagen suya; los creó hombre y mujer, debe descartarse por necesidad toda idea de un misterio cuando la sexualidad no es más que el mismo sentido de nobleza y sencillez hecha por Dios.

Esto nos convence de la necesidad y obligación de nuestra parte de cultivar en forma organizada y consciente nuestras facultades, lo que constituye la educación tanto de nuestra personalidad como de la sexualidad.

El hombre y la mujer deben tener siempre un plan de vida, esto con la finalidad de poder alcanzar la meta de tener un cuerpo saludable, bien desarrollado. De modo especial debe cuidarse nuestro cuerpo en todos los aspectos y sobre todo estar informado de lo que ocurre con nuestra sexualidad ya que Dios nos creo y puso en el mundo cosas de la naturaleza para que todos hiciéramos uso de ellas.

Todo lo anterior son cosas, aparentemente, sin importancia, pero sin embargo, la falta de satisfacción a alguna de ellas puede influenciar de forma determinante en el desarrollo de la sexualidad de la persona.

Al mismo tiempo se debe tener la inteligencia necesaria y la educación que nos permita conocer más nuestro cuerpo y a vencer los obstáculos que le impiden actuar. Esos obstáculos son frecuentemente las dificultades que nos presenta la vida.

La sexualidad es considerada como el modo de ser constitutivo de lo humano; y no como algo temporal de determinadas funciones, sino un modo permanente de un ser que se conforma, por tanto, es necesariamente diferenciar al hombre de la mujer , ya que ambos trabajan con su sexualidad de manera distinta.

La personas somos seres esencialmente interpersonales y sociables por lo que el hombre no vive de manera aislada sino que lleva con él su género, el hecho de ser hombre o mujer no debe ser un motivo de distanciamientos, contrario a eso debe ser un motivo de acercamiento y acoplamiento.

En cuanto a la diferencia entre hombre y mujer, el hombre no es plenamente hombre sin la presencia de la mujer, ni ésta es totalmente humana sin el complemento del hombre. Hombre y mujer son proyectados como seres correspondientes el uno al otro.

No puede comprenderse verdaderamente en su totalidad, sin tener en cuenta que es aquello que los hace ser diferentes, la esencia de la sexualidad humana está precisamente en esa relación de la atracción de una pareja. No hay sexualidad cerrada en sí misma, porque la sexualidad es siempre algo distinto de sí, es nuestro ser que nos caracteriza y nos hace de tal forma ser personas autenticas.

La importancia de que la sexualidad humana se oriente conforme a criterios morales es con la finalidad de que no sólo se designe una dimensión esencial del hombre que a su vez por lo mismo se vea afectado a su comportamiento ético, sino que, en ella se exprese más plenamente la relación hombre-mujer.

Si la sexualidad es la fuente de la vida humana, parece necesario que su uso esté normado por reglas de conducta que respeten esa función tan importante la cual es la de engendrar la vida de otros hombres.

Por tanto cuando se descuida la dimensión ética de la vida sexual, la experiencia comprueba que se cae inevitablemente en aspectos secundarios ya que la sexualidad se va olvidando del verdadero valor que tiene y se ocupa de llenar huecos morales en la personalidad del ser humano, o la deformación racional y no moral de géneros.

En nuestro tiempo, se habla mucho del sexo como una realidad que hay que tener en cuenta, esto en verdad es un gran progreso pero hay que saber que lo más importante es tener ideas muy claras porque de no tenerlas surgen especialmente grandes peligros e inconvenientes y falta de tolerancia o respeto que conlleva a la violencia.

Cuando se habla de “educación sexual”, con frecuencia esta expresión no es exacta. Se entiende muchas veces como una simple información acerca del sexo y de las relaciones que tienen en él su origen. Pero esta educación significa y abarca mucho más: debe establecer el origen, valor y trascendencia de la función sexual, dentro del ámbito de la vida humana complementado por la educación de los padres, la sociedad hacia el infante y por el resto de su vida cerrando ciclos o etapas fundamentadas por la psicología, antropología y en ocasiones la religión.

Se manifiesta en todo hombre o mujer progresivamente, conforme

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