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Vida у Obra de Manuel Mujica Lainez

lucasmalleaTutorial9 de Mayo de 2015

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Vida

Y

Obra

de Manuel Mujica Lainez

Presentación:

Manuel Mujica Lainez (1910 - 1984), importante escritor argentino de numerosas obras literarias, fue una persona de grandes aspiraciones y tuvo la esperanza que sus textos sean difundidos por el mundo.

La Fundación “Manuel Mujica Lainez - Ana de Alvear de Mujica Lainez” es la institución encargada de proteger y dar a conocer, entre otras cosas, el invalorable patrimonio cultural que dejara el autor, destacándose los manuscritos completos de su obra.

En septiembre del año 2001, la Fundación estableció que debido a la delicada condición física que presentaban los mencionados Manuscritos, único documento histórico - patrimonio cultural, era necesario garantizar su preservación.

La Fundación:

La Fundación “Manuel Mujica Lainez - Ana de Alvear de Mujica Lainez” surge a partir de la donación de la Señora Doña Ana de Alvear de Mujica Lainez, quien dispuso la propiedad "El Paraíso" -residencia del escritor en sus últimos años-, para tal fin.

Ana vivió diez años posteriores al fallecimiento de Manuel (21-04-84), siempre morando en El Paraíso, sólo que, habiéndose mudado a una de las casas anexas. Desde allí inició el emprendimiento de organizar la fundación.

El objetivo era preservar intacto todo su contenido, tal como estuvo en vida de su propietario.

La fundación se propone entonces:

· Divulgar la obra literaria de Manuel Mujica Lainez

· Recuperar y estimular el hábito de la lectura

· Fomentar investigaciones sobre temas literarios

· Difundir el arte y la cultura en todas sus manifestaciones

En la actualidad se desarrollan distintos tipos de actividades culturales a través de la Fundación, como por ejemplo:

· concursos literarios

· exposiciones de pintura

· ciclos de conferencias

· actuaciones musicales

La casa es un "archivo viviente” donde consultan estudiosos de la obra y público en general. También se coordinan acciones conjuntas de interés cultural con otros Museos tales como Museo Larreta y Museo Fernández Blanco, entre otros.

Sede Operativa y Centro de Referencia

Nicolás Rodríguez Peña 1417

Bº Alta Córdoba

5000 Córdoba

Argentina

Teléfono / Fax

54 - 351 - 4731893

Sede Social

El Paraíso - Cruz Chica

5178 - Capilla del Monte

Córdoba - Argentina

E-mail: info@mujicalainez.org.ar

Web: http://www.mujicalainez.org.ar/

Biografía

Nació el 11 de septiembre de 1910. Descendiente de Juan de Garay, fundador de Buenos Aires, su familia por ambos lados se halla afincada en América desde el tiempo de los virreyes. Su tatarabuelo materno es nada menos que Florencio Varela, político, abogado, publicista y jefe civil de la oposición a Rosas en el exilio. Fray Julián Perdriel, su tío tatarabuelo paterno, es el autor del célebre elogio fúnebre de la Beata Sor María de Paz y Figueroa. Juan Cruz Varela, poeta, periodista y autor de tragedias, era su tío tatarabuelo. Miguel Cané (padre), periodista, novelista y crítico, era su tío bisabuelo, y Miguel Cané hijo, el autor de Juvenilia, era primo hermano de su abuelo.

Su padre, Manuel Mujica Farías, abogado y Ministro de Gobierno de la Provincia de Bs. As., procedía de un ilustre linaje; eran terratenientes, poseían campos y saladeros.

Por parte de su madre, Lucía Láinez Varela, la familia era más ciudadana; había gentes de letras, coleccionistas, estaban en alguna medida vinculados con el arte. De ella, de Lucía, heredó el bagaje cultural.

Ambas familias perdieron todo, todo; salvo el ingenio, y él justamente escribió sobre lo que se fue. Manucho (así se le apodaba) posee la sensibilidad de un niño precoz que vivió entre mayores, aprendió mucho de ellos y, una vez desasido de la mano protectora y falible, los contempla y hace actuar.

Su hermano, el primogénito que llevaba su mismo nombre, murió al año y medio, de manera que cuando ocurre su nacimiento sus cuatro tías, hermanas solteronas de la madre, se dedican a malcriarlo. A los cinco años, andando en un triciclo en la terraza de la casa, cae en un tacho de agua hirviendo, razón por la cual debe pasar un año en cama rodeado de sus tías que le contaban cuentos, de los tradicionales y de los otros, los de la familia; esto lo nutrirá como escritor más adelante.

Su abuela hablaba inglés y francés perfectamente, cosa poco usual en una mujer de esa época. Manucho cuenta que era divina, y que yacía dentro de una cama , desde alli le contaba fabulosos cuentos.

Su madre escribía teatro en francés y español, y alguna vez recibió el elogio del premio Nobel Jacinto Benavente. Manucho escuchaba atentamente mientras su madre recitaba, influenciado por ella su primera obra literaria fue escrita a los seis años en forma de verso.

Su padre era un clubman que se había casado a los treinta y seis años; mantenía sus roperos en el club, donde se vestía. Cuando Manucho cumple trece años se trasladan a Francia por dos motivos: por un lado, era necesario para la cultura, y por el otro, era más barato vivir en París que en Buenos Aires. Junto a su hermano van pupilos a l´Ecole Descartes, donde estudia los clásicos franceses y la historia europea. Todo lo importante que sabía, junto con el griego y el latín, se lo debía a esa época. La enseñanza, la que contará en adelante para su futuro de escritor, así como el amor que le despiertan Balzac y Hugo, se la deberá a M. Bernard, de quien hereda la costumbre de las imprescindibles anotaciones en cuadernos y libretas.

Luego se trasladan a Londres durante un año, esta vez a casa de un tutor, Mr. Light, donde aprende el perfecto manejo de la lengua inglesa.

Al cumplir 17 años el padre convoca a ambos hijos para darles a elegir la posibilidad de quedarse en Europa o volver a la Argentina. Manucho, quien ya sabía que iba a ser escritor, declara que él escribe muy bien en francés y que tendría muchas más posibilidades quedándose a vivir alli. Su hermano opta por volver. Y vuelven. De regreso, termina el bachillerato en 1928 y comienza la carrera de abogacía, que abandonaría en 1932. Simultáneamente, gracias a su amigo Mitre inicia su carrera periodística en el diario La Nación a los 21 años, haciendo notas de sociedad.

Así comienza su vida periodística, más los viajes que se transformarían en una constante en su vida. Viaja en Zeppelín desde Río de Janeiro a Europa. Estamos en 1935. Luego en submarino al sur de la Argentina. Ya en avión, es enviado como corresponsal a Oriente por seis meses y recorre China cuando Pekín estaba en manos de los japoneses; de allí vuelve con 17 cajones llenos de objetos increíbles. Como por ejemplo, una enorme estela funeraria de la Manchuria del siglo XIX con una maldición al dorso para quien profanara esa tumba, maldición que no le llega pues él la encuentra abandonada en un jardín. Se trata de un Buda sentado sobre un pajarraco alrededor de Badisatvos (que vienen a ser los ángeles en el budismo).

Desde pequeño, en París, a orillas del Sena, cuando compra un pequeño plato de faïence, comienza a coleccionar y amar a los objetos. Él mismo dice: “desde niño creo en los objetos más que en los seres humanos. Los humanos pueden traicionarte. Los objetos no. He pasado la vida coleccionando objetos”. Por eso es que en su obra posterior el amor humano está reemplazado por el amor hacia los objetos, los libros, hacia las invisibles presencias revividas en el recuerdo o que se agitan en torno a los personajes, les son adictas y no reclaman compensación.

Y estas colecciones impresionantes se encuentran reunidas en El paraíso, su casa en las sierras de Córdoba, en Cruz Chica, donde se instala junto a su mujer Ana de Alvear, su madre y sus cuatro tías en 1969, huyendo un poco, quizás, de tanta fama y frivolidad porteña. El Paraíso era entonces una heredad de 7 hectáreas, con siete casas y siete chimeneas.

Hay un gran salón con ochenta y tantos retratos. El general Alvear, Dorrego y Teresa de Avila . Hay ídolos incaicos y estatuas precolombinas de sus viajes a Perú y Ecuador. Florencio Varela se encuentra sobre una chimenea del gran salón. Hay 20.000 volúmenes y manuscritos que atestiguan más de 150 años de tradición literaria en la familia. Hay un manuscrito de la traducción al francés del Amadís de Gaula que data de 1540. La colección de retratos en miniatura es única en el país y casi la más importante. También hay una estatua de “Aquiles en el país de las mujeres” que su suegro, Alvear, trajo de París en 1916.

Además de ser uno de los mejores escritores de la Argentina, Manucho ejerció el periodismo, la crítica literaria y artística. Fue traductor de Shakerpeare, de Moliere y de Racine, entre varios clásicos franceses. Perteneció a la Academia Argentina de Letras y a la de Bellas Artes. Recibió el Premio Municipal de Literatura y la Faja de Honor de la SADE, donde ocupó la vicepresidencia. En 1982 recibió la Legión de Honor del gobierno de Francia, y ya había recibido la de “Comendatore” de Italia, por Bomarzo.

Murió el 21

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